MALVINAS Y UNA RESOLUCIÓN SOBRE EL ARCHIPIÉLAGO DE CHAGOS

Difusión Lunes 8 de Abril de 2019

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El pasado 25 de febrero la Corte Internacional de Justicia a requerimiento de la Asamblea General de la ONU emitió una opinión jurídica que sin ser una cuestión de política internacional tendrá inevitablemente incidencias políticas en el mediano plazo y que tendrán incidencia sobre el secular reclamo argentino sobre los archipiélagos atlánticos australes, concretamente MALVINAS. Trataremos de acercarnos a un tema que en su apariencia exótica no está desvinculado de nosotros y sin embargo parece haber tenido poca difusión de parte del actual gobierno argentino.

Fuente: Dr. Carlos Alberto Moreno para DOSSIER GEOPOLÍTICO

El Archipiélago de Chagos forma parte de la antigua colonia británica de Islas MAURICIO y está en el centro del Océano ÍNDICO, independizada en 1968 del Reino Unido. Pero a la que tres años antes este desmembró políticamente de Isla Mauricio autorizando la instalación de una base aeronaval de los EEUU en él. Y que hoy es un enclave denominado DIEGO GARCÍA, el que durante toda la Guerra Fría fue estratégicamente importante y que en los presentes despliegues y arribos de potencias emergentes al Océano Índico ha cobrado una importancia mucho mayor. Es conveniente sopesar las implicancias geopolíticas para entender sus alcances.

Este enclave tiene proyecciones hacia África por el oeste, hacia India, Indonesia y Australia por el noreste. Y hacia el norte hacia el denominado Polígono de los Cinco Mares (Mar Rojo, Mediterráneo Oriental, Mar Negro, Caspio y obviamente el Índico) Este espacio enmarca Cercano Oriente y Asia Central la zona más conflictiva del planeta. Donde inevitablemente se rozan los intereses de casi todas las potencias mundiales, varias de ellas en capacidad nuclear ostensible.

La Corte Internacional decidió por unanimidad casi total de trece miembros a uno que la separación del Archipiélago de CHAGOS de Islas Mauricio carece de legalidad. Siendo responsabilidad del Reino Unido finalizar dicha separación como parte de la descolonización de Islas Mauricio de hace más de cincuenta años, exhortando a todos los Estados a cooperar en ese proceso.

Abordando ahora a la problemática que nos implica, cuál es la reivindicación argentina de Malvinas, que tiene carácter de irrenunciable para el Estado Argentino por mandato constitucional. Conviene recordar que desde 1965 por la resolución de la ONU se exhortó al Reino Unido y a la República Argentina a negociar el tema de la soberanía sobre nuestro archipiélago, ya que el tema de Malvinas debía insertarse en la descolonización de las mismas. Una cuestión que las Naciones Unidas consideran ineludible. Y que el REINO Unido jamás aceptó.

Hay que recordar también que las Naciones Unidas tampoco aceptaban un eventual desmembramiento de los territorios a descolonizar, que es justamente lo que ha ocurrido con Islas Mauricio y el Archipiélago de Chagos por parte del Reino Unido. La República ARGENTINA acompañó el pedido de consulta a la Corte Internacional la que no solo se expresó en tal sentido sino que además recordó su carácter de cumplimiento obligatorio para todos los Estados Miembros.  

Es sabido históricamente que el imperio talasocrático británico construyó su predominio como potencia ultramarina a partir del control en todos los océanos del mundo de enclaves marítimos en pasos centrales o interoceánicos. Y que esa experiencia transferida a tiempos modernos es uno de los aportes más importantes de su participación en la OTAN, volcada no solo al Atlántico Norte sino a todos los mares del mundo. Constituyendo el único caso en el mundo de una alianza militar constituida durante la Guerra Fría para contención de la Unión Soviética y que, desaparecida está, la sobrevivió para actuar de reaseguro armado a los intereses de sus miembros en el lugar del planeta en que fuere necesario.

En resumidas cuentas la púa de su compás, bien afirmada insularmente es el cimiento desde donde se proyecta el otro brazo del mismo, marcando hasta dónde llega su pretendida área de influencia.

Pero este no es el único punto a analizar de la actuación del Reino Unido en el caso del diferendo del Archipiélago de Chagos y la reclamación argentina sobre Malvinas. EN 1965 fuerzas de marinería británica expulsaron ‘manu militari’ de las islas del primero a la población originaria allí existente, para posibilitar la construcción de la base aeronaval norteamericana de DIEGO GARCÍA.

