Aborto y el truco de la salud pública
Cientos de expositores presentaron sus argumentos, el tema fue debatido en el Congreso de la Nación, los legisladores se expresaron democráticamente y el proyecto del aborto fue rechazado. Pero nuestro país, amante del tango y del fútbol hace firuletes y gambetas para volver siempre al mismo lugar, aunque también como buenos truqueros mentimos y nos mentimos. Ahora la tragedia del aborto reaparece bajo el rótulo de "problema de Salud Pública".
Acostumbrados a "intercambiar figuritas" y cambiar sus discursos según las encuestas o la presión de "influencers" que viralizan falsas noticias; una vez más la clase política en medio de una pandemia aprueba un protocolo que promueve la extinción de la vida humana. Estuvimos en aislamiento social obligatorio durante más de 120 días para preservar la vida y en pocas horas un grupo de legisladores de la Ciudad de Buenos Aires en "silencio" deciden que la vida no vale nada.
En 2018 hubo 2 muertes por tétanos, 156 por hepatitis y 3 por coqueluche ¿y las vacunas? Se notificaron 10.449 casos de tuberculosis y 297 personas fallecieron por esta causa. Se registraron 22.428 casos de sífilis, valor que casi triplica las cifras de años anteriores, como así también se conocieron casos de sífilis congénita, una vergüenza de la Salud Pública. Más dolorosa es la muerte de 13 menores de 4 años por desnutrición. ¿Hay que incorporar al programa remediar el medicamento "comida"?.
Fallecieron 1294 mujeres por cáncer de cuello de útero ¿y el PAP? y 1199 por cáncer de ovario. El Ministerio de Salud considera reducibles ¿evitables? el 55% de las muertes neonatales y el 64% de las muertes postneonatales. Se registraron muertes evitables durante el embarazo por hipertensión arterial, hemorragias posparto, desprendimiento de placenta, sepsis y otras complicaciones del puerperio. ¿No serán estos los temas de Salud Pública? ¿No deberíamos estar debatiendo cómo se organiza, financia y gestiona nuestro sistema de Salud para evitar estas muertes? Un sistema carente de eficiencia, de equidad, sin políticas de recursos humanos, que no garantiza calidad, que tuvimos que emparchar a las apuradas en medio de una pandemia.
Para resolver el problema de los barrios carenciados cambiamos su nombre a barrios populares, para resolver el 50% de pobreza en la población infantil aprobamos el aborto. Nos falta la eutanasia de los ancianos y listo; todos a producir y consumir, el resto que "estorba" se descarta. La sociedad moderna se "construye" sobre la base del consumo ¿Qué más necesitas consumir para ser feliz?
El último boletín epidemiológico notifica 176 casos de sarampión con un fallecido (último caso registrado en 1998). Se confirmaron 56.000 casos de Dengue (7100 en CABA) con tres víctimas fatales. La cobertura de la tercera dosis de Sabin bajó del 97% al 84% y la de la quíntuple del 94% al 86% en los últimos 10 años. Nuestro sistema de salud no cambia con más respiradores, ni importando médicos. Más del 80% de las defunciones maternas no están relacionadas con el aborto criminal sino por fallas del sistema sanitario. El 60% de las mujeres con partos en los hospitales públicos no realiza los controles obstétricos durante el primer cuatrimestre del embarazo. ¿Por qué no resuelven primero estos problemas prioritarios? No veo a los legisladores preocupados por esto.
Una verdad biológica: un unicelular ya es un ser viviente, en el ovocito ya hay vida, nadie lo discute. Una verdad jurídica: para legalizar el aborto hay que modificar la Constitución y la adhesión a tratados internacionales que garantizan la vida y los derechos humanos, en especial de los más débiles como lo es un embrión. El fallo FAL en que se basa la interrupción legal del embarazo (ILE) es una buena "gambeta" para evadir la Constitución y los tratados internacionales. En 2019 amparados en este fallo se realizaron 8388 "interrupciones" legales del embarazo solo en la Ciudad de Buenos Aires. Una verdad política: Argentina es un país extractivo de recursos (agricultura, minería, pesca, ganadería), es necesario que tenga pocos habitantes para que no consuman esos recursos, así que nos imponen controlar la natalidad.
Sigan jugando al truco, que los argentinos podemos haber perdido la salud, pero no el pensamiento crítico. A pesar de que griten truco con un cuatro de copas gran parte de la población bien informada no se asustará ni se va a ir al mazo.
El autor es Rector de la Universidad Católica Argentina