LOS FILÁNTROPOS NO CONSTRUYEN UN MUNDO MEJOR
“‘Las aguas torrenciales no podrían apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Quien quiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable’ (Cant 8,7). Esta hermosa frase del libro del Cantar de los Cantares, que describe el amor apasionado entre un hombre y una mujer, y que es interpretada por la espiritualidad cristiana como imagen del amor entre Dios y el alma humana, nos ayuda ya desde el vamos, a entender que las cosas más valiosas de la vida no tienen precio.
La cuestión del amor ha sido el contenido ancestral del arte en general, de la literatura a través de poemas y novelas, de la pintura, de la música y el canto, del cine... Es de notar, sin embargo, que en los últimos 20 años dejó de ser así para ser reemplazado por miradas degradadasde la naturaleza humana, que desesperan del amor, especialmente cuando se lo piensa eternamente fiel, como de hecho debe ser para ser auténtico.
Ya el Antiguo Testamento lo postula como el primer y principal mandamiento. ‘Escucha, Israel, …Amará al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas… (Dt 6, 4-5)’.
Hoy, en el marco de los textos de la última cena, precisamente en Jn 15, 9-17, en este VI Domingo de Pascua, preparando las grandes solemnidades de la Ascensión del Señor y de Pentecostés, la Iglesia , madre y maestra, nos regala ese sol que ilumina toda la vida humana, para alcanzar sumáxima expresión.
Los seres humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios, encontramos la perfección de nuestra naturaleza, es decir el desarrollo pleno de nuestros talentos y cualidades, en la virtud cristiana de la caridad.
¿Cuál es la novedad? Se trata no de miradas idílicas, bucólicas, caprichosas, ‘edulcoradas’, ‘políticamente correctas’ sobre el amor, todas ellas ‘peligrosamente’ subjetivas, que en definitiva terminan esclavizando en su falsedad, sino de encontrar su verdadera medida objetiva y la fuerzanecesaria para vivirla en Jesucristo Redentor del Hombre.
La frase clave es ‘ámense los unos a los otros como yolos he amado’ (Jn 15,12). La energía renovadora de las personas y de las culturas halla su ‘sol más brillante’ en proclamar al amor a la medida y unidos a Jesucristo, verdad suma, que realmente liberaa las personas de su principal esclavitud, que es el pecado.
La iniciativa divina, y la gratuidad de su amor creador y misericordioso al perdonar, que prodiga generosamente sobre cada uno de los seres humanos desde su concepción hasta su muerte natural, que hacen de la vida humana ante todo un don, se manifiestan esplendorosamente en la entrega del Hijo en la cruz para darnos vida. En su vida como donación.
La fidelidad conyugal halla en Él su mejor modelo: Esposo fiel que da la vida por su esposa la Iglesia. Es la imagen más vívida del consentimiento matrimonial: ‘Yo te recibo a ti como esposo/a y prometo serte fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándote y respetándote durante toda mi vida’.
Es también Jesús la encarnación más palpable del amor paternalrepresentado en la parábola del Hijo Pródigo o del Padre Misericordiosos, que perdonaal hijo arrepentido y hace fiesta para celebrarlo. La Eucaristía que hoy celebramos, es una extensión de esa fiesta, y un anticipo del Banquete Celestial.
El pasaje evangélico de hoy nos presenta también a Jesús como modelo de amigo, que confía a sus amigos lo más íntimo, que en este caso es ‘todo lo que oyó de su Padre’. Al contarnos esto, está respondiendo a la pregunta más acuciante de todos los pueblos, que desde siempre han buscado a Dios, sin poder hallarlo plenamente.
También Nuestro Señor encarna el amor de la autoridadpara con quienes le fueron confiados. Él es el Maestro y Pastor que enseña y guía dando la vida por sus discípulos y ovejas, pasando a ser modelo de padre, maestro, sacerdote, político… Su conducción amorosa implica verdad y justicia, implícitas en la misericordia. Lejos de toda demagogia o populismo exige el mayor esfuerzo a los suyos para que crezcan en libertad.
También Jesús es, ante todo, modelo de aquel amor indivisoque testimonia el valor absoluto que es Dios, significado por la vida de sacerdotes y consagrados, y que se derrama sobre todo hombre, especialmente los más frágiles, como signo del amor de ese Padre Eterno, que no hace acepción de personas. Amor perfecto que en definitiva está implícito en el llamado a la santidad a la que todo cristiano debe aspirar
Su amor incondicional, que no ahorra sacrificios, está representado en su mirada, palabras y acciones. Por ejemplo ante Zaqueo, Mateo, la Magdalena , o la mujer adúltera, o ante leprosos, ciegos, sordos, paralíticos, extranjeros, hambrientos, niños, ignorantes…
Nuestro mundo no necesita filántropos que en general velan por sus intereses particulares, aparentando gestos de solidaridad. Sus fundaciones, con honrosas excepciones, no están construyendo un mundo mejor. Sí necesita humildes seguidores de Cristo que traten a las personas con amor, como fines en sí mismasy no como ‘medios para.’. Hijos de Dios con valor infinito, que ni se compran ni se venden”.