Lo que le espera a Chile si el masón Guillier llega a la presidencia
Alejandro Guiller
El candidato del Partido Radical proseguirá con la agenda LGTB y abortista iniciada por Bachelet, si gana en la segunda vuelta frente a Piñera. Su obediencia masónica parece determinante en este sentido.
Alejandro Guillier, 64 años, líder del Partido Radical, el hombre que va a disputar con el conservador Sebastián Piñera, la presidencia de Chile, va cada quince días al Club Central de Valparaíso y se calza un mandil o delantal blanco con bordes rojos. Algunos de sus “hermanos” se ponen también un collarín en el cuello que cubre parte del pecho.
Y a continuación conversan sobre temas filosóficos o políticos en una tenida. Guillier no es el único político, otros diez diputados y senadores se dan cita en la Logia Pedro Castelblanco Agüero, también conocida como Logia Parlamentaria.
El candidato es hijo de masón, pero él nunca ha querido confirmarlo. El secretismo sigue siendo un arma clásica de los masones. Ya dice el Hermano Danton, autor de una Historia de la Masonería, que los masones han buscado siempre las sombras, para avanzar con más rapidez.
De hecho, sólo están autorizados para hablar de otro masón cuando este ha muerto.
Quién sí señaló a Guillier como masón fue la ex jueza Gabriela Pérez cuando declaró a El Mercurio que “La Corte Suprema absolvió a Guillier (en el caso Calvo) porque era masón”. Si bien este extremo fue rechazado por Hugo Dolmetsch.
A preguntas de La Tercera, el candidato no ha querido responder sobre el particular.
Pero ahí está su historial. Alejandro Guillier colaboró en su tiempo con la revista masónica Occidente, y ha intervenido como moderador en varias actividades de la Gran Logia.
Y fue quien presentó el libro Allende Masón (2001), donde se cuenta el perfil masónico del presidente socialista, que gobernó Chile entre 1970 y 1973, y que se suicidó en septiembre de este año cuando se produjo el golpe de Pinochet.
Allende –por cierto- perteneció desde joven a la masonería, siguiendo la tradición familiar, ya que su padre fue masón y su abuelo, más conocido como “el rojo Allende”, llegó a ser Gran Maestro de la Gran Logia de Chile durante el siglo XIX.
No hay que olvidar que la masonería se movilizó para apoyar la candidatura de Guillier. Sergio Carrasco Gouet, militante histórico del Partido Radical, Venerable Maestro de la masonería y miembro de la Logia Marco Bontá, buscaba recaudar apoyos para la candidatura de Guillier. En concreto, había interés por parte de las logias en impulsar el laicismo al apoyar al político radical.
Como ocurre en otros países de América Latina (singularmente México, Venezuela y Colombia) existe una vieja tradición entre la política chilena y la masonería ya desde los tiempos de la independencia.
De hecho, la ruptura con España se produce tras la decisiva actuación de las logias. Una de las más decisivas fue la logia irregular Lautaro.
Y entre los dirigentes, juristas y militares que promovieron la independencia destacan los masones Miranda en Venezuela; Bolívar en Colombia (aunque posteriormente abandonó las logias y las criticó); San Martín en Argentina y Bernardo O’Higgins en Chile –entre otros-.
Este último, libertador de Chile, fue uno de los pioneros que introdujo la Logia Lautaro en 1812. Esta a su vez era una rama de la Logia Gran Reunión Americana o Logia de los Caballeros Racionales, fundada por el venezolano Francisco de Miranda en Londres en 1798.
En 1850 artesanos franceses pusieron en marcha la primera Logia en Valparaíso, y en 1862 las logias chilenas se independizaron de Francia y formaron la Gran Logia de Chile.
El Partido Radical Socialdemócrata, en concreto, al que pertenece Guillier, ha sido la correa de transmisión de las logias, una especie de brazo político, aunque también hay masones entre los socialistas y en otras fuerzas políticas.
Uno de los fundadores del partido socialista, Eugenio Matte Hurtado, fue además Gran Maestro. Y el caso más famoso es el del mencionado Salvador Allende.
La Logia Parlamentaria se creó en 2013 y sigue lo que se llama el rito escocés antiguo y aceptado.
Todos sus integrantes, incluido Alejandro Guillier, tienen el grado de maestros de la orden, al que se llega después de haber pasado por las etapas de aprendiz y compañero.
Aunque con algunas excepciones, encaja el carácter masónico de muchos de los citados políticos con dos rasgos: su anticlericalismo y su ataque a la familia.
Un caso paradigmático es el de Michelle Bachellet con sus políticas en contra de la vida y de la familia. Aprobó una ley de despenalización de aborto que abre la puerta al aborto libre; ha equiparado el matrimonio con las uniones del mismo sexo; ha impulsado la ley de identidad de género y lanzó la agencia feminista de Naciones Unidas (ONU Mujeres).
Y la Gran Logia Feminina de Chile le distinguió en 2016 con la medalla al Mérito Elaiana Corbalán Barbier. Una forma de reconocerle el trabajo en favor del progreso. O mejor dicho lo que las logias entienden por progreso.
Ya sabemos, por tanto, lo que le espera a Chile si finalmente Guillier se impone a su rival, Sebastián Piñera, y llega a la casa de la Moneda.