Informe McCarrick: Declaración del secretario de Estado, cardenal Parolin
McCarric
El cardenal secretario de Estado Pietro Parolin ha emitido una declaración con motivo de la publicación del informe sobre el ex cardenal Theodore Edgar McCarrick, de Estados Unidos, hoy, 10 de noviembre de 2020.
Este informe ha sido realizado por la Secretaría de Estado del Vaticano bajo el pedido del Papa Francisco. Acusado de abusar sexualmente de menores y adultos seminaristas, McCarrick fue expulsado del Colegio Cardenalicio el 18 de julio de 2018 y de la Orden de Obispos, y fue dimitido del estado clerical por el Santo Padre el 15 de febrero de 2019.
En su declaración, el cardenal Parolin manifiesta que se trata de “un texto exhaustivo” que ha requerido “un cuidadoso examen de toda la documentación relevante en los archivos de la Santa Sede, la Nunciatura en Washington y las diócesis de los Estados Unidos involucradas de diversas maneras” y que ha contado con información obtenida “de los coloquios con los testigos y las personas informadas de los hechos” para lograr un panorama “lo más amplio posible”.
El texto, de aproximadamente 500 páginas, ha sido difundido en inglés e italiano, pero aún no está disponible en español.
Testimonios de las víctimas
El purpurado manifiesta aflicción “por las heridas que el caso ha provocado en las víctimas, en sus familias, en la Iglesia en los Estados Unidos, en la Iglesia Universal”, ya que, como hizo el Papa, “yo también he podido examinar los testimonios de las víctimas contenidos en las Actas en las que se basa el Informe y que están depositados en los archivos de la Santa Sede”, una contribución fundamental.
El secretario de Estado recuerda las palabras de Francisco sobre el abuso de menores: “Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas”.
Búsqueda de la verdad
Igualmente, el cardenal Parolin describe que con la elaboración de este informe “hemos ido en búsqueda de la verdad, ofreciendo material útil para responder a las preguntas planteadas por el caso”. Se trata de una investigación que ha exigido dos años de trabajo y, puntualiza, “ahora que el texto se ha hecho público, se entenderá el por qué de este tiempo no breve”.
Además, en sus palabras, invita a “todo el que busque respuestas” a “leer el documento en su totalidad y de no pensar que encontrará la verdad en una parte en vez de otra”, pues “solo a partir de la visión global y del conocimiento, en su totalidad, de lo reconstruido de los procesos de toma de decisiones concernientes al ex cardenal McCarrick, será posible comprender lo que ha sucedido”.
Mayor atención a la protección
El cardenal Pietro Parolin recordó que en los últimos dos años, el Vaticano ha emprendido “pasos significativos para asegurar mayor atención a la protección de los menores e intervenciones más eficaces para evitar que se repitan ciertas decisiones tomadas en el pasado”. De este modo, se ha referido al Motu proprio Vos estis lux mundi, “que prevé la creación de mecanismos estables para recibir los avisos de abusos y establece un procedimiento claro para investigar las denuncias contra los obispos que hayan cometido delitos o hayan protegido a sus responsables”.
Asimismo, alude a los instrumentos nacidos tras el Encuentro de febrero de 2019 sobre la protección de los menores, como “la intervención sobre el secreto pontificio acerca de las denuncias, los procesos y las decisiones relativas a los casos de abuso de menores y personas vulnerables; y en los casos de omisión de denuncia o encubrimiento de los abusadores” o la publicación del Vademécum “sobre los procedimientos para tratar los casos de abuso de menores”, publicado el pasado mes de julio por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Mirada de esperanza
Por último, el representante Vaticano señala que “el dolor va acompañado de una mirada de esperanza”. “Para que estos fenómenos no se repitan, además de normas más eficaces, necesitamos una conversión de los corazones”, añade.
“Necesitamos pastores creíbles anunciadores del Evangelio, y todos debemos ser muy conscientes de que esto sólo es posible con la gracia del Espíritu Santo, confiando en las palabras de Jesús: ‘Sin mí nada podéis hacer’”, concluye.
