Desaparición forzada en México: salir adelante por la fe
En el Día Internacional de las Víctimas de la Desaparición Forzada, Aleteia hace un repaso de la situación de desapariciones en México y comparte el testimonio de Esmeralda, una madre buscadora que ha encontrado fuerza en la fe
Fuente: ALETEIA - Majo Frias
El 30 de agosto fue establecido por la ONU como el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. En México, 115 mil 585 personas están desaparecidas. Un día salieron de sus casas y no regresaron; otros fueron sustraídos de sus viviendas, vehículos, lugares de trabajo o centros de estudios y desde entonces no se sabe nada de ellos.
Más de 115 mil familias en el país tienen las mismas preguntas sin responder: ¿Dónde está?, ¿está vivo?, ¿por qué las autoridades no lo buscan? Esta es la cifra oficial que maneja la Comisión Nacional de Búsqueda; sin embargo, la magnitud real de la crisis humanitaria es mayor.
La doble desaparición del Estado
La cifra de desapariciones ha ido en constante crecimiento desde 2006 y, tan solo en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, se han registrado más de 50 mil casos.
A dónde van los desaparecidos (una agrupación de periodistas especializados en el tema) estimó que en México ha desaparecido, en promedio, una persona cada hora en el actual sexenio. Además, denunció que la Estrategia Nacional de Búsqueda Generalizada, emprendida por el gobierno en turno, ha reducido erróneamente la cifra de desapariciones debido a falsas actualizaciones en el estatus de los expedientes y a clasificaciones erróneas.
Esta crisis humanitaria ha despertado las alertas de instancias internacionales como la ONU y la Corte Interamericana de Derechos Humanos; sin embargo, los colectivos de búsqueda -formados mayoritariamente por familiares de las personas desaparecidas- continúan siendo quienes emprenden la búsqueda de sus hijos ante la inacción gubernamental.
La fuerza de la fe
A Jesús Gerardo, un joven de Jalisco -el estado con más desapariciones a nivel nacional- se lo llevó un comando armado hace más de dos años. Desde entonces, su familia no ha vuelto a saber nada de él.
Jesús Gerardo es buscado incesantemente por su abuela y su mamá, quienes han encontrado la fuerza necesaria para emprender su búsqueda en Dios. “Hay veces que ya no puedes (continuar), pero yo creo que si no fuera por nuestro Creador, no haríamos nada”, confiesa Esmeralda.
Esmeralda, que forma parte de los colectivos de búsqueda, menciona que las cifras que el gobierno presenta son falsas, pues presentan números inferiores a los reales; además, califica de erróneo el proceder de las autoridades ante la desaparición de una persona.
Se ha documentado que, en México, las familias de desaparecidos constantemente se enfrentan a revictimización, trabas en el sistema de justicia, desatención, estigmatización, falta de apoyo e incluso vigilancia de las autoridades. Por lo que, además del dolor, en ocasiones también se enfrentan al riesgo que supone la búsqueda de sus seres queridos.
Para Esmeralda y su familia, la desaparición de Jesús Gerardo ha sido muy difícil; sin embargo, reconocen que ha sido posible permanecer en pie gracias a la fe.
En su caso, reconoce que a partir de este suceso han conocido más la fe católica y eso le ha permitido acercarse a Cristo.
“Si no estábamos unidos, lo estamos, y Dios santo (...) Aquí estamos de pie. Él nos ama y nos quiere, y por eso estamos aquí. Si estamos viviendo esta situación, es para aprender algo”.
La luz de la Iglesia
A la fe en Dios se suma la acción pastoral de la Iglesia Católica en todo México, que se ha esforzado por llevar un acompañamiento espiritual y social con estas familias.
Esmeralda reconoce que la Iglesia ha luchado por no dejar de lado el tema de las desapariciones y, con mucha conciencia, ha escuchado a los colectivos y familiares para hacerles sentir su apoyo y compañía.
Gracias a eso, se mantienen firmes: “Aquí vamos a seguir aunque no estén ellos. Somos sus ojos, somos su boca y aquí estamos hablando por ellos”.
Confiesa tener fe en que, en algún momento, saldrá la verdad sobre las miles de desapariciones que acumula el país y, entonces, en unión, se podrá hacer algo por resolver esta situación.
El llamado a frecuentar los sacramentos y unidad para superar el dolor
En la Arquidiócesis de Guadalajara, el cardenal José Francisco Robles presidió la Eucaristía anual por las víctimas de desaparición forzada el domingo 25 de agosto.
En la homilía resaltó que, en ocasiones de mucho dolor, podemos llegar a preguntarnos “¿Dónde estás tú, Jesús?, ¿Por qué no respondes?”
“Es posible que nos sintamos tentados a ya no acudir a Él. Caigamos en la cuenta de que, aunque fallen todas las personas y los recursos que deberíamos tener al servicio de nuestras dificultades, Jesús no nos falla, Él está, sabe del dolor injustamente infringido”, recordó.
Fuente: ALETEIA - Majo Frias