NACIONALES Viernes 16 de Agosto de 2019

“VIOLENCIA DE GÉNERO” EN EL CÓDIGO PENAL: OTRA MENTIRA DE LA IDEOLOGÍA DE LA NUEVA IZQUIERDA

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El oficialismo intenta consensuar la parte general del Código antes de las elecciones de octubre. Las disposiciones generales incluyen una pauta de agravamiento para los delitos cometidos en el contexto de “violencia de género”.

En una reunión de la Comisión de Justicia -que no alcanzó el quórum- los senadores presentes acordaron esta semana debatir la primera parte del Código Penal (arts 1 a 78), antes de las elecciones de octubre.

En esa primera parte, que contiene las disposiciones generales, se le asigna a la “violencia de género” un rol preponderante respecto de determinados institutos. (Notivida Nº 1161). Actualmente la única norma del Código Penal que prevé expresamente la cuestión de género es el femicidio, con la reforma se incorporarían pautas de agravamiento para aquellos delitos que -sin llegar al homicidio- se verifiquen en un contexto de “violencia de género”.

La expresión “violencia de género”, que el Código proyectado no define pero incorpora en varios artículos (10, 40, 71, 74 y 281), tiene una carga ideológica que lleva a ocultar la violencia que ejerce la mujer –contra varones o contra otras mujeres-.

El concepto de “violencia de género”, sólo considera la violencia ejercida por varones, no obstante la mujer -que en muchos casos es víctima- a veces es victimaria; porque para eso no hace falta tener un determinado sexo, alcanza con poseer algún tipo de poder y que su ejercicio degenere en abuso. Por eso hay mujeres que ejercen violencia contra sus hijos llegando incluso a matarlos -antes o después de nacer- o contra su pareja –heterosexual o lesbiana- (Notivida Nº 358, 4/06/2006).

El riesgo de padecer un acto de violencia no surge del sexo de una persona sino de su vulnerabilidad. 

Una de las violencias que el Código proyectado seguiría “invisibilizando” es la violencia en parejas lesbianas, aunque de ella hable, desde hace años, Fabiana Tuñez, actual titular del Instituto Nacional de la Mujer (INAM). Esa forma de violencia se ignora porque no responde al patrón: hombre maltratador / mujer víctima, que el feminismo ha instalado socialmente y quiere terminar de plasmar en el nuevo Código Penal.

En el año 2004, en la 23ª Jornada de ATEM “25 de Noviembre”, Tuñez ya denunciaba que cierto activismo LGBT, para lograr sus reclamos, oculta los vínculos de maltrato en las relaciones gay-lésbicas, porque da “mala prensa”.

Decía la activista feminista en aquella oportunidad: “La violencia hacia las mujeres está en la agenda de todas las organizaciones, pero las lesbianas seguimos sin existir en ningún capitulo y mientras esto suceda seguirán sufriendo muchas compañeras, muriendo, o suicidándose otras, y nadie se enterará salvo el entorno ... De eso nadie habla, ni siquiera nosotras las feministas”.

El nuevo Código Penal seguiría discriminando injustamente la violencia conforme al sexo del agresor y el agredido.

Fuente: NOTIVIDA

Nuestra Opinión

Resulta evidente que esta 'reforma' que se pretende, no es más que otro ataque a la FAMILIA. 

Como en todos los países del mundo, se trata de punir un sólo tipo de violencia y mediante lo que, en derecho penal, se llama de 'tipo abierto' (lo que está absolutamente prohibido) dejando de esa manera al arbitrio de los magistrados y funcionarios judiciales, la aplicación de la ley penal con parámetros ideológicos y subjetivos. 

El 'feminismo' es sólo un modo de atacar el núcleo vital de la sociedad que es la Familia. 

Para que tenga validez, el Código Penal debe establecer una definición exacta de la conducta que debe ser reprimida. Y dolosamente no se lo hace, para que pueda condenarse injustamente a cualquiera que pueda molestar o poner en riesgo el predominio del feminismo.

Claramente no se quiere definir la 'violencia de género', para que el hombre imputado no pueda argüir defensa alguna ni demostrar que, en la mayoría de los casos, no ha existido violencia o ha existido alguna causa que lo libere de un encarcelamiento seguro y del estigma que deberá soportar por el resto de su vida. En más de un caso, conforme la experiencia judicial, se demuestra que la mujer -alentada por esta corriente feminista- produce el estímulo necesario para que el hombre reaccione físicamente. Ello, aparte de la abrumadora cantidad de denuncias falsas, que con sólo hacerlas, ocasionan la exclusión del hogar conyugal y la imposibilidad del padre para ver a sus hijos.

El estado debe proteger a todos y no sólo a una parte. Pero estos grupos minoritados pero bien financiados, dependen de los corruptos legisladores para lograr sus cometidos nefastos. Sin la ayuda del estado, desaparecerían de la vida social.

Por: Ferreyra Viramonte Luis Fernando
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