EL PAPA NO ES COMUNISTA
Papa Francisco
Hoy, la embestida contra el Papa Francisco, consiste en insistir que es comunista. Esta nueva mentira de la masonería liberal capitalista, parece surtir efecto en cientos de ignorantes que, desesperados por cuanto sus maniobras contra Su Santidad no tienen resultados concretos, van subiendo de tono en sus calumnias, todas sostenidas nada más que en deducciones subjetivas y en convicciones meramente personales. Nunca han entendido la doctrina social de la Iglesia y nunca podrán estar de acuerdo con ella.
Unos, porque no pueden usar su libertad como quieran y machacar a los demás con su codicia desmedida, otros porque se sienten dioses que se enriquecen con la pobreza de los demás y se imponen con métodos violentos. Además, los que creen en una división tajante de ambas ideologías, ignoran que los grandes capitales son los que financian los movimientos de izquierda; y lo vienen haciendo desde la Revolución Rusa. Tendrían que estudiar un poco más.
Hay que recordar con claridad, que tanto el capital liberalismo salvaje como el social comunismo, son ideas y doctrinas rechazadas terminantemente por la Iglesia, en tanto niegan a Dios y atacan la dignidad del hombre. La primera fue condenada por la Encíclica “Libertas Praestísima” (León XIII) y la segunda por la “Quipluribus” (Pío IX)..
No obstante, resulta conveniente reproducir algunos tramos de la Encíclica Fratelli Tutti, de donde surge claramente que decir que el Papa Francisco es comunista, no pasa de ser una grosera calumnia. El lector, sabrá discernir.
Esta vez, arrancó la web Tierra Pura (lefebvrista y, por supuesto, antipapa), quien comienza diciendo que cuando “fue elegido como Papa, ya se hablaba en Argentina de que él era conocido como un comunista.” ¿Quién? ¿Con qué autoridad? Siempre ‘dichos’ y deducciones personales.
Inmediatamente salta a asegurar que “que ahora la Iglesia católica ya es una entidad de las fuerzas izquierdistas y del Nuevo Orden Mundial, y juega un rol para controlar a toda la humanidad.” para hacer una invitación bien masónica: “Para tantos católicos alrededor del mundo que practican su fe, es tiempo de dejar de reverenciar a esa entidad encabezada por un hombre que fue elegido para imponer el comunismo.”
Llamar “entidad” a la Iglesia de Cristo, evidencia con claridad el perfil del autor. ¿Y los católicos tenemos que creerle? ¿Podemos ser tan ingenuos?
Lo dicho: Tienen que demostrar que el Papa ha actuado o dicho algo en franca oposición al Evangelio y a la Tradición. Y conforme veremos, ello no surge de la Encíclica Fratelli Tutti, al menos en estos párrafos que repoducimos. Hemos seleccionado algunas frases que, leídos con un mínimo de cultura política, no pueden haber sido escrito por un comunista (Los resaltados son nuestros). Veamos:
De la Encíclica:
“…11. Pero la historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos. En varios países una idea de la unidad del pueblo y de la nación, penetrada por diversas ideologías, crea nuevas formas de egoísmo y de pérdida del sentido social enmascaradas bajo una supuesta defensa de los intereses nacionales. Lo que nos recuerda que «cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún. Es el camino. El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos»…
El fin de la conciencia histórica
13. Por eso mismo se alienta también una pérdida del sentido de la historia que disgrega todavía más. Se advierte la penetración cultural de una especie de “deconstruccionismo”, donde la libertad humana pretende construirlo todo desde cero. Deja en pie únicamente la necesidad de consumir sin límites y la acentuación de muchas formas de individualismo sin contenidos. En esta línea se situaba un consejo que di a los jóvenes: «Si una persona les hace una propuesta y les dice que ignoren la historia, que no recojan la experiencia de los mayores, que desprecien todo lo pasado y que sólo miren el futuro que ella les ofrece, ¿no es una forma fácil de atraparlos con su propuesta para que solamente hagan lo que ella les dice? Esa persona los necesita vacíos, desarraigados, desconfiados de todo, para que sólo confíen en sus promesas y se sometan a sus planes. Así funcionan las ideologías de distintos colores, que destruyen —o de-construyen— todo lo que sea diferente y de ese modo pueden reinar sin oposiciones. Para esto necesitan jóvenes que desprecien la historia, que rechacen la riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, que ignoren todo lo que los ha precedido»…
Agresividad sin pudor
44. Al mismo tiempo que las personas preservan su aislamiento consumista y cómodo, eligen una vinculación constante y febril. Esto favorece la ebullición de formas insólitas de agresividad, de insultos, maltratos, descalificaciones, latigazos verbales hasta destrozar la figura del otro, en un desenfreno que no podría existir en el contacto cuerpo a cuerpo sin que termináramos destruyéndonos entre todos. La agresividad social encuentra en los dispositivos móviles y ordenadores un espacio de ampliación sin igual.
