Guía sencilla para equilibrar tecnología y espiritualidad
La tecnología está aquí para quedarse, y no es intrínsecamente mala. Si la utilizamos sabiamente, podemos crear un estilo de vida adecuado que sea enriquecedor y atractivo para nuestras familias
Autor: Aleteia - Daniel Esparza
España acaba de prohibir el uso de teléfonos móviles en las escuelas. Y aunque algunos aplauden la decisión, otros afirman que lo que realmente necesitan los niños no es una prohibición, sino una educación adecuada sobre la tecnología y cómo elegir los contenidos que leen y las aplicaciones que utilizan; en una palabra, necesitan aprender a discernir. De hecho, cada vez somos más conscientes de que navegamos por un campo de minas digital. Esto es aún más cierto si queremos que nuestros hijos desarrollen un cierto tipo de sensibilidad espiritual – tristemente, las pantallas son a menudo la opción más seductora.
Integrar la tecnología en un estilo de vida católico saludable puede parecer como caminar por la cuerda floja: hay que luchar para mantener el equilibrio en este mundo impulsado por la tecnología. Aquí compartimos cinco consejos para intentar mantener cierto equilibrio entre la espiritualidad y la omnipresente pantalla.
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LA FE AL ALCANCE DE LA MANO
Lo creas o no, la tecnología puede ser una poderosa herramienta para fortalecer tu fe. Las aplicaciones católicas ofrecen oraciones diarias, lecturas bíblicas e incluso visitas virtuales a lugares santos. Incluso puedes probar a hacer de las oraciones antes de dormir una experiencia interactiva con historias animadas sobre los santos. Además, las comunidades en línea nos conectan con otros católicos, fomentando un sentido de pertenencia y un propósito compartido.
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LA MODERACIÓN ES LA CLAVE
Como todo lo bueno, demasiado tiempo frente a la pantalla puede ser perjudicial. Establece límites claros. En lugar de deslizar el dedo sin sentido, reserva tiempo para aplicaciones basadas en la fe y otros tipos de contenido educativo: hay todo un mundo de recursos valiosos en línea. Asegúrate de no pasar demasiado tiempo haciendo doomscrolling y viendo videos tontos en tu plataforma favorita. Fomenta las actividades fuera de línea, como el tiempo en familia, el voluntariado o los paseos por la naturaleza. Recuerda: la conexión se produce sobre todo cara a cara, y no necesariamente a través de pantallas.
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DISCIPULADO DIGITAL
Admitámoslo: a veces nos dejamos arrastrar por la vorágine online. Pero, de nuevo, en lugar de demonizar la tecnología, utilízala como herramienta de enseñanza. Habla de los valores que intentas abrazar y difundir a tu alrededor: amabilidad, honestidad, respeto, fidelidad, responsabilidad. Explora los recursos en línea junto con tu familia y amigos, analiza críticamente los contenidos y entabla conversaciones significativas. Recuerda que ya no nos limitamos a mirar pantallas: estamos tratando de configurar un entorno digital saludable.
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ZONAS LIBRES DE TECNOLOGÍA
Necesitamos crear espacios sagrados libres de distracciones digitales. La hora de comer se convierte en una oportunidad para conversar y compartir historias. Las noches de juegos en familia fomentan la risa y la conexión. Designa los dormitorios como zonas libres de tecnología para fomentar el sueño reparador y el juego imaginativo. Ahora bien, tienes que asegurarte de que estás dispuesto a recorrer el camino: si quieres que tus hijos no estén pegados a una pantalla, tienes que pasar tiempo activamente con ellos, estar dispuesto a leerles todos los cuentos que quieran y a jugar a todos los juegos que necesiten. Es mucho trabajo, claro, pero es el trabajo de los padres.
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PREDICAR CON EL EJEMPLO
De nuevo, predicar es fácil. Sé consciente del tiempo que pasas frente a la pantalla. Deja el teléfono cuando estés con tu familia. Muéstrales la alegría de las actividades offline. Si no tienes ninguna afición, búscate una (¡lo antes posible!). Recuerda que eres un modelo para tu familia y que tus acciones hablan más que tus palabras.
La tecnología está aquí para quedarse, y no es intrínsecamente mala. Si utilizamos los dispositivos digitales con prudencia, podemos crear un estilo de vida adecuado que sea enriquecedor y atractivo para nuestras familias. Aceptemos lo bueno, controlemos lo malo y criemos niños que naveguen por el mundo digital con un sentido de la aventura y el propósito. Es un reto, pero podemos hacerlo.
Autor: Aleteia - Daniel Esparza