El nuevo presidente del Perú le ha declarado la guerra a la Iglesia Católica
Con polémicos nombramientos de ministros a favor de la agenda de la despenalización del aborto, de la ideología de género, y abiertamente contrarios a la enseñanza católica, cabe preguntarse ¿el nuevo presidente del Perú, Francisco Sagasti, le ha declarado la guerra a la Iglesia?
En medio de una profunda crisis social y política tras la vacancia por “incapacidad moral permanente” del expresidente Martín Vizcarra, acusado de corrupción y con impedimento de salida del país, Sagasti asumió la presidencia del Perú en un gobierno transitorio con miras a las elecciones de abril de 2021.
La crisis política incluyó el nombramiento y renuncia, en menos de una semana, de Manuel Merino así como protestas y enfrentamientos de manifestantes con la policía en las calles de diversas ciudades peruanas, que dejaron como saldo la muerte de dos jóvenes.
El nuevo gabinete ministerial de Sagasti es encabezado por Violeta Bermúdez Valdivia, excoordinadora de la ONG Manuela Ramos, que promueve abiertamente la despenalización del aborto en el Perú.
La nueva ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Silvia Loli Espinoza, ha sido consultora del Instituto Peruano de Paternidad Responsable (INPPARES), filial peruana de la multinacional del aborto International Planned Parenthood Federation (IPPF). El brazo estadounidense de IPPF, Planned Parenthood Federation of America (PPFA) ha sido acusado de traficar con órganos y tejidos de bebés abortados en sus instalaciones.
El nuevo ministro de Educación, Ricardo Cuenca Pareja, que según la agencia informativa oficial del Estado peruano ANDINA es “doctor en educación, psicólogo social y especialista en políticas comparadas en educación superior y temas docentes”, se ha expresado explícitamente en contra de la enseñanza de religión católica en las escuelas peruanas.
“Hay valores mucho más importantes que los católicos”
Entrevistado por el portal web La Mula en 2017, el hoy ministro de Educación del Perú dijo que el curso de religión “no aporta” a ningún currículo educativo en el país, “que tiene que ver con crear a ciudadanos con capacidad crítica y reflexiva, que puedan enfrentarse al mundo, impulsar el desarrollo de un país, que traten de fortalecer la democracia".
“Creo que hay valores mucho más importantes que los católicos como para poder lograr eso”, dijo.
“La religión comienza siendo una cosa muy importante para las familias que creen en ello, pero habrán parroquias que puedan hacer catecismo. Aquellos que quieran catequizarse, lo pueden hacer en sus parroquias, pero el Estado no debería hacerlo”, añadió.
En esa ocasión, Cuenca Pareja dijo que el presidente del Perú y el Ministerio de Relaciones Exteriores deberían “sentarse con los representantes del Vaticano para revisar o renovar” el Concordato entre Perú y la Santa Sede, pues “el convenio no debe interferir en los asuntos públicos”.
El Acuerdo entre la Santa Sede y la República del Perú, conocido como “Concordato”, fue firmado por ambas partes en 1980, e incluye el reconocimiento de la “importante función ejercida en la formación histórica, cultural y moral del país” de la Iglesia Católica.
Por esto, indica el convenio, “la misma Iglesia recibe del Estado la colaboración conveniente para la mejor realización de su servicio a la comunidad nacional”.
Opuesto a que los padres tengan injerencia en la educación pública
En una entrevista al diario peruano La República en 2018, actualmente eliminada del sitio web pero que se puede ver aún aquí, Cuenca Pareja explicó por qué se opone a que los padres de familia tengan injerencia directa en la educación de los niños en las escuelas.
“El peligro es que terminan anteponiéndose los intereses particulares frente a los nacionales o públicos”, dijo.
Para el hoy ministro de Educación del Perú, “no se ha visto nunca” que los padres de familia “decidan sobre los instrumentos pedagógicos” aplicados a sus hijos en las escuelas públicas.
“La manera como quieren entrar es a partir de los cursos de religión y el único argumento que tienen es decir: ‘Enseña solo ciencia, que aquellos otros temas los enseño yo en la casa’”, criticó, para más adelante decir que “la educación es un hecho político. No es un hecho pedagógico y nada más”.
En otro artículo publicado en La Mula en 2017, Ricardo Cuenca Pareja negó que exista la “ideología de género”, denunciada repetidamente por el Papa Francisco y que el Vaticano ha considerado un paso atrás para la humanidad.
“La ideología de género no existe”
Según Cuenca Pareja, “la ideología de género no existe. Solo es un mensaje propagandístico de estructuras morales e institucionales fanáticas”.
El nuevo ministro de Educación de Francisco Sagasti escribió en 2017 que “el fanatismo moral desprecia la razón y su papel como agente ordenador (e igualador) de la vida social”, y aseguró que “la batalla contra el fanatismo moral es por eso una batalla política”, en la que “el triunfo será para quien sepa dónde está el objetivo mayor y sepa qué hacer para alcanzarlo”.
El Papa Francisco ha criticado la ideología de género porque “en vez de combatir las interpretaciones negativas de la diferencia sexual, que mortifican su valencia irreductible para la dignidad humana, se quiere cancelar, de hecho, esta diferencia, proponiendo técnicas y prácticas que hacen que sea irrelevante para el desarrollo de la persona y de las relaciones humanas”.
El Santo Padre también ha denunciado que “hoy a los niños –¡a los niños!–, en la escuela se les enseña esto: que el sexo cada uno lo puede elegir. ¿Y por qué enseñan esto? Porque los libros son de las personas e instituciones que te dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Esto es terrible”.
Nuestra Opinión
Swg+un entendemos, este presidente NO HA SIDO ELEGIDO por el voto del pueblo, sino por las logias masónicas del Perú. Crearon el caos necesario, hasta que colocaron el 'hermano' que necesitaban para completar el avance sobre la identidad nacional del Perú.
Si los peruanos no reaccionan ya, mañana será tarde; y deberán soportar más persecusión y la invasión de la ideología de género en su variante más perjudicial.