Y en ese mismo año el Reino Unido que desoía la resolución de la ONU de tratar el tema de la descolonización de MALVINAS con la Argentina mantenía a la gran mayoría de la población malvinera residente de ascendencia inglesa con rango de ciudadanos de segunda. Y todos sus problemas debían canalizarse por un organismo por entonces de rango inferior denominado oficina de asuntos coloniales, pero no precisamente por el Foreing Office. Desde 1976 los “kelpers” venían reclamando otro trato infructuosamente, aun con la intercesión de Lord Shackleton|. Pero recién en diciembre de 1982 el gobierno Thatcher les otorgó el rango de ciudadanos de primera a posteriori del conflicto con la Argentina de aquel año.

Es bastante habitual, por parte de algunos Estados, para disimular la apetencia de un interés geopolítico esgrimir razones de humanidad, de salvaguarda de principios jurídicos o de preservación del medio ambiente. Y cuando los acontecimientos se precipitan o se actúa por la fuerza alegando que se está frente a un “hecho consumado”. O se invoca una irreversibilidad que siempre será mucho más difícil o costosa que el dejar las cosas como están.

En el caso del Archipiélago de CHAGOS en el debate en la Asamblea General de la ONU sobre un total más de 170 Estados presentes 94 votaron por el reintegro a Isla Mauricio, a favor del Reino Unido votaron 15 y por la abstención colectiva los restantes miembros presentes. A raíz de ello se resolvió en 2017 la remisión en consulta del caso a la Corte Internacional de La Haya con el resultado antes expuesto, también negativo para el Reino Unido.

En términos legales el caso es de un cumplimiento muy complicado para Inglaterra y por extensión para EEUU. Para concretar la cesión y poder construir la base aeronaval hace más de cincuenta años fue necesario expulsar a la totalidad de la población autóctona, sin importar su nacionalidad. Los expulsados que hoy reclaman su retorno, frente al hecho consumado tienen que hacer valer un derecho para lograrlo. Y estos nuevos “kelpers” no parecen querer optar por otra cosa que no sea lisa y llanamente la vuelta a la heredad de la que fueron desalojados por los ingleses.

Volviendo al inexorable realismo del análisis geopolítico debe observarse  a cada uno de los implicados en este diferendo por ahora jurídico diplomático. Comenzando por los EEUU asentados militarmente en DIEGO GARCÍA. La base allí creada tiene grandes dimensiones incluyendo aeropuerto con una pista de 3500 ms, un embarcadero naval mediano, una red de excavaciones subterráneas secretas de protección antinuclear y un gran número de instalaciones de seguimiento satelital. Un verdadero punto clave de la OTAN en el centro del Índico. Abarcando todo ello la casi totalidad de la superficie insular demográficamente aprovechable del archipiélago de CHAGOS. Superiores en dimensiones a Guantánamo en Cuba y casi igual a Guam y Tinian en las islas Marianas del Océano Pacífico. Es oportuno recordar que estas últimas fueron tomadas a sangre y fuego a Japón durante la IIGM. Y también desde entonces fueron ocupadas en su totalidad geográfica por instalaciones militares. Habiendo migrado por ello la casi totalidad de su población autóctona. Teniendo el privilegio sui generis de haber sido el punto de partida de los primeros ataques nucleares de la historia.

La actual República Mauricio reivindicadora en derecho del Archipiélago de Chagos está físicamente separada del mismo por unas 2000 millas náuticas. Carece de una flota comercial o de guerra y su potencial económico se nutre de la venta de especies como en los tiempos de Vasco Da Gama y actualmente de un incipiente turismo. Es también la más superpoblada de las islas circundantes a Madagascar. Es evidente que su peso político económico es ínfimo, siendo su principal baza tan solo la argumentación jurídica y diplomática.

Difícil situación en una época en que los estados nacionales tienden a ser desvalorizados por los superpoderes agrupados en bloques políticos, económicos y militares en la contienda por el predominio planetario.

Y por otra parte el Océano Índico al presente ha dejado de ser un mar de paso para convertirse en uno de los escenarios de las pujas de supremacía del poder mundial. Durante la GUERRA FRÍA la tensión estaba reducida al Bloque anglosajón y la URSS de entonces. Al presente los actores van desde el mismo bloque anglosajón hasta la emergente República China convertida en potencia naval hasta India e Irán ambas empeñadas en crecer como potencias navales y aéreas.

Hace treinta y siete años el Reino Unido, con el apoyo explícito de los EEUU, fue a la guerra del Atlántico Sur para rescatar a un puñado de “kelpers” que se sentían británicos retenidos por un Estado al que consideraban “agresor”. Hoy un puñado de expulsados originarios de Chagos reclaman en calles de Londres para retornar a su tierra ocupada. No quieren ser británicos, sino vivir en su lugar de origen hoy convertido en una fortaleza. Buen interrogante el que al presente podemos plantearnos desde el Atlántico Sur sobre la situación presente y futura del Océano Índico nosotros los argentinos que vivimos una guerra para conservar una heredad propia ocupada por la fuerza un siglo antes: las ISLAS MALVINAS. 

Fuente: Dr. Carlos Alberto Moreno para DOSSIER GEOPOLÍTICO

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