REFLEXIONES
Domingo 2 de Agosto de 2020
Liberados por una educación de calidad
Quiero hoy plantear que para neutralizar la predominante tendencia a la deshumanización, de la mano de lo que se da en llamar “transhumanismo”, aspirar a una educación de calidad, sería uno de los indispensables requisitos para poder pensar en un futuro promisorio para nuestra sociedad.
Este mensaje, es simplemente un modesto aporte a un vastísimo tema, en que es legítimo discutir sobre métodos de aprendizaje, pero que debe tener claro los parámetros básicos de lo que se quiere lograr. Todo dependerá de la concepción antropológica que se tenga. Según la respuesta a la pregunta decisiva que es ¿qué es el hombre?, responderemos a lo que entendemos por su educación.
Sólo pretendo hoy plantear que si en una sociedad este tema no se aclara, su futuro está seriamente hipotecado. Dado que no somos animales (que crecen maravillosamente “a la buena de Dios” que los ha creado no racionales, aunque eventualmente puedan ser adiestrados para ciertos fines indicados por el hombre), si no tratamos a los seres humanos como lo que verdaderamente somos, llevaremos a las próximas generaciones a una especie de adiestramiento al modo de las bestias irracionales, para terminar siendo esclavos del sistema social dominante, y no seres libres en una sociedad libre, con la gratuitamente heredada libertad de los hijos de Dios.
En tiempos en que ministros de educación no preparados para esas altas responsabilidades, sólo hablan de cuestiones coyunturales, o se refieren a conflictos laborales, o gremiales, o enfatizan unilateralmente la necesidad de tecnológicas pedagógicas, siempre con fuertes ingredientes políticos y fundamentalmente ideológicos, es deseable volver a los buenos tiempos en que la educación y el estudio eran un valor indiscutido a partir del sentido común que indica que lo que ante todo debemos desarrollar en los educandos es su capacidad de pensar, y su capacitación en ciencias y humanidades.
En relación a la “nueva normalidad” de la que siguen hablando muchos “hijos” del “Nuevo Orden Mundial”, y que se quiere imponer a nivel global, debemos decir que hace inviable el proceso humano de enseñanza aprendizaje. Lo que llaman educación a distancia a través de computadoras, o presencia intermitente de alumnos que recurrirían a las instituciones educativas algunos días, o “burbujas” pedagógicas, o distanciamiento social con aulas escasamente habitadas, significa definitivamente el franco empobrecimiento de la educación de niños y jóvenes.
Sería como pretender que una rosa creciera en la oscuridad, o un pingüino en el caribe, o una higuera en un freezer, o un bebé en un boliche. Sol es lo que necesita la rosa, frío un pingüino, calor la higuera, y silencio y paz un bebé.
El contacto personal docente-alumno y alumno-alumno es indispensable no sólo para educar a alguien, sino para que crezca como ser vivo, más aún racional.
En relación a los contenidos, se trata ante todo de lograr que la educación desarrolle todas las capacidades humanas, lideradas por la inteligencia racional, que busca la luz de la verdad como su único alimento, y al hallarla libera a las personas de las tinieblas de la ignorancia que la esclaviza. Verdad del ser en sí, verdad de la cultura de los pueblos, verdad de todas las áreas del conocimiento, conforme sus contenidos y métodos.
Desarrollar la inteligencia racional que avanza paso a paso a partir de conocimientos que se incrementan día a día a través de un proceso que se extiende a lo largo de los años en que transcurre la enseñanza primaria y secundaria, es innegociable para cualquier niño y adolescente que aspire a vivir en libertad. Y lo es mediado por la institución escuela, principal colaboradora de la primer educadora del hombre que debe ser en circunstancias normales la propia familia.
En la familia, los padres inculcan los valores morales a sus hijos, que luego son reforzados por la educación sistemática por ellos elegida. En la escuela, lo primero es siempre lo académico, que sólo esa institución puede proporcionar con idoneidad, junto a la tan necesaria socialización que genera, y que en estos días tanto extrañan niños y jóvenes.
La educación sistemática desarrolla pensamiento crítico en los alumnos, que no es poner la “crítica por la crítica” en el centro del proceso, sino desplegar los primeros principios del conocimiento lógico, para alcanzar la verdad y evitar equivocarse, lo que como decíamos, genera libertad.
Si bien la educación posee claras consecuencias para la vida moral de las personas, incluyendo las referentes a la convivencia social, es un falso dilema el de contenidos conceptuales y actitudinales. Lo dilucidamos diciendo que si bien lo más importante es el hombre bueno que aprende a amarde la mano de los contenidos morales, lo primero necesario para alcanzarlo, es desarrollar la inteligencia, que apreciará el valor y lo elegirá en toda ocasión. Primero el ser y luego el obrar. La primera verdad es el amor, pero no lo practicaré con mi voluntad, si antes no entiendo de qué se trata, con mi inteligencia.
