Hay políticos que parecen devotos de Poncio Pilatos
Audiencia General del miércoles del pontífice dedicada a la crisis de la pandemia: “Para superar este momento difícil deberíamos buscar entre todos, el bien común”
“La crisis que estamos viviendo a causa de la pandemia nos afecta a todos….Pero vemos que algunos, lamentablemente, lo que buscan es aprovecharse para obtener ventajas económicas o políticas”, dijo el Papa Francisco este miércoles 9 de septiembre de 2020 en la audiencia general presidida en el Patio de San Dámaso del Palacio Apostólico Vaticano.
«Lamentablemente, asistimos al surgimiento de intereses partidistas. Por ejemplo, hay quien quisiera apropiarse de posibles soluciones, como en el caso de las vacunas».
El Obispo de Roma denunció que “algunos aprovechan la situación para fomentar divisiones y aumentar los conflictos. Otros simplemente no se interesan por el sufrimiento de los demás, pasan por encima y van por su camino (cfr Lc 10, 30-32) ¡Son los devotos de Poncio Pilatos, se lavan las manos!”
En su denso discurso contrapuso la “civilización del amor” a la cultura del egoísmo y narró una anécdota para indicar que los políticos que van contra el bien común “parecen discapacitados”, pero que “solo Dios lo sabe” y afirmó, en otro momento, que se necesita diálogo y amor pues “no todos los políticos son malos”, incluso señaló que hubo varios santos.
Y contó una historia: “Hoy a la entrada una pareja me ha dicho: “Rece por nosotros porque tenemos un hijo discapacitado”. Yo he preguntado: “¿Cuántos años tiene? – Tantos – ¿Y qué hace? – Nosotros le acompañamos, le ayudamos”.
Toda una vida de los padres para ese hijo discapacitado. Esto es amor. Y los enemigos, los adversarios políticos, según nuestra opinión, parecen ser discapacitados políticos o sociales, pero parecen. Solo Dios sabe si lo son o no. Pero nosotros debemos amarles, debemos dialogar, debemos construir esta civilización del amor”.
Esta civilización política, social, de la unidad de toda la humanidad. Todo esto es lo opuesto a las guerras, divisiones, envidias, también de las guerras en familia. El amor inclusivo es social, es familiar, es político: ¡el amor lo impregna todo!”, afirmó sin hojas en la mano.
La política no goza de buena fama
Lamentablemente, la política a menudo no goza de buena fama, y sabemos el porqué. El Papa dijo que con esto no quiere decir que todos los políticos sean malos y reiteró el concepto: “solamente digo que, lamentablemente, la política a menudo no goza de buena fama”.
Pero no hay que resignarse a esta visión negativa, sino reaccionar demostrando con los hechos que es posible, es más, necesaria una buena política, la que pone en el centro la persona humana y el bien común.
Si ustedes leen la historia de la humanidad encontrará a tantos políticos santos que siguieron este camino. Es posible en la medida en la que cada ciudadano y, de forma particular, quien asume compromisos y encargos sociales y políticos, arraigue su actuación en los principios éticos y lo anima con el amor social y político.
La respuesta es el amor
El Pontífice insistió que la respuesta cristiana a la pandemia y a la crisis social y política actual es el “es el amor y la búsqueda del bien común”.
“El amor verdadero cura, sana, nos hace libres y fecundos, es expansivo e inclusivo. Amar como Dios nos ama no es fácil, pero es un arte que podemos aprender y mejorar. Porque no se trata de amar sólo a quien me ama, a mi familia, a mis amigos; sino a todos, incluso a los que no me conocen, a los extranjeros, o a quienes me han hecho sufrir.
El amor verdadero también se extiende a las relaciones sociales, culturales, económicas y políticas, así como a la relación con la naturaleza”.
El coronavirus se vence con el bien común
“El coronavirus nos muestra que el bien para cada uno es un bien para todos, que la salud de cada persona es también un bien público. Por eso, una sociedad sana es la que se hace cargo de la salud de todos.
Y a este virus —que no conoce fronteras ni hace distinciones sociales— es necesario que le respondamos con un amor generoso, sin límites, que no hace acepción de personas, que nos mueve a ser creativos y solidarios, y que hace surgir iniciativas concretas para el bien común”.
Soluciones a la pandemia sin egoísmos
Al contrario, afirmó el Papa, si las soluciones a la pandemia llevan la huella del egoísmo, ya sea de personas, empresas o naciones, quizá podamos salir del coronavirus, pero ciertamente no de la crisis humana y social que el virus ha resaltado y acentuado.
Por tanto, ¡cuidado con construir sobre la arena (cfr Mt 7, 21)! Para construir una sociedad sana, inclusiva, justa y pacífica, debemos hacerlo encima de la roca del bien común. El bien se construye en la roca. Y esto es tarea de todos, no solo de algún especialista.
Santo Tomás de Aquino decía que la promoción del bien común es un deber de justicia que recae sobre cada ciudadano. Y para los cristianos es también una misión. Como enseña san Ignacio del Loyola, orientar nuestros esfuerzos cotidianos hacia el bien común es una forma de recibir y difundir la gloria de Dios.
Por último, el Papa saludó a los peregrinos: “Pidamos a Dios, Trinidad de amor, que nos ayude a cultivar la virtud de la caridad, a través de gestos de ternura y cercanía hacia nuestros hermanos. Así, con su ayuda, podremos curar el mundo, trabajando unidos por el bien común. Que el Señor los bendiga”.
En su discurso, el Papa ha continuando el ciclo de catequesis sobre el tema: «La curación del mundo». Antes de iniciar la audiencia, el papa Francisco pidió a los fieles: “ocupar su propia silla para evitar contagios”.
En su segunda audiencia en público, el Pontífice saludó manteniendo la distancia física, pero con efusividad a los fieles que usaban mascarilla y estaban en las primeras filas del corredor construido con barreras de metal para permitir el encuentro entre el Sucesor de Pedro y las cerca de 500 personas presentes.