45. Ello ha permitido que las ideologías pierdan todo pudor. Lo que hasta hace pocos años no podía ser dicho por alguien sin el riesgo de perder el respeto de todo el mundo, hoy puede ser expresado con toda crudeza aun por algunas autoridades políticas y permanecer impune. No cabe ignorar que «en el mundo digital están en juego ingentes intereses económicos, capaces de realizar formas de control tan sutiles como invasivas, creando mecanismos de manipulación de las conciencias y del proceso democrático. El funcionamiento de muchas plataformas a menudo acaba por favorecer el encuentro entre personas que piensan del mismo modo, obstaculizando la confrontación entre las diferencias. Estos circuitos cerrados facilitan la difusión de informaciones y noticias falsas, fomentando prejuicios y odios»
…92. La altura espiritual de una vida humana está marcada por el amor, que es «el criterio para la decisión definitiva sobre la valoración positiva o negativa de una vida humana». Sin embargo, hay creyentes que piensan que su grandeza está en la imposición de sus ideologías al resto, o en la defensa violenta de la verdad, o en grandes demostraciones de fortaleza. Todos los creyentes necesitamos reconocer esto: lo primero es el amor, lo que nunca debe estar en riesgo es el amor, el mayor peligro es no amar (cf. 1 Co 13,1-13).
…165. La verdadera caridad es capaz de incorporar todo esto en su entrega, y si debe expresarse en el encuentro persona a persona, también es capaz de llegar a una hermana o a un hermano lejano e incluso ignorado, a través de los diversos recursos que las instituciones de una sociedad organizada, libre y creativa son capaces de generar. Si vamos al caso, aun el buen samaritano necesitó de la existencia de una posada que le permitiera resolver lo que él solo en ese momento no estaba en condiciones de asegurar. El amor al prójimo es realista y no desperdicia nada que sea necesario para una transformación de la historia que beneficie a los últimos. De otro modo, a veces se tienen ideologías de izquierda o pensamientos sociales, junto con hábitos individualistas y procedimientos ineficaces que sólo llegan a unos pocos. Mientras tanto, la multitud de los abandonados queda a merced de la posible buena voluntad de algunos. Esto hace ver que es necesario fomentar no únicamente una mística de la fraternidad sino al mismo tiempo una organización mundial más eficiente para ayudar a resolver los problemas acuciantes de los abandonados que sufren y mueren en los países pobres. Esto a su vez implica que no hay una sola salida posible, una única metodología aceptable, una receta económica que pueda ser aplicada igualmente por todos, y supone que aun la ciencia más rigurosa pueda proponer caminos diferentes…
Una caridad social y política
176. Para muchos la política hoy es una mala palabra, y no se puede ignorar que detrás de este hecho están a menudo los errores, la corrupción, la ineficiencia de algunos políticos. A esto se añaden las estrategias que buscan debilitarla, reemplazarla por la economía o dominarla con alguna ideología. Pero, ¿puede funcionar el mundo sin política? ¿Puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la paz social sin una buena política?...
247. La Shoah no debe ser olvidada. Es el «símbolo de hasta dónde puede llegar la maldad del hombre cuando, alimentada por falsas ideologías, se olvida de la dignidad fundamental de la persona, que merece respeto absoluto independientemente del pueblo al que pertenezca o la religión que profese». Al recordarla, no puedo menos que repetir esta oración: «Acuérdate de nosotros en tu misericordia. Danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría, de haber despreciado y destruido nuestra carne, esa carne que tú modelaste del barro, que tú vivificaste con tu aliento de vida. ¡Nunca más, Señor, nunca más!»
274. Desde nuestra experiencia de fe y desde la sabiduría que ha ido amasándose a lo largo de los siglos, aprendiendo también de nuestras muchas debilidades y caídas, los creyentes de las distintas religiones sabemos que hacer presente a Dios es un bien para nuestras sociedades. Buscar a Dios con corazón sincero, siempre que no lo empañemos con nuestros intereses ideológicos o instrumentales, nos ayuda a reconocernos compañeros de camino, verdaderamente hermanos. Creemos que «cuando, en nombre de una ideología, se quiere expulsar a Dios de la sociedad, se acaba por adorar ídolos, y enseguida el hombre se pierde, su dignidad es pisoteada, sus derechos violados. Ustedes saben bien a qué atrocidades puede conducir la privación de la libertad de conciencia y de la libertad religiosa, y cómo esa herida deja a la humanidad radicalmente empobrecida, privada de esperanza y de ideales»