ACTUALIDAD Viernes 28 de Octubre de 2022

El Papa advierte sobre la pornografía digital a Curas y Monjas.

43_pornograf-a-digital.jpg VINCENZO PINTO/AFP/East News

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«El diablo entra por ahí»

La advertencia del Pontífice que ha causado clamor en los medios de comunicación

El papa Francisco habló sin tapujos con un grupo de sacerdotes que estudian en Roma sobre los peligros de la pornografía, entre otras tentaciones; riesgos y oportunidades en su vocación y servicio a la Iglesia (24.10.2022). La transcripción del diálogo espontáneo – sin hojas en la mano – del Papa ha sido publicada el 26 de octubre por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

En el diálogo advierte del clericalismo, el ridículo que hacen los curas trepadores, les pide aprender a ser tiernos y misericordiosos, sin embargo lo más llamativo también para varios medios de comunicación es su advertencia sobre la «pornografía que hoy está a la orden del día» y es una tentación tanto para sacerdotes como para las religiosas por igual. Y -agregó el Papa- la tentación de la pornografía digital «debilita el almaEl diablo entra por ahí: debilita el corazón sacerdotal».

De hecho, si recibes nuestra Carta de Roma por e-mail, en la edición del miércoles publicamos el tema: El Papa advierte a los seminaristas y sacerdotes contra la pornografía.

A continuación proponemos el corte específico sobre la respuesta del Papa (diez preguntas que fueron filtradas de más de 100 enviadas): 

Pregunta: Santo Padre, la generación actual de sacerdotes y seminaristas está inmersa en el mundo digital y de las redes sociales. ¿Cómo podemos aprender a utilizar estas herramientas como oportunidades para compartir la alegría de ser cristianos, sin olvidar nuestra identidad o ser demasiado expuestos y arrogantes? Gracias.

Papa Francisco: «Creo que estas cosas deben usarse, porque es un avance de la ciencia, hacen un servicio para poder avanzar en la vida. No los uso porque llegué tarde, ¿sabes? Cuando fui ordenado obispo, hace 30 años, me dieron uno, un móvil que era como un zapato, así de grande. Dije: «No, no puedo usar esto». 

Y finalmente dije: «Voy a hacer una llamada». Llamé a mi hermana, la saludé y lo devolví. «Regálame otra cosa». No pude usarlo. Porque mi psicología estaba apagada o porque era perezoso, no lo sé. Lo único que logré usar fue una Olivetti con memoria, de una sola línea, que compré cuando estuve en Alemania en un Angebot, 59 marcos, nada. Y esa me ayudó, y se quedó en Buenos Aires, la he usado hasta ahora. No es mi mundo.

Pero hay que usarlo, sólo hay que usarlo para eso, como ayuda para salir adelante, para comunicarse: eso está bien. Pero no puedo dejar de hablar aquí de los peligros, de los peligros de ver el telediario aquí, allá y acullá todo el día; o de ver ese programa que me interesa o ese otro, porque lo tienes todo al alcance de la mano… O de poner esa música que me interesa y que no me deja trabajar… Hay que saber utilizarlo bien.

La pornografía digital

Y en esto también hay otra cosa, que ustedes conocen bien: la pornografía digital. Lo diré en voz alta. No voy a decir: «Levanten la mano si han tenido al menos una experiencia de esto», no voy a decir eso. Pero cada uno de ustedes piense si ha experimentado o ha tenido la tentación de la pornografía digital. Es un vicio que tiene mucha gente, muchos laicos, y también sacerdotes y monjas. El diablo entra por ahí. Y no me refiero sólo a la pornografía criminal, como la infantil, donde se ven casos de abusos en directo: eso ya es degeneración. Sino de pornografía algo «normal».

Queridos hermanos, tengan cuidado con esto. El corazón puro, el que recibe a Jesús cada día, no puede recibir esta información pornográfica que hoy está a la orden del día. Y si puedes borrar esto de tu móvil, bórralo, así no tendrás la tentación en la mano. Y si no puedes borrarlo, defiéndete bien para no meterte en esto. Te digo que debilita el alma. Debilita el alma. El diablo entra por ahí: debilita el corazón sacerdotal.

Disculpen que entre en estos detalles sobre la pornografía, pero hay una realidad: una realidad que afecta a sacerdotes, seminaristas, monjas, almas consagradas. ¿Lo entienden? Muy bien. Esto es importante».

Autor: ALETEIA

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