Muchachote de 30
Me levanté temprano, llovía, hacía frío, y me dieron ganas de escribirte a vos, muchachote de 30 que, en realidad, se acorta a los 25 y se extiende a los 45. A vos, varón, que estás en plena carrera de la vida. Tal vez, con hijos a cargo y una mujer que te alienta todos los días a que no bajes los brazos.
Me levanté temprano, llovía, hacía frío, y me dieron ganas de escribirte a vos, muchachote de 30 que, en realidad, se acorta a los 25 y se extiende a los 45.
A vos, varón, que estás en plena carrera de la vida. Tal vez, con hijos a cargo y una mujer que te alienta todos los días a que no bajes los brazos.
No importa cuál es tu actividad. No importa cuánto ganas por mes. Puedes estar en la cúspide económica o, también, en el grupo a los que la vida te pone al frente del terrible desafío de llegar a "fin de mes".
Puedes sentir que trabajas solamente para pagar impuestos, que el costo de la educación de los chicos se fue a las nubes, que el carrito del súper es cada día más pesado de llenar, que el alquiler, que el transporte, el auto, la moto, la cuota ... y podemos seguir casi hasta el infinito.
Pero estás en plena carrera. Sientes tensos los músculos, la vista se agudiza, tu pecho se infla, miras desde arriba. Ahí está la vida y vos, valiente muchachote cordobés, la enfrentas. Todos los días. A toda hora. Cueste lo que cueste.
Llegas cansado a la cama por las noches, pasas por la pieza de los chicos y le das un beso en la cabeza y piensas su futuro. Si tienes la suerte de compartir ese momento con alguien, la paz domina tu corazón, a pesar que la cena puede resultar una sesión de tortura instrumentada por la inmensa cantidad de cosas que te cuenta tu mujer y vos, verdadero y único gladiador, escuchas manso y atento.
Nadie te puede sacar de la lucha, porque no tienes tiempo que perder. Lo importante es "tu" lucha, el resto es secundario, salvo que hablemos del fútbol/rugby con tus amigos que no es otra cosa que la reunión de los jóvenes cazadores de la tribu que hacen que la rueda de vueltas. Para algunos, la rueda es redonda y para otros cuadrada. Cada uno llega en su vehículo, muestra su lanza y su escudo, se "pintan" y juegan al fútbol o al rugby. Algunos, tienen la suerte de hacerlo varias veces en la semana. Otros, solamente los fines de semana, superando la queja de "ella" que también pide por su derecho de estar contigo. Tus hijos te reclaman, tu mujer te reclama, tu familia te reclama, la familia de tu mujer te reclama ... ¡Basta!
Y no falta la figura de tu padre o madre que te dice "lo que tenés que hacer". ¡Basta!
Te entiendo. Estás en la etapa de producir y nadie te puede molestar. Es el momento de sumar, de proyectar, de soñar, de acumular, de tener, de estirar tu mirada hacia lo más lejos posible porque estás seguro que vas a llegar.
Que nadie te moleste, que nadie se interponga en tu camino. El viaje es tuyo y estás seguro de llegar.
¡Qué bueno! ¡Felicitaciones!
...
Yo, también varón, que mi cabeza se tiñe de plata, me doy cuenta que soy un imbécil, un estúpido, un infeliz, un tonto, un ingenuo.
¡Cómo no me di cuenta de eso!
Cómo no me di cuenta que la vida se hace sin mirar al lado, sin detenerme a pensar, sin tener en cuenta al que comparte la vida conmigo. ¡Soy un ciego!
Cómo no me di cuenta que es un despropósito pensar que la gente es mi compañera de ruta, que sufrimos y gozamos juntos, que mi barrio también depende de lo que yo haga por él, que mis hijos vivirán en un mundo del cuál yo también soy responsable.
