DIFUSIÓN Lunes 10 de Octubre de 2022

Testimonios de qué ven los niños enfermos de cáncer antes de morir

43_0000-ni-os-cancer.jpg ALTERNATIVA Agencia Creativa Multimedios & Gentileza Imagen de la portada del libro "El camino de los ángeles"

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Susana Troyo ha podido recopilar testimonios evangelizadores de lo que sucede segundos antes de que muera un niño con cáncer. Ha podido escribir lo que ven y sienten en esos últimos suspiros de vida

Susana Troyo Rodríguez nació en la Ciudad de México y vive actualmente en Mérida, Yucatán. Es licenciada en Educación y estudió tanatología a partir de su trabajo tantos años en el hospital con niños con cáncer.

Ha sido testigo de grandes milagros en medio del sufrimiento de los niños enfermos de cáncer en clínicas públicas en México. También ha sufrido las grandes carencias de medicamentos e insumos que hay en los hospitales públicos para salvar las vidas a estos niños.

Pero lo más increíble ha sido que ha podido ver cómo se van los niños con la ayuda de Dios y la Virgen, quienes toman el sufrimiento de estos niños y se los llevan a descansar.

Ella es autora del libro «El camino de los ángeles» donde relata todas sus experiencias dentro de las clínicas, en el área de oncología infantil y como suceden milagros que ella percibe y que ven los niños antes de morir.

En este libro describe lo que los propios niños empiezan a sentir y ver antes de perder la vida. Muchos de ellos murieron en sus brazos y pudo ver como se apagaba su vida como una vela lentamente y en paz.

«El camino de los ángeles» convirtió al peor recluso en Campeche, lo sensibilizó y lo humanizó. Y les rompió el corazón a los reclusos más violentos al leer estas experiencias de niños enfermos terminales. La historia de los reclusos ya está relatada en otra entrevista aquí en Aleteia y por Verónica de la Paz.

Conociendo el Camino de los Ángeles…

¿Cómo llegó a escribir un libro como “El camino de los ángeles”, tan lleno de testimonios?

El libro en realidad nace hace unos años. Empecé la asociación «Sueños de Ángeles» porque yo decía: «Ya se está cubriendo lo médico y se está cubriendo la educación, pero falta mucho, falta lo espiritual, falta el apoyo familiar y psicológico cuando los niños tienen que superar la pérdida de una pierna, un brazo o los ojitos».

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Voluntarios de «Sueños de ángel» junto con niños enfermos.

Nuevamente inspirada por Diosito, dije: «Hay que hacer una asociación que cubra todas estas necesidades».

El nombre es muy parecido al del libro, “Sueños de Ángeles”, porque estos niños tienen sueños, tienen ilusiones. Nos transmiten tanto amor a la vida. Y para mí los que están vivos y los que ya están en los brazos de la Santísima Virgen, son unos ángeles. 

«Es una oportunidad grandísima estar con ellos. Ellos me acercaron a Dios»

Es una oportunidad grandísima estar con ellos. Ellos me acercaron a Dios. Me enseñaron que hay un lugar maravilloso porque algunos de ellos murieron en mis brazos y me describían a su ángel.

Me decían: «Mira, Susi, aquí está, es un angelito». Una niña, por ejemplo, se llamaba María de los Ángeles. Muere el día de los Ángeles Custodios y ese mismo día nace su hermanita.

La mamá estaba en maternidad, pudo despedirse de ella y me dice: “Ya sé por qué le puse ese nombre: ella misma era un ángel”.

Y así han transcurrido 36 años de vivir escuchando estas historias. Pero fue un amigo, un sacerdote de los padres del Monasterio de Uayamón, que ha cambiado la vida de muchas personas, el que la animó a escribir el libro.

Enferma de cáncer y desahuciada

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Susana Troyo.

Yo llego con ellos porque me había dado cáncer. Ya llevaba muchos años con los niños y ellos me enseñaron a no asustarme, a saber que es un proceso de vida y si me tenía que ir, pues me iba.

Pero sí fui para pedirle al padre que pidiera por mi familia: si por algo yo no estaba, que pidiera por ellos.

En esos momentos me preguntó qué me hacía feliz en la vida y yo le dije: «Padre, me hace muy feliz estar con los niños».

Esa es mi alegría, me han enseñado la belleza de una conchita que está en el mar, de una flor… O sea, los niños me han enseñado a disfrutar las cosas más sencillas.

«Los niños me han enseñado a disfrutar las cosas más sencillas.»

