HISTORIA-HISPANIDAD Lunes 19 de Febrero de 2018

"La mala educación de los ingleses"

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El diario The Times, en su sección de viajes del domingo, publicó un artículo sindicando a los españoles (y por efecto concatenado a todos los pueblos hispánicos del orbe, así que también nos ofende a los hispanoamericanos), como muy maleducados, gritones, desagradecidos, impuntuales y faltos de cortesía. Algo de eso habrá, pero no es lo esencial de nuestra identidad. Entonces me vinieron estas reflexiones a la cabeza para hacerle justicia a mi civilización y a la de ellos, los hijos pérfidos de Albión.

por Patricio Lons

Un pueblo que se destaca justamente por esos defectos de conducta, son los ingleses. Precisamente aquellos que hacen del protocolo, una forma de culto. Ayúdenme a repasar algunos ejemplos. Tienen la mala costumbre de caerse de visita sin ser invitados. Una vez que llegan (siempre arriba de una flota de guerra, de otra manera no pueden y no saben), ensucian las cortinas, mesas y manteles, ¿de qué manera?, con sangre; matan a la mayor cantidad posible de anfitriones, les ocupan la casa, les roban los platos y cubiertos, les someten a sus hijos (si es negocio los venden como esclavos); luego los sustituyen como población y dicen que esa tierra es de ellos y encima de todo, miran con cara de ofendidos si les demuestran lo contrario. Pero mucho antes de eso, se iniciaron como desagradecidos, primero con Roma que les enseñó a rezar y los sacó del salvajismo tribal de los nativos silures y de la reina Boudica y al mismo tiempo con España, que los enalteció con la mano de la muy noble hija de los reyes católicos, doña Catalina de Aragón, casada con el granuja de Enrique VIII cuando Inglaterra era un reino de segunda clase; después...bueno, después con el resto de la humanidad; el 90 % de los países del mundo han sido "visitados" por su flota. Y si no logran conquistarte, se te meten en tu política y en tus finanzas hasta dominarte.

¡Pobrecitos, no se les da la cortesía por naturaleza! Parece que el cristianismo que unificó a Europa, no traspasó su naturaleza salvaje.

También son muy gritones. Sus gritos han sido de varios calibres, ahora son de otro tipo y les gritan a los enemigos que ellos mismos se inventan. Gritan muchas veces, yo diría... "misiles de veces" contra pueblos que no pueden defenderse de ellos. También gritaron y lloraron cuando los galeones españoles y los cazas argentinos les enviaban sus fragatas piratas a pique al fondo del océano, ya sea en el Caribe o en el Atlántico Sur. Perdieron contra nosotros en La Rochelle en el siglo XIV, en la Contraarmada en el siglo XVI, en Cartagena de Indias, en Nicaragua y en Malvinas en el siglo XVIII, en la ciudad de la Santísima Trinidad y puerto de Santa María de los Buenos Aires en 1806 y 1807. Y en 1982 le rompimos media flota en guerra desigual por las Islas Malvinas.

¡Les encanta tener enemigos! Los fabrican de puro gusto, pues cuando la humanidad busca su propio tiempo, ellos se te caen por tu casa de golpe, impuntualmente. No tienen sentido del cronos. ¿Por qué serán así? ¿Tal vez porque nadie les enseñó modales? Pueblo triste, ya no creen en nada. Una pena, pues dieron grandes santos y sus plumas siguen embelleciendo a la literatura universal. El día que recuperen su tradición artúrica y vuelvan a sus raíces comunes con la cristiandad, entenderán cuan equivocados vivieron. Su cisma inició su decadencia espiritual a partir del siglo XVI. De la "old merry England", pasaron a ser un estado saqueador de otras naciones.

Inglaterra necesita volver a su tradición para sobrevivir. Tomemos nota que sus mejores pensadores y artistas son los más cercanos a nosotros, como Chesterton, el cardenal Newman, Tolkien, Clive S. Lewis y el actor Alec Guinness y todo el maravilloso Movimiento de Oxford del siglo XIX que tanto aportó al occidente católico. El volver a ella, a sus auténticas raíces, le permitirá sobrevivir y no desaparecer bajo un ajeno manto islámico. Una Inglaterra restaurada, que se gobierne noblemente y devuelva lo robado, será siempre bienvenida entre nosotros. No estamos condenados al enfrentamiento. Podemos tender puentes de entendimiento.

Respecto a los españoles, esos sí que son unos maleducados terribles, donde pasan te dejan universidades, iglesias, hospitales, monumentos, puentes, acueductos, agricultura intensiva y ganadería, escuelas, monasterios-hospedajes, puertos, caminos, leyes adaptadas a las nuevas tierras y pueblos, una economía organizada, diccionarios de las lenguas ágrafas nativas y hasta un sistema de gobierno. ¡Todo un desparramo de civilización te dejan estos españoles! ¡Qué desubicados! ¡¿Por qué no dejaron a los nativos antropófagos libres de comerse a sus vecinos de otras tribus?!

¡¡Agradezcamos en el Nuevo Mundo, lo terribles que han sido estos españoles!! Porque de haber sido los ingleses quienes hubieran ocupado estas tierras, estaríamos sufriendo la peor de las humillaciones, que como todos sabemos,  es la cocina inglesa, ¡¡¡ajjjjjjj!!!!! Hasta que no se instaló la parisina escuela francesa de gastronomía "Le cordon bleu" en Londres, no pasaban del "porridge", el queso, la cerveza y ojitas de menta para condimentar.

Por eso, como escribió a su padre el teniente Estévez, comando del Ejército Argentino, antes de morir en combate en la guerra del Atlántico Sur de 1982 por la soberanía de las islas Malvinas, me quedo con sus palabras que son toda una sentencia de nuestra identidad: "Papá, gracias por hacerme argentino, católico y de sangre española".

Autor: Patricio Lons

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