EUROPA, ENTRE HISPANOAMÉRICA O NAUFRAGAR
En medio de este contexto, se observa un cambio en la hegemonía interna de la Unión Europea.
Autor: Luis Gotte
A principios de febrero de este año, el Parlamento Europeo presentó sus conclusiones del Eurobarómetro (sondeos llevados a cabo desde 1973) donde se destaca que, el 90 % de los europeos están preocupados por el aumento del coste de la vida, un 39 % dicen tener problemas para pagar sus facturas.
El 82% señalan el miedo a la pobreza y la exclusión social.
El temor y la ansiedad crece, es un escenario propicio para el autoritarismo, tanto socialistas como de los conservadores, con la consiguiente pérdida de libertades, en particular, políticas.
En octubre del año pasado, el socialista español Josep Borrell, el segundo de Ursula von der Leyen en la Comisión Europea, expresó sobre Europa: nosotros hemos construido un jardín. Todo funciona. Es la mejor combinación de libertades políticas, prosperidad económica y cohesión social que la humanidad haya construido nunca…
La mayor parte del resto del mundo es una jungla, y la jungla podría invadir el jardín”. Fue en el Colegio de Europa, Bélgica, ante jóvenes que podrían ser futuros diplomáticos europeos.
Expresión de lo más torpe y arrogante, si Europa no quiere quedar aislada.
Cerca del 22% de la población europea está en riesgo de pobreza y exclusión social. Los países con porcentajes más altos son Letonia con el 25,6%, Rumania el 23,4% y Bulgaria con 21,4%. Pero no sólo en el Este hay grandes sectores sociales en riesgo. En Francia, el 13,1%, Alemania, es del 15,1%; España, al 19,6%; en Italia, al 18,7%.
El porcentaje menos elevado lo disfrutan los checos, con un 9%, los holandeses con un 10,5% y los eslovacos un 10,9%.
El mundo rico tiene enormes bolsones de pobres. Una cuarta parte de la población de la UE vive amenazada por el empobrecimiento y la exclusión social. Sufren hambre, sin acceso a una alimentación equilibrada, al agua potable, a una vivienda digna, a la educación o a los servicios mínimo de atención sanitaria.
En medio de este contexto, se observa un cambio en la hegemonía interna de la Unión Europea.
La muerte cerebral de la OTAN que anunciaba el presidente francés Emmanuel Macrón (The Economist, noviembre de 2019), se ha manifestado más bien como la muerte efectiva del eje franco-alemán como motores de la UE.
Ya en 2003, al comenzar la invasión ilegal de Irak, el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, declaró que Francia y Alemania eran la "vieja Europa" y que Polonia lideraría la "nueva Europa". Hoy parece más evidente.
¿Por qué Polonia? Desde Varsovia impulsaron la iniciativa de los “Tres Mares”, que une al Báltico, el Mediterráneo y el Negro. Una alianza que reúne a doce países de la UE, planteando todo un reto a la política comunitaria interna. Si bien es cierto que, individualmente estos países no son relevantes, pero, en bloque son casi la mitad de los integrantes de la Unión. Esto implica que, pueden formar un eje de poder dentro del continente, opuesto a otras alianzas como el eje franco-alemán o la Mediterránea.
Este nuevo bloque podría convertirse en un “interlocutor” válido para un acercamiento, sin desconfianza y recelos, entre la América Hispana y la UE, como para resolver nuestros problemas internos, Hispanoamérica la falta de tecnología y, Europa, de alimentos y energía. Para ello es preciso que nuestros políticos dejen sus pasiones ideológicas de lado, que los enceguece a la hora de tomar decisiones importantes.
Autor: Luis Gotte