“ENTRE GAUCHOS Y SAMURAIS, UNA AMISTAD DE CABALLEROS”

HISTORIA-HISPANIDAD Jueves 1 de Marzo de 2018

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Puerto de Génova actual

El Imperio japonés y la nación argentina, están en sus antípodas en el globo terráqueo; tal vez por ello, como bisagras de oriente y occidente, estaban llamadas a una perdurable amistad.

Autor: Patricio Lons

Por Patricio R. Lons

Transcurría el 7 de enero de 1904, cuando en el puerto de Génova, el gobierno argentino entregó a las autoridades japonesas, los acorazados Moreno y Rivadavia, que el gobierno del presidente Julio Argentino Roca acababa de adquirir en Italia, para que sirvieran a la floreciente potencia asiática en la guerra que ésta se aprestaba a tener, contra la Rusia de los zares. Guerra que terminó con la victoria japonesa e inició el lento declive ruso que terminó con la toma del Palacio de Invierno en San Petersburgo y la revolución comunista.

Nuestras relaciones diplomáticas se inician el 18 de enero de 1901, siendo canciller argentino el dr. Luis María Drago, brillante diplomático que dictó cátedra en el continente al imponerse su doctrina en defensa de Hispanoamérica.  Esta doctrina establecía que ningún Estado extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana con la finalidad de cobrar una deuda financiera.

En 1902, Japón nombró un representante en Buenos Aires y en 1903 la Argentina abrió un consulado en Tokio.

Para concretar la entrega de aquellos poderosos buques de guerra, fue necesario que nuestro marinos, ya entrenados para operarlos, los condujeran hasta puertos en el oriente y formaran a las tripulaciones japonesas que debían sustituirlos. El capitán argentino Manuel Domecq García (nacido en Paraguay), fue testigo de las dos batallas navales más importantes del conflicto ruso-japonés. Años después, llegó a almirante y fue el padre del arma submarina argentina.

La amistad entre ambas marinas de guerra, se vio reflejada recientemente ante la tragedia del submarino A.R.A SAN JUAN.  Con 44 velas arrojadas al mar, los cadetes de la escuela de la Armada Imperial de Nagasaki recordaron a los tripulantes del submarino argentino desaparecido ARA San Juan.

“Valientes tripulantes del ARA San Juan”, fue la inscripción que llevaban las linternas que fueron posadas en el Mar de Japón en el atardecer del 20 de diciembre de 2017.

En 1908 llega el primer grupo de inmigrantes japoneses, que le dieron un nuevo aporte cultural a nuestra sociedad. Nos incorporaron el cuidado artesanal de la floricultura, las tintorerías y desarrollaron una nueva afición en nuestro país, el gusto argentino por las artes marciales. Incluso fue aquí que el maestro Hitoshi Nishizaka, sensei de judo inventó la jerarquía de aprendices por medio de cinturones de colores e introdujo el judo en la formación de la Policía Federal Argentina. Su sistema de jerarquización por colores fue incorporado inmediatamente en Europa y luego en el resto del mundo.

Ciudades como Escobar y José C. Paz en el conurbano bonaerense, muestran la influencia de la laboriosidad japonesa en el cultivo de flores.

Salvo el período de 1944 a 1952, en que a causa de la Segunda Guerra mundial fueron interrumpidas, nuestras relaciones diplomáticas siempre fueron amables y cordiales. Nuestro intercambio cultural siempre ha sido fructífero.

¿Qué fue lo que los japoneses adoptaron de nosotros y lo hicieron propio? El tango, por supuesto. La inolvidable Ranko Fujisawa, fallecida hace poco tiempo, se destacó en la década de 1950 como vocalista de Aníbal Troilo. En los campeonatos mundiales de tango, nuestros más arduos rivales y muchas veces vencedores, son las parejas japonesas de baile que unen pasión argentina y disciplina japonesa. ¡Una suma de valores casi imbatible! Por eso, si Argentina produce gran calidad de artistas marciales, es esperable que Japón tenga bailarines de tango excepcionales.

Quiero dejar para el final lo que me llevó a elegir este título.  Durante la guerra del Atlántico Sur de 1982 por la soberanía argentina en las Islas Malvinas, participaron por lo menos dos hijos de japoneses, uno como piloto de Pucará y otro como oficial del ejército argentino. Ambos, haciendo honor a su estirpe japonesa y a su amor argentino, se destacaron en combate.

La relación entre el Japón y el mundo hispánico viene de muy antiguo. El primer intercambio diplomático entre España y Japón fue por el siglo XVI, y las delegaciones de embajadas debían pasar por territorio americano para llegar a destino. La evangelización del Japón se inició con sacerdotes españoles. Por eso tal vez es que encontramos cierto parecido en valores morales entre el código Bushido de los samuráis y el sentido del honor de los Tercios españoles. De estos últimos, nuestros gauchos federales heredaron el valor de la palabra dada, el coraje para defender nuestra tierra y el sentido de familia y tradición, la unión del ser y la tierra que habita.

Quiera Dios que el siglo XXI, nos encuentre a argentinos y japoneses, unidos por un mundo mejor, defendiendo los valores heredados que fortalecen nuestras identidades.

Autor: Patricio Lons

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