HACIA UNA SOCIEDAD ADOLESCENTE - LA "CORRECCIÓN POLÍTICA"

NOTA DE OPINIÓN Lunes 17 de Abril de 2017

0_unc-pabellonargentina.jpg
Pabellón Argentina - UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA

Bajo el título de “¿Y si Clint Eastwood tuviera razón? Hacia una sociedad adolescente”; los periodistas españoles, nos acercan una seria reflexión acerca del estado del pensamiento cultural actual, a partir de la observación del comportamiento en las universidades. Transcribimos un estracto.

Fuente: VOZPÓPULI - Javier Banegas y Juan Blanco

...

El irresistible avance de la corrección política es una señal muy potente que nos advierte de la infantilización de la sociedad occidental, reflejada con pavorosa nitidez en su universidad, de donde precisamente proviene. Tanto despropósito llevó a Richard Dawkins, profesor de biología evolutiva de la Universidad de Cardiff a advertir a sus estudiantes, con indisimulada indignación: "La universidad no puede ser un 'espacio seguro'. El que lo busque, que se vaya a casa, abrace a su osito de peluche y se ponga el chupete hasta que se encuentre listo para volver. Los estudiantes que se ofenden por escuchar opiniones contraria a las suyas, quizá no estén preparados para venir a la universidad".

La corrección política es producto de ese pensamiento infantil que cree que el monstruo desaparecerá con solo cerrar los ojos. Pero la maduración personal consiste justo en lo contrario, en descubrir que el mundo no es siempre bello ni bueno, en la toma de conciencia de que el mal existe, en llegar a aceptar y encajar la contrariedad, el sufrimiento. Y, por supuesto, en aprender a rebatir los criterios opuestos. En su esfuerzo por hacer sentir a todos los estudiantes cómodos y seguros, a salvo de cualquier potencial shock, las universidades están sacrificando la credibilidad y el rigor del discurso intelectual, remplazando la lógica por la emoción y la razón por la ignorancia. En definitiva, están impidiendo que sus alumnos maduren.

La trampa del “espacio seguro”

Cuando se designa unos espacios universitarios como seguros, implícitamente se está marcando otros como inseguros y, por lo tanto, tarde o temprano habrá que “asegurarlos”, hasta que cualquier opinión desconcertante quede prohibida en todo el campus. Y, si esto es válido para la universidad, ¿por qué no trasladarlo a la sociedad en su conjunto? Así, la represión se extiende como mancha de aceite, prohibiendo palabras, términos, actitudes, estableciendo una siniestra policía del pensamiento.

En la práctica, es la autoridad quien acaba dictaminando lo que es políticamente correcto y lo que no. Y lo hace, naturalmente, a favor del 'establishment' y de los grupos de presión mejor organizados

Desde el punto de vista conceptual, la corrección política es incongruente, cae por su propio peso. Dado que no todo el mundo opina igual ni posee la misma sensibilidad, no es posible separar con rigor lo que es ofensivo de lo que no lo es, establecer una frontera objetiva entre lo políticamente correcto y lo incorrecto. Hay personas que no se ofenden nunca; otras, sin embargo, tienen la sensibilidad a flor de piel. La ofensa no está en el emisor sino en el receptor, Así, en la práctica, es la autoridad quien acaba dictaminando lo que es políticamente correcto y lo que no. Y lo hace, naturalmente, a favor del establishment y de los grupos de presión mejor organizados.

La corrección política es una forma de censura, un intento de suprimir cualquier oposición al sistema. Y es además ineficaz para afrontar las cuestiones que pretende resolver: la injusticia, la discriminación, la maldad. No es más que un recurso típico de mentes superficiales que, ante la dificultad de abordar los problemas, la fatiga que implica transformar el mundo, optan por cambiar simplemente las palabras, por sustituir el cambio real por el lingüístico. 

Lo expresó de forma certera el defensor de los derechos civiles W. E. B. Du Bois en 1928. Tras ser recriminado por un joven exaltado por usar la palabra "negro", Du Bois respondió: "Es un error juvenil confundir los nombres con las cosas. Las palabras son sólo signos convencionales para identificar objetos o hechos: son estos últimos los que cuentan. Hay personas que nos desprecian por ser negros; pero no van a despreciarnos menos por hacernos llamar 'hombres de color' o 'afroamericanos'. No es el nombre... es el hecho". En efecto, ni la discriminación, ni el racismo, ni cualquier otro problema, se resuelven por cambiar los nombres. Como mucho, se logra tranquilizar la mala conciencia de algunos.    

Y el resultado es... Donald Trump

Hay mucha gente en el mundo, demasiada en España, que, al parecer, carece de la madurez emocional o de la capacidad intelectual para escuchar una opinión política que se aparte de sus convicciones sin considerarla un insulto personal. Al poner los sentimientos por encima de los hechos, de las razones, cualquier opinión válida puede ser desactivada tachándola de racista, sexista, discriminatoria. Puede que a estas personas la corrección política les haga sentirse más cómodos, pero a costa de instaurar la cultura del miedo en los demás. Clint Eastwood declaró: "Secretamente, todo el mundo se está hartando de la corrección política, del peloteo. Estamos en una generación de blandengues; todos se la cogen con papel de fumar". Aun así no era plenamente consciente del peligro que se avecinaba: tarde o temprano el virulento efecto péndulo invierte las magnitudes, la gente acaba hastiada de tanta censura, y como reacción... vota a Donald Trump.

Renunciar al libre discurso, al libre pensamiento, para evitar herir la sensibilidad de algunos es peor que estúpido: es peligroso porque pone en cuestión los principios de la democracia. Debemos ser respetuosos con todo el mundo, por supuesto. Pero también expresar con libertad nuestras ideas y argumentos. Si alguien se molesta, se rasga las vestiduras, es muy probable que esté mostrando su talante inmaduro, su carácter infantil e intolerante. Lo advirtió George Orwell en su novela 1984: "La libertad es el derecho de decir a la gente aquello que no quiere oír".

Javier Benegas y Juan M. Blanco

La nota completa en: http://www.vozpopuli.com/opinion/Clint-Eastwood-razon-sociedad-adolescente-correcion-politica_0_973103229.html

Fuente: VOZPÓPULI - Javier Banegas y Juan Blanco

Dejá tu comentario