TRISTEZA Y PREOCUPACIÓN
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La arquidiócesis de Córdoba prohibió las charlas del padre Javier Olivera Ravassi en la sede de la Parroquia Santa Mónica y San Agustín (Barrio Altos de Vélez Sársfield), programada para el día sábado 9 de setiembre. Esto sucedió por la mañana cuando ya se habían efectuado las invitaciones pertinentes.
Como no podía ser de otra manera, tanto el padre Fernando (párroco), como el padre Javier acataron la orden con santa obediencia.
No obstante el domingo por la mañana, Francisco (el Pancho) después de la misa en la Catedral, habló personalmente con el Obispo para pedir que reviera la decisión, y, para sorpresa de muchos, solo recibió un trato muy despectivo (al principio lo escuchó, pero luego se puso muy agresivo), sino que –según las fuentes- aseguró muchas mentiras con respecto al padre Javier.
Esas mismas fuentes, se mostraron muy desconcertados por la actitud que tuvo Monseñor Rossi, ya que esperaban que, como Pastor de esta porción de la Iglesia, tuviera palabras más comprensibles para con un sacerdote joven que solo tenía la intención de organizar una charla para que otros jóvenes sigan aumentando su fe, conociendo los Temperamentos de los Santos para seguir creciendo en su Santidad.
Obviamente tenemos que rezar mucho por la Iglesia de Córdoba y por los sacerdotes. Ya sabemos que son tiempos muy difíciles.
Nuestra Opinión
Es muy cierto que el suscripto no tiene suficientes conocimientos de doctrina y de religión, como para protestar contra la decisión de un Arzobispo.
Pero también es cierto que extraña que la medida haya sido tomada en contra de una iniciativa de uno de sus párrocos quien, bajo esa misma ignorancia, puedo dar fe que es el padre Fernando es fiel a la Iglesia y trabaja incansablemente por sus parroquianos, con un serie de obras pías y ayudas concretas a los más pobres y necesitados.
Es bueno destacar la obediencia santa de ambos sacerdotes acallados, aunque no podemos dejar de reiterar que estamos de frente a una gran división de la Iglesia, cuyas autoridades se muestran absolutamente cerradas a cualquier idea contraria al progresismo; y sin ninguna prudencia a la hora de actuar en concreto. Nada costaba mantener una charla con el Padre Olivera; como tampoco brindar alguna explicación razonable al Pueblo de Dios, muchos de los cuales esperaban (y quizás necesitaban) escuchar al conferenciante.
Debemos redoblar nuestras oraciones a la Santa Madre de Dios y a su Hijo, el Salvador, para que nos acompañe y ayude en estos tiempos tan complejos y dolorosos. Recemos por Su Eminencia, por el padre Fernando y por el padre Olivera Ravassi.