Un sacerdote argentino se niega a irse de Siria: “Este es mi hogar y la gente me necesita más que nunca”
El sacerdote Hugo Alaniz, que está radicado en Alepo desde el 2017, se refirió a los temores y a la incertidumbre que reinan en la segunda ciudad más importante del país. “Nadie se esperaba algo así, ni el gobierno sirio, ni los servicios de inteligencia”, aseguró
Autor: fundaciongladius.org-Cinthia Ruth
A pesar de que actualmente la luz eléctrica es un lujo, el agua una incertidumbre diaria y el precio de los alimentos se encareció al cuádruple; Alaniz aclaró que en el Obispado Latino, donde él se encuentra, cuentan con todos esos servicios y no les falta comida.
Ubicado en la parte oeste de la ciudad y cerca del polo universitario, sus colaboradores convirtieron el sótano de la iglesia Nuestra Señora de la Anunciación en un refugio improvisado para 250 personas. Allí albergan a familias, jóvenes, ancianos y niños que llegaron escapando de las bombas y los misiles.
El sábado pasado, el cura junto al Monseñor Hanna Jalouf, obispo de los católicos latinos en Siria, decidieron actuar de inmediato y salieron al amanecer con la esperanza de encontrar un canal de comunicación con las nuevas autoridades. “En el camino vimos los cuerpos de soldados acribillados”, narró el sacerdote. “Los habían dejado a propósito, como advertencia”, agregó.
A pesar de la incertidumbre, encuentran esperanza y solidaridad, incluso en tiempos de crisis.
Si bien no lograron encontrar al líder rebelde, dejaron mensajes en varios puntos estratégicos. Finalmente, el contacto llegó de manera inesperada: un conocido de Monseñor, ahora figura clave entre los rebeldes, visitó el obispado. “Tranquilos, no venimos por los cristianos”, les aseguró mientras el temor de represalias aún sigue latente.
“A pesar de los enfrentamientos, salimos al exterior para repartir alimentos y medicinas. Es una rutina peligrosa. Había viejitos que estaban sin comer desde hacía 5 días. Tenemos que devolverles un poco de dignidad”, describió Alaniz.
A 9 días de la caída de Alepo, el sacerdote argentino asegura que la ciudad se va normalizando de a poco. “Hay bastantes comercios abiertos, pero todo cuesta tres o cuatro veces más”, relató mientras recordaba que “el 93% de la población está bajo el nivel de pobreza, según la ONU, y el 70% de ellos en la indigencia”.
Incluso, comentó que “hubo encuentros formales con las nuevas autoridades de Alepo y los líderes de las iglesias católicas, ortodoxas y evangélicas”. Eso, en cierto modo, trajo cierta tranquilidad a los religiosos. Sin embargo, Alainz es consciente de que muchas de las cosas que dicen los rebeldes “son para dar una buena imagen para después imponer las reglas de ellos, las reglas islámicas”.
“Todos sabemos que los gobiernos en cualquier parte del mundo no dependen solamente de los que están en el poder, sino que también dependen de los intereses de los países más poderosos”, enfatizó al poner como ejemplo que en las calles “ya comenzó a circular el dólar y la moneda turca”. Para el cura, la implicación de países como Irán, Rusia y Estados Unidos, cada uno con sus propios intereses, “añaden complejidad a una guerra que ya es devastadora”.
Actualmente, hay más de 500 muertos abandonados por las calles de Alepo y en los pueblos que lo rodean, y más de 50.000 personas ya se desplazaron para pedir refugio a otros países. Alainz remarcó que el pueblo sirio viene muy golpeado: “No sólo la guerra causó destrucción e inmensa pobreza debido a sanciones impuestas por la comunidad internacional, sino también los dramas del COVID-19 y el terremoto de 2023″.
Con miras a la Navidad, el sacerdote se preocupó por transmitir un mensaje de paz y esperanza: “Ojalá que esto sea el inicio del fin, más que el inicio de otras batallas. Nuestro anhelo es que todo esto pase rápido y que todo el mundo rece por nosotros”.
Autor: fundaciongladius.org-Cinthia Ruth