¿Puedo rezar mientras voy en el autobús?
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¿Te animarías a rezar el Rosario en un autobús?
Un hombre preocupado se puso a rezar el Rosario en el autobús y ocurrió algo asombroso. Lo cuenta el escritor Claudio de Castro
«Orad constantemente» / 1 Tesalonicenses, 5, 18
Jueves 5 p.m. Se detuvo puntual el autobús en la parada. Buscaste un asiento y te dejaste caer de lo cansado que estás.
Todos iban distraídos con sus teléfonos móviles, otros agotados cerraban los ojos a medida que transcurría el tiempo y el autobús continuaba su viaje.
Un mamá daba un juguete a su hijo inquieto para distraerlo y que no llorara y molestara al resto de los pasajeros.
Cada uno iba inmerso en su mundo sin preocuparse por lo que el resto hiciera.
Sólo un pasajero hacía algo diferente. Iba tan silencioso que parecía invisible, no llamaba la atención.
Tenía sobre sus piernas una vieja Biblia abierta. Era evidente que estaba toda subrayada, marcada de tanto leerla. Ese buen hombre leía las Sagradas Escrituras y rezaba.
No se avergonzaba de su fe ni su oración ni se preocupaba de que lo miraran mientras estaba orando. Qué maravillosos momentos de oración y contemplación.
Nos enseñaba que es posible rezar y clamar al Padre Celestial sus gracias y su Amor, allí donde nos encontremos.
¿Rezar el Rosario?
Las Sagradas Escrituras en Colosenses 4, 2, nos indican: «Sean constantes en la oración».
Conviene rezar con persistencia, en todo momento y lugar. Suelo decir: «Soy católico, no me avergüenzo de mi fe ni de rezar el Rosario».
Un reto que puede cambiar las cosas
¿Querrás llevarlo a cabo? No te imaginas cuánto te ayudará en tu vida cotidiana. ¿Te animas?
El reto es muy sencillo: «Rezar el Santo Rosario, esta vez en un autobús».
Pide por el conductor, por los pasajeros que viajan contigo y por sus familias. Seguro tienen muchas necesidades y algunos atraviesan serias dificultades.
Reza por los que viajan en los autos cercanos y los que aún están trabajando en las empresas por las que pasas. Hay tanta necesidad de oración en el mundo…
La promesa de la Virgen María
La Virgen María ha dado grandes promesas para los que recen el santo Rosario. Una que me encanta es esta: «Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario».
El Rosario es uno de los ejercicios piadosos más populares de nuestra Iglesia. ¿No sabes rezarlo? Nada pasa, te explicamos cómo:
El Rosario, aunque mariana, es una oración eminentemente cristocéntrica. Además es una oración Bíblica. Lleva contigo tu Rosario y reza en el autobús. Pasa la voz.
Pasó en un autobús
Te contaré una historia real. Le ocurrió a un amigo cercano. Con todo lo que el mundo ha vivido perdió su trabajo.
Del banco lo llamaron porque se había atrasado en el pago de varias mensualidades por el préstamo de su automóvil. No tenía cómo pagar y decidió conducir el automóvil hasta el banco y entregarlo junto a las llaves.
Tuvo que regresar en un autobús a su casa, avergonzado, adolorido. No fue fácil entregar el auto familiar.
Decidió rezar en el autobús el Rosario para encontrar algo de paz y serenidad y poder aclarar sus ideas. «¿Qué quieres de mí, Señor?», preguntaba. «¿Por qué paso por esto?”.
«¿Qué reza?»
Con cierta timidez empezó la oración. Entonces le ocurrió algo asombroso que me contó a los días. La persona que iba sentada a su lado, un hombre fornido, le dijo mirándolo fijamente:
—¿Es usted católico?
—Sí, lo soy.
—¿Qué reza?
—El Rosario.
—¿Lo acompaño?
—¡Por supuesto!
Y así ambos rezaron el santo Rosario en aquel autobús mientras circulaba por la ciudad. Al bajarse le obsequió su rosario al desconocido que sintió como un hermano.
A partir de ese momento cada vez que se subía a un autobús iba resuelto a rezar el Rosario y evangelizar sin miedo, feliz y emocionado de compartir la Buena Nueva con los demás.
¿Te atreves a hacer lo mismo? ¿Rezarías el Rosario en un autobús?