El avión 'abollado' de Evo Morales
Evo Morales
Evo Morales, el actual presidente de Bolivia, está integrado en el bloque del “Nuevo Socialismo del siglo XXI”, junto con Ecuador, Nicaragua y Venezuela. En una zona más elástica, con flujos y reflujos están Argentina, Uruguay, y Brasil. Hace unos meses también estaba incorporado Paraguay, pero después de la deposición de Fernando Lugo, ese país quedó fuera.
Detrás de todo esto se encuentra Cuba y los hermanos Castro Ruz. A varios de ellos parece que se les descompuso el reloj, ya que se sitúan como si la Guerra Fría siguiera existiendo. Además hay un cruce de temas y funciones económicas y políticas que dificultan la ubicación de las posiciones de algunos países. Uno de los ejemplos más típicos es Perú con Ollanta Humala y si gana las elecciones en Chile la señora Bachelet, también ocurrirá lo mismo.
Otro tanto ocurre con la posición de Rusia y Putin, que en el juego político internacional, aparenta que la Guerra Fría no ha terminado. Y algo parecido sucede con el bloque de países de la Unión Europea y los Estados Unidos de Norteamérica. Así como el papel que hasta hace unos años desempeñaba Japón, que ahora parece sustituido por China. A las dificultades para coordinar al Grupo de los Siete (G7), como lo hacía Estados Unidos, ahora lo tiene el Grupo de los Veinte (G20). Sólo que ahora no está claro si lo intenta coordinar Estados Unidos o China.
Así en medio de esta profunda crisis, ha ocurrido un acontecimiento que cataliza todas las posiciones. El atentado a los sistemas de seguridad y de espionaje de Estados Unidos. Como una secuela del caso Wikileaks y su autor, el cabo Bradley Manning, hoy de 26 años, procesador de la información secreta del Ejército en Guerra en Medio Oriente y de la diplomacia norteamericana, en proceso jurídico por Traición al Ejército y a su Patria, ya sentenciado a 130 años de cárcel (lo que equivale a prisión perpetua) por combinarse con Julian Assange, hoy asilado en la Embajada de Ecuador en Londres.
Ahora aparece otro traidor, Edward Snowden, de 29 años, analista de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU, quien filtró documentos confidenciales del programa de ciberespionaje y en estos días está en proceso de asilo en el aeropuerto de Moscú. Ya le dieron la visa por un año para moverse en toda Rusia. Por estos hechos, todos los países se sienten espiados por Estados Unidos y las declaraciones y rupturas de confianza están a la orden del día.
La curiosa coincidencia de los países productores de gas, convocados en Moscú, dieron como efecto, que Evo Morales volara de Moscú a La Paz, intentando hacer escala en las Islas Canarias, pero fue vetado para cruzar el cielo de Italia, Francia y España, por la sospecha de que llevara en el avión a Snowden. Hizo un aterrizaje de emergencia en Viena y el avión fue abordado por el embajador de España, quien debía verificar que no estuviera Snowden, el pasajero “polizón”.
Por supuesto que este asunto provocó una reacción virulenta en contra de Estados Unidos y de Obama, como si viviéramos en la Guerra Fría. El flamante jet de Morales, quedó “abollado” por esta operación política y provocó reuniones de los seguidores de Castro y Chávez, para acusar a los americanos de imperialistas. Inclusive ahora comentan en las noticias de Bolivia, que la expresión de solidaridad de los presidentes de América del Sur, con Morales, le dan un fuerte impulso para su tercera candidatura consecutiva a las elecciones para presidente en su país.
Cada vez está más claro que todos los seguidores de Castro y Chávez, quieren prologar su estancia en el gobierno de sus países atropellando sus propias leyes electorales, que son modificadas a su gusto para mantenerse en el poder. Ante este panorama hay escépticos que piensan que todas las teorías marxistas han desaparecido, han sido rebasadas por otras o ya no existen. Pero, claro que existen, sólo que han cambiado de nombre.
Hay un abanico de nombres que van desde social demócratas, que es la más utilizada, junto con los social tecnócratas, y otras muchas como: progresistas, post marxistas, postuladores del pensamiento crítico, estructuralistas, antiinstitucionales, antisistémicos, existencialistas, gramscianos, globalifóbicos, altermundistas, liberacionistas, pacifistas, disidentes, indignados, ocupas, hasta llegar a los que quieren considerarse anarquistas y nihilistas.
En síntesis es la toma de conciencia del proceso revolucionario “moderno”, desde el pensamiento de Lutero y Descartes hasta el de Hegel y Marx. Es la identidad del ser y de la nada. Es el estado prusiano como “momento” último del sistema hegeliano. Es la síntesis de la subversión y la coronación del pensamiento revolucionario.
Quedando dos consecuencias lógicas del “espíritu moderno”: la anarquía o el marxismo, en donde ya no hay verdades, sino fuerzas. Ya no hay ser, sólo devenir en clave dialéctica. Hubo ejemplos, como el de los comunistas seguidores de Mao y Marx, que consideraron un error que los afiliados al partido creyeran que se trataba de hacer justicia con los explotados.
No, se trataba únicamente de hacer la revolución para acelerar las contradicciones de la historia. Ellos, los marxistas, habían descubierto unas leyes ocultas de la historia, que permitían entender el materialismo en un proceso dinámico y contradictorio, que por saltos cualitativos había llegado a generar el espíritu como una emanación de la materia. Todo lo demás serían fantasías o superestructuras inventadas como el estado, la cultura o la religión. Así de simplona es la explicación de todos los revolucionarios que pretenden controlar el mundo.