El Vaticano destapa un nuevo escándalo financiero y toma medidas
Arrestado financiero por irregularidades en la compra de edificio en Londres: los cargos son extorsión, malversación y fraude agravado.
Fuente: ALETEIA
El financiero Gianluigi Torzi, que hizo de intermediario para devolver a la Secretaría de Estado la propiedad de un inmueble en Londres, ha sido arrestado en la tarde del viernes 5 de junio en el Vaticano: los cargos son extorsión, blanqueo de capitales y estafa.
La Oficina del Promotor de Justicia del Tribunal Vaticano después de un largo interrogatorio decidió arrestar al financiero que fue asistido por sus abogados de confianza.
Torzi se encuentra en custodia en las dependencias de la Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano. La medida fue firmada por el Promotor de Justicia Gian Piero Milano, ya conocido en la crónica por llevar adelante el proceso del Vatileaks 2 y del ex-arzobispo Jozef Wosoloski por pedofilia.
Torzi debía asesorar a la Santa Sede en la compraventa de un edificio en Londres, en Sloane Avenue. Transacción que se volvió motivo de perdida económica para el Vaticano. La prensa italiana indica 18 millones de euros, una cifra en parte proveniente del Óbolo de San Pedro, fondo que recoge los donativos de los fieles para las obras de caridad del Papa.
Los acontecimientos relacionados con la compraventa de la propiedad londinense también han involucrado a una red de empresas en las que estaban presentes algunos funcionarios de la Secretaría de Estado.
Torzi está acusado de extorsionar la Santa Sede por 15 millones de euros. Reconstrucciones de la agencia italiana ASKA news, afirman que Torzi no tuvo escrúpulos e hizo sus exigencias pretendiendo llegaran hasta al mismo pontífice y presionó a sus colaboradores más cercanos en la Secretaría de Estado.
La investigación sigue adelante. El imputado está acusado de varios episodios de extorsión, malversación, fraude agravado y auto lavado de dinero, delitos para los cuales la ley vaticana prevé sentencias de hasta doce años de prisión.
La compra del edificio londinense se realizó a través del Fondo Athena Global Opportunities de Rafaele Mincione, los 200 millones de dólares invertidos por la Secretaría de Estado del Vaticano a través de ese fondo también terminaron en inversiones en la Bolsa de Valores.
Torzi habría cobrado unos 15 millones de euros por su labor como intermediario en una operación de unos 177 millones de euros. Toda esta investigación inició debido a que la Secretaria de Estado para pagar el dinero a Torzi pide un desembolso al IOR que la autoridad de control interno consideró ‘inapropiado’ por lo cual se realizó la denuncia a las autoridades judiciales vaticanas.
El broker acusado exigió un pago ‘extra’ que no estaba justificado económicamente por sus servicios. Esto para permitir que la inversión de la Santa Sede fuera una realidad con la transformación del inmueble en apartamentos de lujo.
Como reveló el propio Mincione en una entrevista con Il Corriere della Sera, el único inversor en el fondo es el Vaticano. Aparte del financiero que sólo participó en el palacio de Chelsea, el 55%. Los investigadores tiene la hipótesis de un conflicto de interés por parte de Torzi.
Los abogados de Torzi afirman que se trata de "un gran malentendido” causado por “declaraciones interesadas que pueden haber desviado una correcta interpretación del caso por parte de los investigadores”. Lo comentaron los abogados Ambra Giovene y Marco Franco, representantes del broker detenido.
“No hay duda, de hecho, de que Gianluigi Torzi permitió a la Secretaría de Estado del Vaticano recuperar una prestigiosa propiedad londinense cuyo enorme valor corría el riesgo de perderse y, posteriormente, evitó que la misma tomara caminos poco claros”.
Según los abogados de Torzi, el imputado “nunca tuvo la intención de actuar en contra de los intereses de la Santa Sede y desde el principio de esta indagación, a través de sus defensores, ha mostrado una constante disposición hacia los investigadores para reconstruir los hechos mediante la producción de decenas de documentos, memorias”.
Fuente: ALETEIA