Los descubrimientos de la agenda

Le dije que me daba mucha tristeza tener que tirar las agendas en donde yo había escrito «hoy murió María de los Ángeles» y en la agenda decía «Día de los Ángeles Custodios»; «hoy murió Fátima pidiendo a su mamá que no dejará de visitar a sus compañeritos», y veo en mi agenda que era el día de la Virgen de Fátima.,,

Empecé a descubrir en mis agendas cosas maravillosas que yo creía que eran normales porque los niños solo me contaban a mí esas cosas y yo las apuntaba.

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En actividades con los niños enfermos.

Entonces yo le pregunté al padre: «¿Le puedo contar una de las historias?». Él me dijo que sí y, mientras le contaba, se agarraba el corazón y me decía que le contara otra de las historias.

«No te vas a morir»

Yo contaba porque son historias que no son mías pero te llegan al alma. El padre entonces me dijo: «No te vas a morir». Yo en aquel momento tenía cáncer de colón y médicamente estaba desahuciada. Hace nueve años. Y el padre me dijo: «No, no te puedes ir, tienes que compartir estas historias porque el libro va a llegar a quien tenga que llegar».

«Padre, no me van a creer»

Le respondí: «Padre, nadie me va a creer. No van a creer que el niño vio el cielo”. Aparecieron cosas bellas: la niña vio a la Virgen María y la llamó ‘la Señora Bonita’… Cosas muy bellas que yo no me atrevía a compartir. Las guardé por muchos años para mí.

El ambiente antes de morir

-¿Cómo es el ambiente previo a la muerte? ¿Cómo lo podría describir?

Con María de los Ángeles yo no veía el ángel que ella veía, pero se sentía la presencia de algo muy grande.

Juanito: «Yo ya estuve en el cielo per regresé»

En el caso de un niño, de Fernandito,  me avisa su mamá que le dice la doctora que en cualquier momento se nos va. Fernandito cae en coma y lo llevan al hospital y está ahí dos días. La mamá, que era soltera, estaba muy triste, muy angustiada y me acuerdo que le dije: «Vete a descansar, yo voy a estar junto a él».

Aunque estén en coma, yo les hablo contándoles qué hay ahí, el cielo, un lugar maravilloso.

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Susana lleva muchos años en la atención de niños enfermos de cáncer.

En eso llegó Juanito y me dice: «¿Me puedo despedir de mi amigo?». Le dije: «Claro». Y Juanito le dijo: «No tengas miedo, Fernandito, te están esperando en el cielo. Yo ya estuve, pero regresé porque voy a hacer unas canciones y ya las estoy haciendo y te voy a cantar una”. Se puso a cantar una canción que, de verdad, no puedes pensar que un niño la haya hecho.

Y le dice: «Está divino el cielo, hay fuentes de oro. Cuando yo estuve vi a un señor muy bueno y me dio una pelota dorada, jugué con Elías, ¡está divino el cielo!». Elías era un niño que ya había fallecido.

Juanito vino a dirigir a su amigo para irse. Y en eso yo me pregunto: ¿Por qué no se va Fernandito? Entonces me acerco a la mamá y le digo: «¿Qué te dijo Fernandito? ¿Qué fue lo último que te dijo?». Me dijo: «Mamita, no te puedo dejar solita».

Entonces me acerqué y le hice una promesa que he tratado de cumplir, le dije: «Fernandito, mamá no va a estar sola, yo voy a estar pendiente de ella, te lo prometo». Y me acuerdo que le dije a la mamá: «Vámonos a la casa a buscar la ropa que más le gusta».

En el camino le dije: «No te sorprendas si cuando llegamos ya se fue. Ya le dije que yo voy a estar pendiente de ti».

Agarramos su gorra de hombre araña y su ropa preferida para vestirlo, sonó el teléfono y contestó ella y le dieron la noticia. La presencia de Dios y la fortaleza de estas mamás es muy grande.

El caso de una familia atea

Así vas a encontrar en el libro el caso de una familia atea. Su chiquitina se queda en estado de coma hasta que llega un sacerdote y los convierte porque ella, antes de morir, me dijo que soñó con Jesús y que tenía un vestido blanco que brillaba y que Jesús le dijo que no tuviera miedo porque iba a ir a por ella.

La doctora me decía: «No puede ser que siga en estado de coma, ya duró muchísimo». Hasta que fue un sacerdote y los papás le dijeron que los bautizara, que querían ser católicos porque su hija les había dicho que soñó con Jesús.

«Los papás querían ser católicos porque su hija les había dicho que soñó con Jesús.»

Autor: ALETEIA / Jesús V. Picón

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