La investigación encargada a Viganò
El Informe McCarrick publicado en inglés e italiano el martes 10 de noviembre de 2020 por la Santa Sede a petición del Papa Francisco, informa en particular sobre una investigación solicitada por el Vaticano al nuncio apostólico Carlo Maria Viganò sobre los actos de Theodor McCarrick. Una investigación que, según el documento, nunca se ha llevado a cabo, o al menos no se ha informado sobre ella.
Por lo tanto, la Santa Sede publica este Informe, que abarca los años 1930-2017 y trata de “el conocimiento institucional y el proceso de toma de decisiones de la Santa Sede” en relación con el ex cardenal Theodore Edgar McCarrick. Fue redactado por la Secretaría de Estado a petición del Papa Francisco.
Dos veces habla este informe del arzobispo Viganò, y esto es importante ya que el ex nuncio mismo hizo acusaciones contra el Papa Francisco y la Santa Sede.
Recordemos que ya el 7 de octubre de 2018, una carta del cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de Obispos, había desmantelado las acusaciones del ex nuncio en Washington Carlo Maria Viganò.
Dos pasajes del informe sobre el Mons. Viganò
Por su parte, Andrea Tornielli menciona el papel de Mons. Viganò dos veces en el Informe y en su análisis del mismo.
Tornielli es un historiador. Ya se ha ocupado del caso McCarrick en su libro co-escrito con Gianni Valente titulado: El día del juicio. Conflictos, guerras de poder, abusos y escándalos (Michel Lafon).
En primer lugar, aunque los rumores no fueron probados, Tornielli escribe en su artículo sobre el Informe McCarrick: “Del Informe se desprende que durante ese período Viganò, en cuanto delegado de las Representaciones Pontificias, había comunicado a sus superiores de la Secretaría de Estado las informaciones recibidas de la nunciatura, subrayando su gravedad. Pero mientras encendía las alarmas, incluso él comprendía que no estaba frente a acusaciones probadas”.
Contrariamente a lo que dijo el obispo Viganò en sus acusaciones contra la Santa Sede, no hubo “sanciones” contra McCarrick durante el pontificado de Benedicto XVI. Tornielli dijo: “De los documentos y testimonios que ahora se publican en el Informe se desprende claramente que nunca se trató de ‘sanciones’. Se trató más bien de recomendaciones, dadas oralmente en 2006 y por escrito en 2008, sin mencionar explícitamente el imprimatur de la voluntad del Papa. Fueron, pues, recomendaciones que, para ser puestas en práctica, presuponían la buena voluntad del interesado. Se toleró de hecho que el cardenal permaneciese activo y siguiera viajando y que llevase a cabo, aunque sin ningún mandato de la Santa Sede, varias misiones en diversos países, de las que a menudo se extraen informaciones útiles”.
Entonces entra en juego un nuevo elemento: “Ante una nueva denuncia contra McCarrick que le fue comunicada en 2012, Viganò, que a la sazón había sido nombrado nuncio en los Estados Unidos, recibió instrucciones de investigar de parte del prefecto de la Congregación para los Obispos. Por lo que se desprende del Informe, sin embargo, el nuncio no realizó todas las investigaciones que se le habían solicitado. Además, siguiendo el mismo enfoque utilizado hasta entonces, no dio pasos significativos para limitar las actividades y los viajes nacionales e internacionales de McCarrick”.
La misión de 2012
Para mayor claridad, traducimos el pasaje en cuestión del Informe: en la página 12, el Informe McCarrick menciona esta misión de investigación solicitada por el cardenal Ouellet, bajo el pontificado de Benedicto XVI, al nuncio Viganò, en relación con la conducta de McCarrick: “Hacia el final del pontificado de Benedicto XVI el ‘Sacerdote 3’, otro sacerdote de Metuchen, informó al nuncio Viganò de la introducción de su propia causa legal, alegando que en 1991 hubo relaciones sexuales explícitas entre él y McCarrick. Mons. Vigano escribió al cardenal Ouellet, el nuevo prefecto de la Congregación de Obispos, en 2012, y Ouellet le dio instrucciones específicas de dar ciertos pasos, incluyendo hacer una investigación con oficiales diocesanos específicos y con el ‘sacerdote 3’, para determinar si las acusaciones eran creíbles”.
