Famoso psiquiatra explica consecuencias de la pornografía en relaciones de pareja
El famoso psiquiatra español Enrique Rojas publicó un artículo en el diario ABC en el que explica la enorme tasa de adicción a la pornografía que sufre la sociedad actual y las graves consecuencias que tiene en la concepción del amor, el matrimonio y la vida.
Fuente: ACIPRENSA
Según precisa en dicho artículo, “más del 80 por ciento de los jóvenes del mundo civilizado ven pornografía casi a diario”. “Los jóvenes que vienen a nuestra consulta me comentan esto como de pasada y otros vienen a consultarnos por este asunto, que no pueden decírselo a nadie, porque el tema descalifica, es inconfesable”, precisa.
El reputado psiquiatra relató el caso de un paciente de unos 20 años adicto a la pornografía desde hace tres años. “Es a diario, y los fines de semana paso muchas horas con esto… al principio pensé que era una cosa normal, casi todos mis amigos ven pornografía, pero un rato a la semana, lo mío es terrible… yo estoy mal, ayúdeme, haga lo que sea para sacarme de aquí”, precisó el joven paciente en la consulta del psiquiatra.
El médico psiquiatra recordó que “la pornografía fue aprobada en 1973 en Estados Unidos. Desde esa fecha su expansión como negocio ha sido exponencial. Hoy es una lacra terrible que tiene una enorme influencia no solo en los jóvenes, sino también en los adultos”.
Además explicó que la pornografía como “presentación de imágenes sexuales directas, explícitas, que invitan al consumo de sexo” es un “deseo sexual sin amor” y lo compara como “un zoco, un mercado persa donde uno elige lo que quiere”.
“Dicen los que saben que en torno al 50% de internet es pornografía. Una oferta sin límites. Las revistas tradicionalmente eróticas o claramente pornográficas han caído en sus ventas, porque conseguir hoy sexo por otros medios es muy fácil. Muchos jóvenes lo llevan en una aplicación en su móvil”, afirma.
Ante esta lacra el psiquiatra explica que la pornografía es nociva porque “degrada al ser humano, lo rebaja, lo convierte en alguien que solo ve en la mujer la posibilidad de tener algún tipo de contacto sexual, desdibujándose otras muchas posibilidades en la relación hombre-mujer”.
Además “es una mentira sobre el sexo” porque ofrece “una imagen de la sexualidad utópica, irreal, delirante, absurda… y que se convierte en una obsesión de distintos grados, según el nivel de consumo que esa persona tenga”.
En el artículo Rojas analiza el consumo de pornografía entre los jóvenes y explica que “es natural que a un adolescente que está descubriendo su sexualidad le interesen todos estos temas. Y que sepa encajarlos en su persona”.
Sin embargo alerta de manera clara que “hoy, para muchos, la educación sexual la hace la pornografía”.
“Pornografía y masturbación forman un binomio. Es el sexo con uno mismo viendo escenas de este tipo o tirando del archivo de imágenes que se almacenan en la memoria. Se busca sexo rápido, inmediato, sobre la marcha… que a la larga incapacita para tener una relación de pareja sana, positiva, madura”, advierte.
Aunque no es frecuente reconocer que se ve pornografía, los jóvenes sí lo reconocen entre ellos y “lo comentan con cierta naturalidad”, algo que conduce a “un sexo desvinculado, de usar y tirar, relaciones íntimas con alguien que pasa cerca y poco más. Placer sin alegría. Gozo sin felicidad. La esclavitud parece libertad. Es un espejismo”.
En ese sentido Rojas concluye que tras numerosas investigaciones recientes “la adicción a la pornografía es más grave que la de la cocaína, pues afecta a circuitos cerebrales concretos, en donde una sustancia llamada dopamina asoma, y, después de un tiempo sin ver ese tipo de imágenes, uno se ve empujado a buscarlas, es como un imán que arrastra en esa dirección”.
Algo que afecta a “millones de adolescentes atrapados en esto, desde los 12-14 años sin que sus padres se enteren, lo que cambia su visión de la mujer, de la sexualidad y del amor”.
El psiquiatra también analiza la adicción a la pornografía desde la perspectiva del adulto y asegura que “sorprende bastante saber que muchas personas entre cuarenta y sesenta años la ven con bastante frecuencia” y aunque “quizá no lleguen a la adicción en sentido estricto, sino que algunas veces a la semana o en horas muertas, la buscan, pasan unas horas entretenidos con este material”.
“El problema es que este tipo de personas, cuando tienen relaciones íntimas con su pareja, le piden 'cosas especiales' que han visto escenificadas y la sexualidad deja de ser un acto que empieza por la ternura, por la delicadeza, por una afectividad suave y que termina en el acto sexual… y todo es rápido, brusco, sin liturgia y con peticiones muchas veces degradantes… y la mujer no siente placer y por tanto se retrae de tenerlas y se produce un mecanismo de feed-back, que puede llevar a que esa pareja entre en una cierta crisis conyugal. Una mujer por ese camino termina siendo frígida, porque el hombre no sabe hacer las cosas bien”, afirma el psiquiatra.
Por eso califica “la adicción a la pornografía con más o menos intensidad y frecuencia” de “epidemia mundial” y apunta que en las últimas semanas se han descubierto en algunos países de la Unión Europea “una red de pornografía infantil y otra homosexual, de enormes proporciones”.
“La pornografía arruina vidas, matrimonios, familias, gente atrapada en estas redes de este drama oculto y enmascarado”, subraya y recomienda dos libros recientes que “nos abren los ojos” y que son “Pornografía: comprender y afrontar el problema”, de Peter Kemponis y “La pornografía online” de Óscar Tokumura.
Rojas denuncia también en su artículo que de esta epidemia no se habla en ningún sitio ya que hay un “gran negocio” detrás en el que están “millones de niños, adolescentes y también adultos, enganchados”, que hace que les cambie “la óptica sobre la mujer, el amor, las relaciones íntimas y el verdadero sentido de una sexualidad sana” y que al final “destruye a la persona y la convierte en esclava”.
“La sexualidad es un lenguaje del amor comprometido. Es una gran sinfonía en donde se hospedan lo físico, lo psicológico, lo espiritual y lo biográfico. Todo junto, sumado y a la vez”, explica y recuerda que a través de la pornografía “el sexo pasa de ser una relación cuerpo a cuerpo, de usar y tirar, epidérmico y superficial, a una relación de persona a persona, un encuentro profundo y solemne repleto de significado”.
Por eso anima a “integrar la sexualidad en el proyecto común de la pareja. Y hacerlo con armonía” ya que “las relaciones íntimas desempeñan un papel muy importante en la vida conyugal” porque son ”la entrega total”, mientras que “la pornografía juega un papel importante en el 70% de los divorcios y muchos de los integrantes de las manadas de jóvenes con abusos sexuales, llevan años viendo pornografía y muchos de ellos son verdaderos adictos”.
Fuente: ACIPRENSA