POLÍTICA Jueves 23 de Marzo de 2017

La ola china que nos va a inundar

0_china.jpg Muralla China

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Me ha llegado un librito, casi un folleto, titulado 'Gracias, China'. Lo ha escrito quien creo que es uno de los españoles más influyentes en el mundo: el economista y profesor Pedro Nueno, fundador y presidente de la principal escuela de negocios en ese país y de Asia, la China Europe International Business School (CEIBS). Porque hemos de reconocer que un asesor económico del Gobierno de China es una persona con mucha influencia en el planeta.

Almorcé con él hace un par de años en la sede madrileña del IESE -donde dio clase tras estudiar en Harvard-. Allí comentó una anécdota. El 14 de marzo de 2013 Xi Jinping asumió la Presidencia de la República Popular China. Quiso que el primer acto tras la Asamblea General del Partido Comunista que le había elegido fuera una reunión con varios occidentales que tenían el Premio de la Amistad, la mayor distinción que concede China a los extranjeros que han contribuido al progreso económico y social del país. Nueno -que había fundado el CEIBS en Shanghai en 1994- era uno de ellos, y la tarde anterior recibió una llamada del Gobierno para pedirle que se encargara de las palabras introductorias del acto y expusiera al nuevo presidente lo que creía que tenían que ser las prioridades en la política económica china en los años siguientes.

Así lo hizo y detalló los retos que debía ponerse Jinping: la apertura internacional del país, el desarrollo de las zonas pobres de China, el estímulo de la sanidad y de la enseñanza, y la potenciación de la industria. Su sorpresa fue que el presidente hizo suyos todos esos objetivos en el discurso con el que clausuró ese acto. Y lo fue poniendo en marcha.

Desde el CEIBS, Nueno ha sido un testigo excepcional de los cambios que se han producido en China en los últimos 25 años. Es paradójico que ahora el país se convierta en un defensor del libre comercio cuando el presidente Trump evoca el proteccionismo para que EEUU crezca más. Parece el mundo al revés, pero a pesar de las reticencias de quien piensa que es imposible que un régimen comunista acepte esa apertura comercial, China está dando ejemplo de que es verdad, porque ha visto que la libertad económica le trae mejores réditos que la planificación centralizada.

Hoy, el gigante está reconduciendo los desequilibrios de los años de crecimiento sin control: la apuesta por estimular el consumo interno y por la industrialización de las zonas rurales está reduciendo el éxodo a las grandes ciudades y evitando la creación de bolsas de pobreza junto a núcleos ricos. Hay un creciente número de millonarios, pero también emerge una clase media que reclama servicios como la educación y la sanidad. Y esa mayor formación hace que los trabajadores chinos ya no sólo confeccionen ropa de mercadillo o ensamblen productos baratos para exportar. Gracias a la cualificación profesional, las compañías chinas compiten de tú a tú con empresas norteamericanas o europeas en los sectores tecnológicamente más avanzados.

El libro es un pequeño compendio de lo bien que lo está haciendo China hacia dentro -crecimiento equilibrado, educación y formación profesional, extensión de la sanidad...- y hacia fuera -inversiones industriales y financieras, turismo, apoyo a países más atrasados...-.

Lo que me asombra es que un profesor de prestigio y hombre de negocios, educado en las libertades de Occidente y formado en la Universidad de Harvard, demuestre ese enamoramiento por un régimen que apenas se va abriendo a los derechos civiles. Algo nos estamos perdiendo y tengo la impresión de que ese algo nos va a arrollar.

Fuente: Vicente Lozano-El Mundo

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