La conclusión del informe es abrumadora para Viganò: “S.E. Mons. Viganò no tomó estas medidas y, como resultado, nunca se puso en posición de verificar la credibilidad de ‘el sacerdote 3’. McCarrick siguió activo, viajando a nivel nacional e internacional”.
Aquí está nuestra traducción del pasaje del Informe McCarrick relativo a esta misión solicitada a Mons. Viganò (p. 13): “Por primera vez en 2018, el nuncio Viganó afirmó haber mencionado la cuestión McCarrick en reuniones con el Santo Padre en junio y octubre de 2013, pero no hay ningún documento que confirme el relato de Viganò y las pruebas de lo que dijo son objeto de mucha discusión. El Papa Francisco recordó una breve conversación sobre McCarrick con el sustituto Becciu y no excluyó la posibilidad de un intercambio igualmente breve con el cardenal Parolin. Antes de 2018, el Santo Padre nunca discutió sobre McCarrick con el cardenal Ouellet, que era el prefecto del dicasterio competente en la materia, o con el papa emérito Benedicto XVI”.
En cuanto a Francisco, el mismo pasaje del Informe añade: “Hasta 2017, nadie – ni el cardenal Parolin, ni el cardenal Ouellet, ni el arzobispo Becciu o el arzobispo Viganò – ha proporcionado al Papa Francisco ninguna documentación relativa a los cargos contra McCarrick, ni siquiera cartas anónimas que daten de principios de los años 90 o documentos relacionados con ‘Sacerdote 1’ o ‘Sacerdote 3’. El Papa Francisco solo había oído hablar de cargos o rumores de conducta inmoral con adultos que ocurrieron antes del nombramiento de McCarrick en Washington. Considerando que los cargos ya habían sido examinados y rechazados por Juan Pablo II, aunque consciente de que McCarrick había estado activo durante el pontificado de Benedicto XVI, Francisco no vio la necesidad de cambiar la línea adoptada en años anteriores”.
Denuncia de un menor y sanciones inmediatas
Un nuevo giro en el caso ocurrió cuando la denuncia provino de un menor: “En junio de 2017, la arquidiócesis de Nueva York se enteró de la primera acusación conocida de abuso sexual de una víctima menor de 18 años, (pág. 14) cometida por McCarrick a principios del decenio de 1970. Poco después de que la acusación se considerara creíble, el Papa Francisco pidió la renuncia de McCarrick al Colegio de Cardenales. Tras un procedimiento penal administrativo llevado a cabo por la Congregación para la Doctrina de la Fe, McCarrick fue declarado culpable de actos contrarios al 6º Mandamiento del Decálogo que implicaban a menores y adultos y sobre esta base fue dimitido del estado clerical”.
Más específicamente, acusado de abuso sexual a menores y adultos seminaristas, McCarrick fue expulsado del Colegio Cardenalicio el 18 de julio de 2018, y luego de la Orden de Obispos, y fue dimitido del estado clerical por el Papa Francisco el 15 de febrero de 2019.
Por lo tanto, el Papa le prohíbe formalmente realizar cualquier acto sacerdotal – que sería ipso facto nulo – excepto en el caso de la absolución sacramental de una persona en inminente peligro de muerte.
Según el Informe McCarrick, si hubo alguna negligencia, esta está más bien del lado del ex nuncio, cuyo informe habría sido útil cuando fue solicitado, y no del lado del Papa Francisco, que por el contrario actuó de manera decisiva y radical.
Nuestra Opinión
Se destaca y asombra la información que se dá sobre el Obispo Viganò, quien tuvo la osadía de mandar -con evidentes fines mediáticos y en desmedro del Papa Francisco, como siempre- una carta en la que acusa a Su Santidad de no haber hecho nada con relación a este tristemente célebre delincuente sexual.
Nos parece un acto de rebeldía consciente y, aunque no somos visionarios, sabíamos que se iba a conocer la infamia de Viganò a quien, para colmo, lo han condenado por robarle a un hermano.
Los lefebvristas aplauden a Viganò y dicen que es un hombre 'lleno del Espíritu Santo".