LA IGLESIA ES DE JESUCRISTO

REFLEXIONES Domingo 3 de Noviembre de 2019

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En medio de las tempestades que azotan al mundo y en él a la Iglesia de Jesucristo, estimo importante para los que en ella estamos embarcados, volver a aclarar quiénes somos, ante la sutil penetración de miradas ajenas a nuestra esencia.

Autor: Pbro. FERNANDO MARTIN

¿Podemos concebir una Iglesia sin Dios? ¿Es razonable una religión sin Dios? ¿La Iglesia es de Jesucristo o es nuestra? ¿Se puede analizar a la Iglesia con la lógica de las instituciones puramente humanas?

Considero que sin darnos cuenta, hemos hoy vaciado a la Iglesia de su contenido sobrenatural, para mirarla y analizarla como lo haríamos con una nación, o con una organización de naciones, o con una empresa, o con una institución cultural o deportiva.

La Iglesia es una institución ante todo divina, fundada por el Dios hecho hombre, y si bien alberga en ella a seres humanos, lo que también la hace humana, jamás podría equipararse a una institución puramente humana.

Para entenderla en su ser debemos utilizar una lógica teológica, y no ante todo filosófica, o psicológica, o mucho menos sociológica. Términos tales como democratización de la Iglesia, son ante todo ambiguos y sólo entorpecen el análisis.

La razón y la filosofía son importantísimas para entender a Dios, y la democracia como sistema de gobierno es una muy buena propuesta, pero resulta que Dios es mucho más que nuestra razón, y su gobierno del mundo, responde a criterios que nos exceden.

Él es el único omnipotente, y ejerce el poder sobre sus creaturas de modo perfecto, movido por su amor de misericordia, origen de todo lo creado. Por este motivo, nuestro modo limitado de ejercerlo, jamás podría ser el principal criterio para analizar a la Iglesia. iA Él no le queda otra más que estar arriba, y a nosotros abajo, y esto nada tiene que ver con autoritarismo!

Jesucristo fundó su Iglesia hace 2000 años, no para que inventara nada, ni tomara ninguna decisión "creativa", sino para que transmitiera al mundo su mensaje de salvación, y fuera mediadora de la gracia redentora, garantizándole la asistencia de su Espíritu Santo.

Para ello la asentó sobre la jerarquía de la Iglesia, constituida por los apóstoles, que actúan en su persona como cabeza, y a la vez prodigó infinidad de carismas, entre todos los miembros de su cuerpo.

La constitución de la Iglesia incluye al clero, a los fieles laicos, y a los consagrados, y cada uno tiene su lugar de relevancia. El clero está constituido desde el comienzo por varones, que a Él varón lo representan, porque así lo dispuso, y tanto laicos como consagrados, pueden ser varones o mujeres.

Los criterios de igualdad y de diversidad que el cristianismo considera, son los enraizados en la naturaleza humana, y en las decisiones de Jesucristo, no en coyunturas culturales. Todos somos iguales en dignidad, pero diversos en nuestra naturaleza femenina y masculina, y en nuestra misión particular. Por ejemplo la conducción pastoral está reservada a los obispos y a sus colaboradores inmediatos, que son los sacerdotes.

¿Es esto discriminatorio para con los laicos o para con las mujeres? Si fuéramos iguales en todo sí, pero resulta que la diversidad es una riqueza, y que lo más importante en la Iglesia no es lo que el hombre hace o decide, sino lo que Dios obra a través de ellos.

Los laicos, mujeres o varones, viven en el vasto mar del mundo, en el que son absolutamente responsables de importantísimas decisiones que toman para conducirlo todo a Dios, por ejemplo hacia adentro de sus familias o en el mundo de la educación.

La riqueza femenina brilla en la Iglesia desde el comienzo a través de María, madre del redentor, y hasta el día dé' hoy por medio de multitud de mujeres que desde su genio femenino la vienen enriqueciendo de infinitas maneras, también hacia adentro, en la vida cotidiana de nuestras comunidades eclesiales.

Los buenos pastores se dejan aconsejar por laicos mujeres y varones, y permiten que su criterio enriquezca la toma de decisiones que por mandato de Jesucristo recae sobre sus espaldas. [Gracias Señor por el designio maravilloso de nuestra madre la Iglesia!

Dada la complejidad de la cuestión, seguiremos analizando el presente de la Iglesia en futuras reflexiones.

 

Autor: Pbro. FERNANDO MARTIN

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