Es fundamental la idoneidad profesional e integridad moralde todos los actores del proceso: funcionarios del ministerio de educación, directivos, y docentes. La educación condicionada por intereses económicos o ideológicos es inviable. Al respecto nos preocupa sobremanera los condicionamientosde entidades internacionales tales como la ONU (principal propulsora de la ideología destructiva de la “identidad de género”), el FMI, o particulares tales como la Open Society de George Soros (explícitamente enemiga de la familia y de la defensa de la vida humana), que claramente están influyendo negativamente en el sistema educativo argentino.
Un capítulo esencial del proceso pedagógico, es la idoneidad de los docentes, que no sólo deberán adquirir los conocimientos académicos y pedagógicos correspondientes, sino ante todo experimentar la vocación, es decir el íntimo llamado, a educar. No tiene futuro un campo tan delicado para la siembra como lo es la mente y corazónhumanos, de manos de sembradores incompetentes o inmaduros.
Desde nuestra perspectiva de creyentes, y con arraigo en la natural inclinación humana a buscar a Dios como último fundamento de la existencia, debemos decir que es esencial considerar la importancia del tema de la relación fe-razón y fe-ciencia en todo el proceso educativo. De esa correcta relación, se beneficiará tanto la razón como la fe, y el alumno aprenderá a apreciar el maravilloso espectáculo del misterio subyacente en todo lo que lo rodea, especialmente en el hombre, capaz de comprender la realidad con su razón, potenciando así su capacidad para servir a Dios y a su providente plancreador y redentor.
En esta misma dirección, nuestras escuelas católicas deben garantizar el acceso diario a la presencia de Jesús Eucaristía en templos, capillas u oratorios, a la vez que invitar a alumnos y docentes a comenzar el día y a terminarlo, incluso cada clase si fuera posible, elevando una plegaria a lo alto. Se trata de hacer presente a Dios en cada jornada de nuestro quehacer educativo, junto con la indispensable reflexión curricular sobre su misterio en clases de religión o en encuentros de catequesis sacramental.
Conforme la psicología evolutiva, será muy importante diseñar sistemas educativos que contemplen la correlación entre la naturaleza humana y su desarrollo, y los contenidos y metodologías acordes a esa evolución. Sabemos que las posibilidades son diversas, como lo indican los muchos diseños curricularesen el mundo.
En relación a Córdoba, por ejemplo, la “secundarización”del tradicional séptimo grado del nivel primario, no ayuda al normal desarrollo de los niños, que aún son pequeños para el régimen secundario.
Tema no menor es la adecuada infraestructura que sostiene todo el proceso. Los edificios escolares deben favorecer el silencio, deben ser amplios, bellos, y luminosos, contar con espacios al aire libre, disponer de materiales adecuados según las áreas de aprendizaje, etc.
Así como todos educan en una escuela, empezando por el portero, también todo educa, empezando por los ambientes que cobijan a los alumnos. La bellezaes el resplandor de la verdad y del bien, y tiene una particular “adherencia” en niños y jóvenes. Lo feo y desprolijo es la peor herencia que pueden recibir quienes se están abriendo a la vida, y deben aprender a valorarla, agradecerla y amarla.
Jesús, Divino Maestro, nos enseñó que no debíamos llamar a nadie maestro, puesto que uno solo es acreedor a ser así llamado (cfr Mt 23, 8). Él no quería decir con esto que no debemos utilizar el más alto título que puede merecer un docente, que es el de maestro. Sólo quiere enseñarnos que la mayor sabiduría proviene de Dios y que para aprender de Él necesitamos cultivar la virtud de la humildad, incluso los docentes. Ante todo la de reconocernos discípulos de Dios, fuente de todo saber. Enseñar esta virtud a los alumnos, a la vez que abrirlos a la insondable sabiduría que proviene de nuestro creador y redentor es el contenido más bello que se puede transmitir a quienes se hallan sedientos de beber de esa fuente de agua viva.
Finalizando el presente mensaje, para los que no lo recuerdan, mi propuesta para la “nueva normalidad post pandemia en la Argentina” consiste en cinco aspectos, de los cuales el que acabo de desarrollar sería el cuarto. Los otros son: no mentir, no robar, trabajar con excelencia, y creer en Dios.
Antes de terminar, y para seguir generando consciencia sobre el delicado momento que como humanidad nos toca vivir, quiero proponerles un video que contiene la entrevista a la doctora española Natalia Prego, una de las principales organizadoras de los Médicos por la Verdad , cuyo video recomendé en el mensaje anterior. Por favor presten atención a todos los argumentos que se plantean, con el fin de echar luz sobre los graves errores que hoy se están difundiendo en relación a la crisis sanitaria.
¡María Santísima, Trono de Sabiduría, nos inspire, y que Dios los bendiga!