EL DÍA DE LA ESCARAPELA
Escarapela nacional
En estos días en que los argentinos vivimos la imposición totalitaria de un gobierno sometido indefectiblemente al “Nuevo Orden Mundial” y que ‘viene por todo’, atacando a la Familia, a la Religión y a la Patria, la escarapela en el pecho más que un símbolo, es un acto de resistencia.
No son casuales todas las afrentas contra la cultura esencial de los argentinos. Por el contrario, responde a un plan perfectamente diseñado para quebrar el espíritu de una Nación, a partir de la destrucción del ser humano en su esencia, robándole toda esperanza de Trascendencia. Estamos inmersos en un combate elemental y de cuyo resultado depende el futuro del mundo. Todo lo bello, bueno y cierto -que viene de lo Alto-, contra todo lo feo, malo y mentiroso -que viene de abajo-.
Porque la pertenencia a la Patria argentina, conlleva una serie de creencias que son la raíz profunda de ese árbol que es un Don precioso dado por Dios, que nos creó únicos, irrepetibles y en un lugar determinado dentro de la geografía y de la Historia.
Atacando la raíz, ese árbol se hace débil y queda a expensas de los vientos y las tempestades; y ello es el fin que se persigue. Pues quien se olvida de su historia, si no conoce sus orígenes o desaprovecha las enseñanzas de sus mayores -los aciertos y desaciertos-, seguramente no tendrá un futuro o, en definitiva, no le interesará el mismo.
Cada uno de nosotros, somos el producto de las generaciones que nos antecedieron y responsables de las que vienen, en una cadena maravillosa sabiamente pensada por quien creó todas las cosas.
Nacen de la Patria, la conciencia de un origen; y en el reconocimiento y aceptación ideales, objetivos y conductas comunes, descubrimos un destino también común. A través de las generaciones, se van construyendo creencias, y su mística.
En concreto, el ‘relato’ oficial, es enemigo esencial de esa Patria. Es enemigo de una concepción del ser humano cuyas raíces son una familia devenida del matrimonio entre un hombre y una mujer, de la defensa de la vida desde el momento de su concepción hasta la muerte natural, de la libertad con responsabilidad, de la educación elegida y controlada por los padres, de la salud caritativa, de la solidaridad y asistencia de los más pobres y desprotegidos, de la propiedad privada en función social… En definitiva, por el Orden Natural establecido por Dios Santo, Fuerte e Inmortal.
Por eso, ante la evidencia que se combate contra una ideología totalmente contrapuesta, ponerse una escarapela en el pecho, es mucho más que una tradición: es un acto de resistencia.