¡Claro! ¡Tenés razón! Cómo no advertí que vas mucho más rápido si no te detenés a preguntarle a tu vecino si necesita algo, si dejás que las cosas de tu barrio las hace un funcionario que le pagan para eso, que ni siquiera pasás por la plaza en donde juegan tus hijos para ver quiénes son los que van, que mientras te alcance a vos, ni te molestás en saber si la suba del impuesto perjudica a otro, que los robos, asaltos, secuestros y violaciones siempre le pasan a los otros, que gracias a Dios siempre hay algún viejo que participa en las presentaciones que se hacen en las oficinas municipales. ¡Qué tarde me di cuenta que así se viaja por la vida más rápido!
¡No me avivé! ... es que soy medio lento para estas cosas. Vos no. Sos rápido, inteligente, pícaro, vivaz. La tenés clara que lo que tenés que dejarle a tus hijos es plata (mucha), una casa (o varias), un auto (o varios), un terreno (o varios), una cuenta bancaria abultada (o varias). Ese es el futuro de ellos.
Seguramente, si al final de tu vida ves que les dejaste a tus hijos todo eso, te considerarás un exitoso. ¡Qué suerte que tenés!
Yo, en cambio, me considero, como mínimo, un fracasado.
Porque ya no pienso en todo eso.
Ahora pienso, y tengo culpas, que no logré que aprendieras que una de las mejores victorias del ser humano es tener y mantener el fuego sagrado del compromiso por el otro; que las utopías son el motor de la humanidad y vale la pena jugarse por ellas; que si hay que pelear, es por los ideales y no con las personas; que las victorias permanentes debilitan y que la derrota enseña; que la sociedad no es un conjunto de individualidades sino un conjunto de racimos que formamos el gran racimo; que nuestra cabeza, gobernada por nuestro corazón, no es fija y mira siempre hacia adelante, sino que tiene un rulemán y que tenemos que mirar en 360º; que no somos de acero, sino de esponja; que no somos fuertes, sino débiles y dependemos de los otros; que el poder, además de ser circunstancial y temporario, no es mandar, sino servir; que para que las cosas cambien, no alcanza con la queja, sino que hace falta el compromiso y la entrega; que ayudar al otro no es cosa de otro mundo ni de santos de los altares; que ayudar no es regalar la propia sangre, sino que muchas veces alcanza con sentarse a escuchar para comprender lo que le pasa al otro; que las discusiones no son para tener razón, sino para integrar visiones y llegar a instancias superadores; que nadie es tan malo ni tan bueno como parece, sino que es imprescindible conocerlo; que la inmensa mayoría de la gente es buena y honesta y que los verdaderamente perversos son muy pocos; que la ayuda de uno no es imperceptible, que es útil, buena y que siempre le llega a alguien en los tiempos y momentos que uno no conoce; que solo, se llega más rápido, pero no más lejos y que esto último se hace con otros ... con tu gente, con tus vecinos, con tu barrio, con tu provincia, con tu país; que las ventajas individuales no se traducen en beneficios colectivos, que son los que nos hacen avanzar como sociedad; que no todo lo que te sucede tiene explicación en este mundo, porque, sencillamente, no la tiene; que lo que te parece que es una pérdida de tiempo, a la larga, te das cuenta que es lo importante; que respetar es mucho más que tolerar y no signfica aceptar; que no son las cosas las que gobiernan el rol y el estatus, sino tus valores; que la gente te distingue por lo que sos, no por lo que tienes; que es más importante transitar la vida "siendo" y no "estando"; que lo bueno es bueno por sí mismo y no depende de quién lo haga o lo diga; que si los "por qué" te hacen sentir cimbronazos, es porque Dios existe y se manifiesta de muchas formas.
Muchachote, varón, de 25 a 45, por si no lo sabés, a los cabeza de plata nos preocupás, nos desvelamos de noche por vos, somos ignorantes porque no sabemos transmitírte nuestros miedos y esperanzas. Ya conocemos nuestras limitaciones y algunos han superado el hecho de saber que no somos invencibles.
Por eso apelamos a tu inteligencia. Estamos casi seguros que sabrás comprender el mensaje. Muchas gracias por superarnos.
Hace días que llueve y eso me ha vuelto un tanto melancólico.
Ahora, sin que me haya dado cuenta, está despuntando el sol.
¿Premonición?
Un abrazo,
Cristian Sosa Barreneche