EL TRABAJO NO ES MERCANCÍA
El trabajo no es mercancía
Córdoba (AICA): “La escasez o falta de trabajo ocasiona que el trabajo sea tratado como una mercancía, que puede comprarse y venderse libremente en el mercado y cuyo precio es regulado por la ley de la oferta y la demanda, sin tener en cuenta el mínimo vital necesario para el sustento de la persona y de su familia.
Además, el trabajador ni siquiera tiene la seguridad de llegar a vender “su propia fuerza de trabajo”, al estar continuamente amenazado por el desempleo”, advirtió la Pastoral Social de la arquidiócesis de Córdoba al invitar a la misa por el Día del Trabajador.
La celebración eucarística será presidida por el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, el martes 30 de abril a las 19 en la parroquia Cristo Obrero, iglesia Nuestra Señora del Carmen (Figueroa Alcorta 160, Córdoba).
La Pastoral Social consideró que “el trabajo como una parte importantísima e innegable de la dignidad humana, debe ser una política de Estado en todo gobierno”.
Por ello, la Iglesia en Córdoba acompaña “todas las iniciativas que impulsen el mantenimiento y la creación de fuentes laborales, y la recuperación y profundización de la cultura del trabajo”.
“El trabajo no puede ni debe ser considerado como un objeto material ya que es una parte fundamental en la realización y dignificación de la persona, y tampoco debe ser considerado un componente más para la maximización de beneficios económicos, perdiendo de vista al ser humano”, sostuvo en una declaración.
Frente a la situación actual, en el que existen posturas opuestas, la Pastoral Social estimó “importante tomar conciencia de que todos -gobernantes, dirigentes gremiales, trabajadores, empresarios- estamos obligados a buscar un justo equilibrio”.
Y subrayó: “Sólo mediante la participación responsable de todos en esa búsqueda y el compromiso de los que tienen responsabilidad de tomar estas decisiones, podremos garantizar la continuidad de los puestos de trabajos existentes y lograr ampliarlos de manera constante”.
“El contexto del Bicentenario de la Independencia que celebraremos en 2016 nos desafía a renovar nuestro compromiso personal y comunitario en esta transformación. Agradecemos a Dios nuestro Señor por el trabajo cotidiano que posibilita, a tantos hombres y mujeres, llevar el pan de cada día a su mesa”, concluyó.+