ASALTO AL ESTADO DE DERECHO
Marcha pro separatista
Se repite la historia en España. Desde dentro de ella se la sabotea para destruir su unidad. ¿No es parecido a lo que nos pasa a los argentinos?
Lo predecí hace unos meses. Eso tiene mala pinta. El nacionalismo catalán se ha tirado al monte como hizo en 1934. Nosotros, que hemos nacido y vivimos aquí, lo veíamos venir; en Madrid se lo tomaban a broma.
Los sucesivos Gobiernos de España – desde la Transición hasta hoy – han infravalorado lo que estaba ocurriendo en Cataluña. Estamos ante la versión golpista siglo XXI, que sufrieron nuestros padres y abuelos durante la Segunda República, a partir del año 1934. Recordemos las palabras del Alcalá Zamora, único presidente, destituido ilegalmente, con el estallido del Frente Popular (hoy, versión Convergencia masiànica, ERC, CUP). Repito: “…la Constitución de 1931 fue deliberadamente violada y pisoteada por los Gobiernos de la República, a partir de febrero de 1936”. Y subraya que “de los 125 artículos de la Constitución, ninguno quedó intacto o en pie. Todos fueron conculcados deliberadamente por los Gobiernos del Frente Popular”, apoyados por la Generalitat republicana. Y enumera las atrocidades que cometieron, “que desembocaron en la guerra”. Los independentistas del Parlament y el desgobierno que sufre la Generalitat, se han cargado, en dos días de fragrante y bochornosa ilegalidad, la Constituciónespañola, el Estatuto de autonomía y la legislación de la Comunidad Europea, todo adobado con procedimientos manifiestamente ilegales, al más puro estilo nazi. Y ahora, Puigdemont reta al Estado: “Sólo el Parlament puede inhabilitarme”. Una ideología letal para la democracia. Hasta nuestras familias se están resquebrajando en ese enfrentamiento dialéctico. Y ahora nos toca el “bombo” de las CUP: algaradas callejeras, insultos a la benemérita…, a los alcaldes no secesionistas, a las personas que abogamos por el resto a las leyes…, y la que te rondaré morena… Buscan sangre para justificar su desvarío ante el mundo.
En noviembre de 1933, se celebraron las primeras elecciones a Cortes de la Segunda República. La derecha, en la oposición, arrasó. La CEDA de Gil Robles y el partido Radical de Lerroux superaron los 100 escaños cada uno, mientras que el PSOE perdía la mitad y quedaba con menos de 60. En Cataluña, La Lliga de Cambó obtenía dos docenas de actas y ERC, con Lluís Companys, caía a docena y media. El partido de Manuel Azaña quedó con cinco diputados. Toda la izquierda, desde el moderado Manuel Azaña al Lenin español, Largo Caballero, presionó a Alcalá Zamora para que diese un golpe de Estado al objeto de impedir el acceso al poder de la CEDA, a la que ya llamaban fascista. El presidente se opuso, pero impidió la formación de Gobierno a los vencedores y nombró presidente a Lerroux, masón y líder del partido Radical. Companys se enfrentó al Gobierno nacional. El principal motivo, la Ley de Contractes de Conreu, que el Tribunal de Garantías Constitucionales había anulado. Los diputados de ERC abandonaron las Cortes. Pasadas las ocho de la tarde del 6 de octubre, Companys declaró el Estat català, con un lenguaje que recuerda al que hoy pronuncian sus sucesores. El general Batet, catalán y de Tarragona, proclamó el estado de guerra y mandó reprimir a los sediciosos. Le bastó un par de cañonazos para desbaratar el golpe. Al amanecer, Companys se rindió y fue encarcelado en el vapor Uruguay. Dencás y Badía, sus manus militari, huyeron por las alcantarillas, después de haberse llenado los bolsillos con fajos de billetes, y aparecieron en Francia. ¿Qué puede pasar ahora? Dentro de unos días lo sabremos… Quizás dentro de unos años… Puede que no haya referéndum, pero el follón está armado. Decenas de miles de catalanes de nacimiento o adopción estamos sufriendo mucho. Hoy, fiesta nacional de todos, que sólo celebrarán unos. Preguem.