“Non Servian” dijo Lucifer en tono desafiante. Frase que se hizo eco en el tiempo y en la historia de la humanidad a través de la voz de los fariseos cuando dicen: “No tenemos más rey que al Cesar” (Juan 19, 15) o aquellos otros que exclamaron: “No queremos que este reine sobre nosotros” (Lc 19, 14).
Pero surge también desde toda la eternidad la voz de San Miquel Arcángel que bajo el grito “Quis ut Deus” encolumna los cuadros militares celestiales para librar el “buen combate” por el Reino de Dios. Este grito de San Miguel se repite también en el espíritu de la Caballería y en la voz de tantos mártires que exclamaron “Viva Cristo Rey” cuando fueron asesinados y torturados por los enemigos de Dios.
Nadie puede considerarse ajeno en este campo de batalla por eso el Señor nos dice: “el que no está conmigo está contra mí, y el que conmigo no recoge, desparrama” (Lc 11,23). Así pues, quien pretenda eludir la contienda y permanecer indiferente, recibirá el castigo reservado en el Apocalipsis para los tibios (Apoc 3, 16).
Cada uno de nosotros ha sido llamado para salir de su vida vulgar, insípida y mediocre, para convertirse en un Hombre o en una Mujer capaz de trascender y transformar las realidades temporales para el reino de Cristo.
En este mundo de imprecisos "derechos humanos", que da la espaldas a la Realeza de Cristo, ha identificado la democracia con clientelismo, la Verdad por conveniencia, el servicio con dominación, la “calidad de vida” con hedonismo, subordinando la justicia al marketing. Un mundo que descree del amor a la Patria y pretende instalar un paraíso en la tierra, mientras hipócritamente se perpetran las peores atrocidades contra la vida humana.
En este mundo existen también quienes han sido constituidos soldados de Cristo conscientes que hay bienes que no son negociables, y por los cuales es preciso estar dispuesto a dar la vida. Porque nuestra Patria crece en la medida que presta fidelidad a su misión y combate contra todo aquellos que se oponga a su verdadero destino.
Hoy celebramos con toda la Iglesia, la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Todos somos llamados a celebrar este día porque la cualidad de Rey debe serle reconocida en todo el orden y por todas las personas.
En Juan 18, 37 Ante la pregunta de Pilatos: – “¿Luego, eres tú rey?”
La respuesta de Cristo no se hace esperar: – “Tú lo dices, para esto he nacido, para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad, Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”.
Ser Rey, no es para Cristo algo adventicio, algo colateral sino el motivo de la presencia entre nosotros… “Natus sum…” (Para esto he nacido) porque Él mismo es la Verdad.
Nada podemos agregar a esta profunda reflexión de nuestro amigo y hermano Mauro Passetti; sólo que la hemos reproducido sin su autorización expresa, descontando que la tenemos implícita.
