Al comienzo de la charla ella relató su experiencia en Femen, un grupo contestatario feminista con sede central en Ucrania, pero con representaciones en distintos lugares del mundo, como en Brasil. Contó que su paso por esa organización fue traumático, y que por ello revirtió todo su pensamiento y ahora es una de las más conocidas activistas “a favor de las dos vidas” en Sudamérica.

Aclaró que ella está “a favor de los derechos igualitarios de la mujer, de salvar a la mujer que está bajo situación de violencia”. “Somos pro-mujer, pero no feministas. Por ejemplo, la bancada feminista del Congreso Nacional, con Victoria Donda y otras, votaron en contra de la pena de cárcel para los violadores”, expuso para ejemplificar una “contradicción”.

Coordinadora en gobierno de Bolsonaro

Actualmente, dirige una organización para ayudar a las mujeres embarazadas que están en situación de riesgo social, alquilando hogares sustitutos, capacitándolas, subsidiándolas. De hecho, ella es coordinadora de un programa de políticas nacionales para la maternidad, que avala el presidente brasileño, Jair Bolsonaro.

“Durante cinco años estuve involucrada en el movimiento próvida. Mi sueño era hacer de mi cuerpo un instrumento de caridad. Además yo hice un aborto y casi me muero. Es decir que tuve la experiencia en mi propio cuerpo”, relató.

Criticó abiertamente a las manifestaciones feministas: “Las chicas con los torsos desnudos, con pañuelo verde y haciendo escándalo, no salvan a nadie de la violencia”. “El feminismo no salva a ni una mujer, solo usan a las jovencitas”

Es por eso que ella aboga “por más políticos comprometidos con la mujer y no con la ideología”.