Durante el siglo XX, la humanidad fue influenciada por el secularismo, o sea, por la ausencia de Dios en la vida diaria y una falsa espiritualidad, donde se mezclan el paganismo, la brujería, el esoterismo y "una fascinación por las religiones del antiguo oriente", diseminada e impulsada por lo que se ha llamado la Nueva Era.
Lo explicó el Obispo de la Plata, Héctor Aguer, durante el programa argentino de televisión "Claves para un Mundo Mejor". Por eso, exhortó a los católicos a que profundicen su formación doctrinaria y espiritual para que no caigan en manos de sectas.
"Lo que quiero decir a propósito de todo eso -afirmó Mons. Aguer- es que la religiosidad del hombre, si no se ajusta a la Fe, a una Fe verdadera, corre el riesgo de desviarse y de convertirse en mera superstición. Me refiero a la actitud religiosa fundamental, a la necesidad religiosa del ser humano que, como criatura, está inclinado a vincularse con el Creador", afirmó él.
El Prelado explicó que, "en el orden de la Fe cristiana, la virtud de religión es diferente de la virtud de la Fe; por eso es importante que esté iluminada continuamente por la Fe, que esté sustentada por la Esperanza y que esté animada por la Caridad". Esto quiere decir que "tiene que haber una relación estrecha entre religiosidad, que es propia de una virtud moral y el orden teologal, el orden de las virtudes teologales, la fe, la esperanza y la caridad".
Según el Arzobispo, esta advertencia nace del hecho de que muchos fieles sin una formación sólida van a la Iglesia y frecuentan también cultos protestantes, o entonces se vinculan a "grupos extraños de religiosidad, tipo New Age".
Al concljuir, Mons. Aguer también afirmó que "es importante destacar el valor de una formación cada vez más amplia y más profunda en el contenido de la Fe cristiana. Tenemos un instrumento sólido y actualizado que es el Catecismo de la Iglesia Católica." (JS)