EDITORIAL Lunes 25 de Marzo de 2013

EL GRAN CAMBIO

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Todo el proceso desatado a partir de la sorprendente renuncia de S.S. Benedicto XVI, debe ser analizado desde una perspectiva más amplia y sobrenatural; con lo que comprendemos fácilmente que no ha sido, esta vez, sólo cosa de hombres. Según mi humilde interpretación, esto trasciende el mero plano humano y, ajustándose a la verdad de los hechos de aquello que hemos visto y oído, podemos ver la presencia concreta del Salvador entre nosotros, indicándonos que Dios Padre, finalmente, ha escuchado la súplica de su Pueblo y viene en nuestra ayuda ante tanta tribulación.

Sin perjuicio de saber que, no por esto, haya terminado el gran padecimiento o que no vendrán épocas de persecución y martirio, tengo plena conciencia que el Señor Dios Encarnado, Jesucristo, nos ha hablado a través de verdaderos prodigios. Pero ‘el que no es de Dios, no escucha a Dios’ y será difícil que los necios entiendan.

El Dios de todo lo creado no actúa ‘mágicamente’ y no es un kiosco en el que obtenemos instantáneamente lo que pedimos. Como alguien sabio, infinitamente más sabio que yo, dijo: “Dios actúa mediante procesos”; cuyo tiempo está marcado por el libre albedrío de los seres con alma. Una autolimitación amorosa del Poder inconmensurable de ese Dios que, no sólo creó al Universo, sino que lo contiene. Y si lo contiene, es más grande que el Universo. ¡Y todavía el hombre no ha descubierto sus límites!

Reflexionando sobre todo lo sucedido, resumo algunos hechos prodigiosos:

1.- Renuncia libre de Su Santidad Benedicto XVI. La primera en 600 años, pero a diferencia de aquella, fue que la anterior se suscitó por presiones políticas y ésta fue un acto voluntario, libre, y humilde; con el tiempo suficiente para que viviéramos la Semana Santa con un nuevo Papa.

2.- La Iglesia en oración: Traspuesta la sorpresa, cientos de millones de personas en todo el mundo, comenzó a rezar al Padre que está en los Cielos, pidiendo por un nuevo Papa. Según lo Anunciado, ése es el Poder real de la Iglesia. Sólo basta recordar las vigilias ante el Santísimo organizado por Radio María en varios puntos de la Argentina y, seguramente, de toda América.

3.- La comunicación mundial: Por primera vez en la Historia del Mundo, todos estos acontecimientos maravillosos, fueron propagados a través de EWTN, Radio María y cientos de otros medios católicos, hasta el último rincón de la Tierra.

4.- Muchos pudimos ver a los Cardenales de la Iglesia, príncipes, con poder y riquezas temporales, llenos de canas, bajar su cabeza en la Adoración al Cuerpo Sacramentado y, más allá de las especulaciones, objetivamente los vimos reconocer al Verdadero Jefe de la Iglesia y pedir su asistencia mediante el Espíritu Santo. Eso también es signo visible del Verdadero Poder del Cristo Crucificado y Resucitado.

5.- Ya en el Cónclave, dos días antes de la elección del Papa Francisco, un pobre ‘linyera’ (así le decimos en Argentina a los desposeídos que vagan en las calles), con un inmenso cartel que decía “Francisco I Papa”. ¿Cómo lo sabía? ¿De dónde sacó los elementos para el cartel? Somos aproximadamente 6000 millones de habitantes en el mundo. ¿No es un prodigio que el más pobre entre los pobres supiera el nombre del Papa, 48 horas antes de su nombramiento?

6.- La aparición de un mendigo vestido ‘a la manera de Francisco de Asís” y descalzo, sin ninguna publicidad, rezando ‘como una estatua’ bajo la lluvia y la nieve, también 48 horas antes de la fumata blanca. ¿No habrá sido el propio San Francisco? ¿No es también éste un prodigio? ¿No es también éste un anuncio?

7.- El ‘Habemus Papam’ deparó una inmensa alegría en las miles de personas en la Plaza de San Pedro y en millones de católicos de todo el mundo, que seguían las alternativas de tan maravilloso evento. Hasta allí, la alegría era por que teníamos ya un nuevo Sucesor de Pedro, con independencia del nombre del elegido.

Pero cuando se anunció el nombre del Cardenal electo para el Sagrado Ministerio, inmediatamente supimos que algo muy especial acababa de suceder: primer Papa americano -Gloria a Dios-; primer Papa jesuita -Gloria a Dios- y primer Papa Francisco -Gloria a Dios-. ¿Por qué tantos ‘primeros’?

¿Cómo no advertir la presencia viva del Espíritu Santo en todos estos verdaderos prodigios?

¿Cómo no darse cuenta en los ‘signos’ de los tiempos?

¿Cómo no tener en cuenta que el Señor ha venido en nuestra ayuda, cuando la propia Barca de Pedro se tambaleaba por el avance inconmensurable del maldito enemigo?

Hemos visto el inmenso Poder del Hijo de Dios vivo. ¿Cómo no verlo parado en la barca y poderosamente ordenarle al viento maligno que se aquietara?

Humildemente creo que, habiéndose acordado Nuestro Señor de su atribulado pueblo, se ha hecho presente para otorgarnos la esperanza de un gran cambio en la historia de la Humanidad, agredida por la iniquidad y el mal en forma nunca vista hasta el presente. Y no es que satanás no haya actuado en otras épocas de forma concreta contra la Iglesia y la Humanidad toda, sino que ahora es inéditamente global, con una arremetida feroz tratando de imponer un “Nuevo Orden Mundial” que niega a DIOS o, lo que es peor, intentó vanamente colocar al Hombre en su lugar.

Sin desaparecer, por supuesto, creo que el Sumo Mal y su influjo, va a retroceder. Por que Dios se acordó de su Pueblo y el Espíritu Santo nombró al Sucesor de Pedro, el Papa Francisco, como nuevo piloto en la tormenta. Ya el mundo, con gestos concretos, ha empezado a cambiar.

 

Autor: Luis F. Ferreyra Viramonte

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