Reiki desata inquietantes manifestaciones demoníacas en sus practicantes

El padre Gareth Leyshon, doctor en Física y sacerdote católico de la diócesis de Cardiff, Gales, ha realizado un exhaustivo análisis sobre los riesgos espirituales asociados con la práctica del Reiki, una controvertida terapia alternativa que afirma canalizar energías curativas.
Autor: Edwin Botero Correa
El padre Gareth Leyshon, doctor en Física y sacerdote católico de la diócesis de Cardiff, Gales, ha realizado un exhaustivo análisis sobre los riesgos espirituales asociados con la práctica del Reiki, una controvertida terapia alternativa que afirma canalizar energías curativas.
Como científico y religioso, Leyshon aporta una perspectiva única al debate. Su experiencia como asesor de la Renovación Carismática Católica (2007-2012) y capellán universitario le ha permitido observar de primera mano los efectos de estas prácticas en los fieles. Actualmente sirve como párroco de la comunidad Our Lady of the Valleys, donde continúa su labor pastoral y de investigación.
El Reiki se fundamenta en la supuesta manipulación de una «energía espiritual» denominada ki (también conocida como chi en China o prana en India). Sus practicantes deben pasar por rituales de iniciación o «sintonización» que involucran símbolos secretos. «En el lenguaje de la Ciencia, energía tiene un significado preciso: puede ser medida y convertida de una forma a otra«, señala Leyshon, cuestionando la base científica de estas prácticas.
En su «Crítica Católica al Arte Sanador del Reiki«, el sacerdote identifica varios escenarios problemáticos: si el ki no existe, su práctica constituye superstición; si fuera una propiedad física medible, requeriría validación científica; si es espiritual, podría provenir de fuentes demoníacas. «En ningún sitio la Escritura nos enseña a canalizar energía como hace el Reiki«, advierte.
Como científico y religioso, Leyshon aporta una perspectiva única al debate. Su experiencia como asesor de la Renovación Carismática Católica (2007-2012) y capellán universitario le ha permitido observar de primera mano los efectos de estas prácticas en los fieles. Actualmente sirve como párroco de la comunidad Our Lady of the Valleys, donde continúa su labor pastoral y de investigación.
El Reiki se fundamenta en la supuesta manipulación de una «energía espiritual» denominada ki (también conocida como chi en China o prana en India). Sus practicantes deben pasar por rituales de iniciación o «sintonización» que involucran símbolos secretos. «En el lenguaje de la Ciencia, energía tiene un significado preciso: puede ser medida y convertida de una forma a otra«, señala Leyshon, cuestionando la base científica de estas prácticas.
En su «Crítica Católica al Arte Sanador del Reiki«, el sacerdote identifica varios escenarios problemáticos: si el ki no existe, su práctica constituye superstición; si fuera una propiedad física medible, requeriría validación científica; si es espiritual, podría provenir de fuentes demoníacas. «En ningún sitio la Escritura nos enseña a canalizar energía como hace el Reiki«, advierte.
Particularmente preocupante resulta el componente ritual del Reiki. La necesidad de iniciación y la invocación de «guías espirituales» en niveles avanzados constituyen, según Leyshon, formas de idolatría incompatibles con la fe cristiana. Más alarmantes aún son los testimonios recogidos por exorcistas diocesanos que reportan casos de «opresión demoníaca» en personas sometidas a estas terapias.
El padre Leyshon propone un enfoque pastoral que enfatice las alternativas cristianas de sanación: «Hay que poner menos énfasis en lo prohibido y más en el verdadero poder sanador de Cristo, accesible a través de los sacramentos y la oración de sanación explícitamente cristiana«. Recomienda la confesión sacramental para quienes hayan practicado Reiki, incluso si lo hicieron por ignorancia.
El aspecto económico también preocupa al sacerdote, quien sugiere que las comunidades cristianas consideren apoyar a quienes necesiten abandonar la práctica del Reiki como fuente de ingresos. Además, aboga por que las autoridades civiles exijan etiquetar el Reiki como una «práctica espiritual» y no como terapia médica.
La posición de la Iglesia Católica sobre el Reiki es clara: los fieles deben abstenerse de participar en prácticas que involucren poderes espirituales no cristianos. El Catecismo advierte específicamente contra intentos de «domesticar poderes ocultos» (CIC 2117), incluso cuando el propósito sea sanar.
Los exorcistas y equipos de oración de liberación han documentado múltiples casos donde la exposición al Reiki ha resultado en manifestaciones de actividad demoníaca. Aunque Leyshon aclara que esto representa «una vulnerabilidad, no una certeza», la evidencia sugiere que estas prácticas pueden abrir puertas espirituales peligrosas.
Autor: Edwin Botero Correa