¿LOS MERCADOS?
Bolsa de valores de Buenos Aires
Los mercados están nerviosos... reaccionaron los mercados...
Se habla de los mercados como si fueran entidades etéreas, pseudo dioses dueños absolutos de la verdad y absolutamente desinteresados de sí mismos, sólo preocupados altruistamente por el bienestar de las Naciones. Si los mercados reaccionan mal, es porque estamos errando el camino, si el dólar sube o baja es porque la elección de un candidato ha sido inadecuada...
Y la realidad, aunque es obvio pero a veces pareciera que no tanto, es que los mercados no son entidades en sí mismas sino herramientas manejadas por personas concretas y grupos de personas con intereses absolutamente claros (aunque paradójicamente oscuros), a quienes poco les importa si una corrida cambiaría hace morir de hambre a una o miles de personas, acá o en el África, cuyos créditos tienen en su intención la única finalidad de generales intereses monetarios (generalmente usurarios) a ellos, etc.
Por lo tanto, que "los mercados", o más bien "los mercaderes", reaccionen frente a uno u otro proyecto económico claramente no es inocuo, pero mucho menos desinteresado. Y sus reacciones no necesariamente tienen que ver con el bienestar de los pueblos, más bien al contrario, muchas veces suelen ir en contra de esos pueblos a los que la historia muestra que se han dedicado a expoliar.
Más allá de si lo ocurrido en estos días post elecciones es fruto de lo que genera el candidato electo en la percepción de los mercaderes o si ha sido fruto de una deliberada inacción revanchista de parte del gobierno para castigar la elección, a mi modo de ver lo único que queda claro es que los mercaderes nunca han buscado ni buscarán el bienestar de los pueblos. Las teorías pro mercado, caricaturizadas en personajes como Milei o Espert, y asumidas con temor reverencial por el gobierno actual (muchos de cuyos miembros forman parte de las filas de esos mercaderes), se caen a pedazos en un par de horas en las que los mercaderes quedaron a sus anchas por el corrimiento de la política, haciendo caer bajo la línea de pobreza en esas poquitas horas a millones de argentinos cuyos sueldos se devaluaron un 25% en sólo una corrida cambiaría. Las horas de libre mercado que se vivieron ayer me recordaron mucho a las horas de zozobra que se vivieron durante el motín policial en Córdoba.
Los mercaderes siempre reaccionan cuando hay algo que no les gusta, o cuando ven que en el caos pueden pescar un mango más. Por eso yo prefiero un estado presente que, aunque moleste y haga reaccionar a esos mercados, nos defienda de su voracidad.