ACTUALIDAD Sábado 16 de Julio de 2022

¿Se puede “pactar” con el crimen organizado?

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Si yo mato al cura puedo matar a cualquiera...

¿Es una buena opción llevar a cabo un “pacto” con los líderes de los grupos de narcotraficantes para lograr la paz? Hablamos con un sacerdote que conoce de primera mano extorsiones, secuestros y violencia en México

La estrategia de “abrazos no balazos”, establecida y defendida a capa y espada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, “no frena la violencia pero sí alienta la impunidad”. Lo dijo en una entrevista reciente el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega al periódico Milenio.

La entrevista tuvo resonancia en todos los rincones de la vida política en México. En ella, el prelado zacatecano considera “necesario” tender puentes de comunicación con los líderes del crimen organizado para dar pie a un “pacto social” que pueda reducir la ola de homicidios en México:

“Yo he estado hablando de la necesidad de un pacto social. No es un pacto simplemente con las personas que están haciendo el mal, sino un pacto de toda la sociedad e incluso que los malhechores pudieran entrar de alguna manera”.

Acciones de emergencia

La situación de la diócesis de Zacatecas –uno de los lugares donde se enfrentan los cárteles de la droga de Sinaloa y de Jalisco—ha motivado que el obispo Noriega instruya a sus sacerdotes a “no retar” a los criminales.

También trasladó a sacerdotes de parroquias situadas en comunidades conflictivas a las cabeceras municipales.

Si en la diócesis de Zacatecas (como en la de Matamoros, Apatzingán o Chilpancingo-Chilapa, por nombrar solamente algunas) la situación puede ameritar una serie de acciones de emergencia, como las que ha ordenado el obispo Noriega, ¿es posible llevar a cabo un “pacto” con los líderes de los grupos de narcotraficantes y lograr la paz?
Para indagar esa posibilidad (o no) Aleteia ha entrevistado a quien más conoce en México de crímenes, hostigamiento, extorsión, secuestros y las condiciones precarias con las que ejercen su ministerio los sacerdotes y religiosos en el país: el sacerdote paulino Omar Sotelo Aguilar, presidente del Centro Católico Multimedial (CCM).

Si yo mato al cura puedo matar a cualquiera

En el conocimiento acumulado al frente del CCM, ¿la situación de hostigamiento que actualmente sufre la Iglesia en México es más grave que nunca? Hay incluso voces que hablan de una situación similar a la de 1926, antes del inicio de la Guerra Cristera…

El hostigamiento que viven los sacerdotes y la Iglesia católica en la actualidad es algo muy distinto, desde luego, a lo que se vivía en 1926, sobre todo porque no es una persecución como tal: es un ataque que va más allá de una acción política.

El ataque va a deshacer algo muy importante porque el sacerdocio en México es un estabilizador social. La parroquia es un estabilizador social.

El sacerdote no solo brinda un servicio espiritual. También da a la comunidad esperanzaayuda a migrantes, a indígenas, en educación, en medicina…

Incluso, la Iglesia llega a lugares donde las instancias políticas no llegan.

Esto puede ser una situación que “compite” con el crimen organizado: le quita muchos elementos e impide que hagan “su trabajo”.

Cuando eliminan a un sacerdote, no solo eliminan a una personas sino que violentan a toda una institución y dejan en la orfandad a toda una comunidad.

Entonces, se desestabiliza esa comunidad y ellos se enquistan.

Primero, estableciendo la “cultura del silencio”. Acallan a la comunidad. El mensaje es claro: “Si puedo matar a un cura, puedo matar a quien sea”.

Y la “cultura del temor”: Nadie se puede mover porque lo acaban, lo exterminan.

Hay así un caldo de cultivo para la narcocultura, para la narcoeconomía y, desde luego, para la narcopolítica.

En este último sentido, podemos decir que sí es más grave esta situación de hostigamiento a la Iglesia, porque va directamente a extinguir al sacerdocio, porque el sacerdote impide su acción. Por eso se le ataca y se le quiere eliminar.

 

 

Fuente: ALETEIA

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