Ser moderno...

Es algo de simple sentido común darse cuenta que en los tiempos actuales las costumbres han variado mucho. Se nota tanto en los jóvenes, que en buen número asumen su sentido de libertad como “hacer lo que quiero”, o “me gusta”, o “me conviene”, como en adultos que aceptan eso entendiéndolo como irremediable, moderno, según el gusto.
Autor: Padre Luis Moisés Jardín Lahetjuzan
Hasta hace poco más de una década se decía que el ochenta por ciento de los argentinos profesaba la fe católica.
Ya no es así. No pocos sacerdotes y obispos aceptan esa “modalidad de libertad” como algo que hay que asumir, comprender, aceptar y festejar.
Han ayudado en esto no pocos institutos religiosos donde ha pesado más el ingreso de dinero que la enseñanza de la verdad.
¿Pero, por qué se acepta sin más en el ámbito de la fe? A mi ver, algo notorio es la prevalencia del interés por los ingresos.
Otro factor es la seducción de la popularidad, tantos sacerdotes y obispos que aman el número en detrimento de la verdad.
Hay en esto un abandono de la fe que bajo múltiples excusas esconde algo muy hondo y serio: una traición a Jesucristo.
Los abusos de niños y la falsificación de los sacramentos, más la laxitud de los obispos respecto de estos delitos, golpean a los sinceros creyentes haciéndolos vacilar o alejándolos de la vida religiosa.
El ataque declarado y vil a quienes aman y viven la tradición, solo reafirma a los católicos perseguidos por la fidelidad a Cristo y La Iglesia.
Con la herencia y forzada vigencia del Concilio Vaticano ll, hay muchos fieles, algunos sacerdotes, algún que otro obispo, que vacilan ante esta avalancha de herejía progresista.
El Obispo Barba arrasando con la fe católica en San Luis; el obispo Shening "dimitiendo" a un excelente sacerdote, probado en su amor a la Iglesia, en el obispado de Mercedes, Luján; el Arzobispo Colombo, en Mendoza, adhiriendo a sodomitas, lesbianas, trans y otras versiones contra natura. ¿En manos de quiénes estamos? ¿Los laicos, qué hacen? Miran y murmuran viendo cómo se vuelve a crucificar a Cristo... Y luego tranquilos a sus casas.
Pese a todo, el pueblo sencillo, sufrido, que recibe a sus hijos como un don de Dios, que es dejado de lado por los curas "modernos" quienes lo llaman “retrancas” o lo miran como enemigo y ni lo escuchan, sigue amando y confiando en la Virgen Santísima, ese pueblo fiel continúa rezando a Jesucristo, pidiendo por la conversión de curas, obispos y laicos tan modernos que hasta han “superado” los conceptos de respeto y decoro, y asisten al Santo Sacrificio vestidos escandalosamente, siendo incluso preferidos para dar a los demás el Sagrado Cuerpo de Nuestro Señor como si se repartieran caramelos y galletitas.
Recemos para que haya luz, porque...
"Dios es luz y en Él no hay tiniebla alguna ".
¡Y hoy hay tantos bautizados laicos y consagrados que eligen ser esclavos de las tinieblas!
Autor: Padre Luis Moisés Jardín Lahetjuzan