“ESPEJITOS DE COLORES”

ACTUALIDAD Viernes 22 de Septiembre de 2023

97_debate-de-los-vice.jpg
TN

René Descartes afirmaba que “la filosofía es lo que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres”. Esta disputa que presenciamos fue un claro ejemplo de ausencia de filosofía.

Autor: Luis Gotte

Se llevó a cabo el primer debate de candidatos a Vicepresidentes en Argentina, una institución política que tiene funciones bastante limitadas y que, una vez finalizados sus mandatos, son rápidamente olvidados. Incluso figuras destacadas como Cristina Fernández De Kirchner, ocupante del cargo de Vicepresidente en un Ejecutivo elegido a través de WhatsApp, serán borrados de la memoria colectiva en pocos años.

De alguna manera, todos intuíamos que la aspirante a Vice, Victoria Villarroel, no tendría dificultades para salir vencedora de este combate lleno de descalificaciones y ataques. Era obvio que los otros candidatos, también sometidos a las leyes del olvido, la cuestionarían y buscarían lacerarla. Sin embargo, jugaron a favor de la libertaria: la victimizaron, le fueron al pie. Como resultado, del medio millón de espectadores que presenciaron “este circo romano”, la mitad se solidarizó y respaldó a Villarroel, quizás no tanto por sus méritos propios, sino por el comportamiento de sus enemigos. Ellos nunca comprendieron que en política solo hay adversarios.

En primer lugar, esta disputa política-televisiva no debería haberse llevado a cabo. ¿Cuál es la importancia de la opinión de un Vicepresidente? Sus competencias y atribuciones son irrelevantes en esta situación de crisis en que estamos. Su figura es útil únicamente para situaciones de acefalía y para tocar la campanita en el Senado. Entonces, ¿por qué su producción romana?

En segundo lugar, se conocía de antemano que Villarroel era claramente superior a Rossi y a Petri. Los hechos así lo demostraron. Mientras ellos elevaban sus voces al unísono, su voz serena y equilibrada se destacaba por encima de todos. Era la calma ante la tormenta de espadas.

En tercer lugar, todo este espectáculo circense benefició directamente a Libertad Avanza. El más afectado fue Unión por la Patria que, con un candidato a Vice de los peores vistos – es una realidad, que no va en gustos- logró el rechazo de los televidentes por su torpeza, chicanería y arrogancia.

Los malos relatos provocan malas decisiones y las malas decisiones provocan malos debates.

Ahora bien, ¿cuál fue el verdadero objetivo de este debate si todos sabían el resultado? ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Quién está realmente en el desarrollo de esta jugada? En este mundo, nada se hace al azar o por buenas intenciones, ni siquiera la guerra ruso-ucraniana escapa a la influencia de los conductores del poder. En este juego de tronos, ¿quién se sienta en él?

Observamos cómo el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, fue colocado por el Foro Económico Mundial, cuyo presidente, Klaus Schwab, es un rostro de muchas caras. Tal vez una de ellas esté presente detrás de las decisiones de Nayib Bukele en El Salvador, país donde también se está llevando a cabo una ingeniería social de consecuencias insospechadas. Está ocurriendo con Semilla, el partido que ha llevada a la presidencia de Guatemala a Bernardo Arévalo. El candidato a la presidencia de Ecuador, Daniel Noboa, incluso Claudia Sheunbaum, del partido mexicano Morena, están siendo influenciados por ese rostro de muchas caras.

Y en la Argentina de Milei, ¿qué sector está trabajando para esas caras?

¿Cuál es la base de este “experimento”?

¿Observar cómo reaccionará el pueblo argentino ante un colapso total del sistema económico, político y social para luego globalizarlo?

Lo único cierto es que, el pueblo argentino pareciera encontrarse en un tubo de ensayo donde científicos locos nos observan. Y hoy, estarán anotando en sus registros: los resultados son los esperados, iniciamos la segunda etapa…

“Despréndete de todas las impresiones de los sentidos y de la imaginación y no te fíes sino de la razón” – René Descartes

Autor: Luis Gotte

Dejá tu comentario