El Reino Unido quiere explotar las riquezas de la Antártida "antes que la Argentina"
ACTUALIDADMartes 28 de Enero de 2025
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La potencia europea busca hacer punta en la nueva disputa geopolítica y muchos de sus estrategas se proponen ir directamente contra los derechos argentinos. Puede ser un "salvavidas británico", dicen.
Una reciente nota de opinión publicada en "The Telegraph" plantea un tema que combina geopolítica, economía y ambiente: la potencial explotación de recursos naturales en el Territorio Antártico Británico y las implicancias de una posible carrera por controlar el continente helado. La pregunta central, "¿Tiene Gran Bretaña lo necesario? (para hacerlo)", resuena como un desafío para un país que busca redefinir su lugar en el mundo en un contexto de incertidumbre global.
Un tesoro helado en disputa
Según el artículo, la Antártida podría albergar riquezas naturales sin precedentes: vastas reservas de petróleo, gas y minerales como el oro y el cobre, enterrados bajo el hielo que comienza a derretirse debido al cambio climático. Estos recursos, argumenta la nota en "The Telegraph", podrían revitalizar la economía británica en un escenario posindustrial y enfrentar la crisis energética global.
Sin embargo, la explotación de estos recursos no solo es técnica y ambientalmente compleja, sino que también está enmarcada en una compleja red de disputas de soberanía. La Argentina ha desplegado la exploración de un sector del continente blanco –casualmente, el mismo territorio al que apunta el Reino Unido- desde hace décadas. Otros actores globales como China, Rusia y EEUU también han mostrado interés creciente en el continente, mientras que el Tratado Antártico de 1959, que limita las actividades comerciales y militares en la región, enfrenta un futuro incierto.
La paradoja británica: ambición y decadencia
El artículo también señala las tensiones internas del Reino Unido en su enfoque hacia los territorios de ultramar. El articulista desliza la idea de que un renacimiento económico a partir del Territorio Antártico Británico choca con la realidad de un país que enfrenta una crisis de identidad y de recursos.
La visión futurista presentada en el artículo, con imágenes de puertos repletos de robots mineros y monedas de oro acuñadas en la Casa de la Moneda Antártica, contrasta con la crítica de analistas que señalan la debilidad del Reino Unido para asumir tales proyectos. "El futuro seguro por defecto es en realidad profundamente inseguro", advierte el analista Samo Burja, sugiriendo que una postura pasiva podría condenar al país a la irrelevancia económica.
¿A qué costo?
La explotación de la Antártida también plantea dilemas éticos y ambientales. Aunque algunos proponen que su ecosistema, relativamente desprovisto de vida, sería el "lugar ideal" para actividades industriales, los ambientalistas advierten sobre las consecuencias irreversibles de alterar una región clave para la estabilidad climática global. Además, la competencia internacional podría transformar al continente en un escenario de tensiones geopolíticas, alejándose del espíritu de cooperación pacífica que ha prevalecido desde la firma del Tratado Antártico.
Una carrera contrarreloj
Con la posibilidad de revisar el Tratado Antártico en 2048, el tiempo apremia. ¿Debería el Reino Unido liderar una transición hacia un nuevo modelo de desarrollo en la Antártida, o priorizar la protección del continente como un legado para las futuras generaciones? La nota de "The Telegraph" deja entrever que Gran Bretaña podría beneficiarse enormemente si toma la iniciativa, y advierte sobre los riesgos de quedar rezagada frente a otras potencias.
Una pregunta retórica cierra la nota: "¿Tendrá Gran Bretaña lo necesario?", encapsulando la encrucijada histórica en la que se encuentra el país. La Antártida no solo representa una oportunidad económica para el Reino Unido, sino también un test de liderazgo global en un momento en que los valores del internacionalismo y la cooperación parecen estar en retroceso. La respuesta a esa pregunta definirá no solo el futuro de la presencia británica en el continente helado, sino también su papel en el escenario global del siglo XXI.