Sufrir por la verdad
Deseo hoy seguir invitándolos a tomar consciencia de la grave situación social y cultural que nos aqueja. No debemos caer en la lógica del hecho consumado, es decir de aceptar lo que se dice porque se dice, o porque lo dice la mayoría, o porque lo dicen las autoridades nacionales o internacionales, muchas de ellas ideologizadas, algunas ignorantes, otras motivados por intereses egoístas, o finalmente porque lo dicen los MCS dominantes, todos ellos financiados por grandes capitales, a quienes poco les interesa la verdad de los hechos.
Autor: Pbro. FERNANDO MARTIN
Es urgente restablecer la credibilidad de los principales referentes de la sociedad, para poder salir de la presente encrucijada. Casi todo se basa en ello. Un pueblo que confía en la idoneidad y sinceridad de sus líderes es capaz de acatar pacíficamente las normas por ellos dictadas.
Es un pseudo problema pretender resolver una situación adversa desde presupuestos falsos o poco claros. Muy poco es verdad sobre lo que se nos narra sobre la pandemia.
Lo último que debemos hacer es subestimar a la gente. Con nuestras limitaciones, todos entendemos que debemos cuidarnos y cuidar al otro. Ante los desafíos sanitarios concretos, no se debe intimidar a las personas con multas o haciendo de cada conciudadano un policía de control. Se debe ante todo ser claro en los argumentos, las consignas, y las intenciones subyacentes.
Si hablábamos en los últimos mensajes de aprovechar la coyuntura para obtener los frutos del sufrimiento asumido, y ser así purificados por él, como nos enseña el Misterio Pascual de Jesucristo, es hoy la hora para sufrir por la verdad. Para desenmascarar a quienes nos manipulan con información falsa o parcial, por el solo hecho de que tienen el poder para hacerlo. Desde los principales estamentos del poder público, se sigue infundiendo pánico en la población, fenómeno que paraliza todo legítimo esfuerzo por luchar por la vida.
No es verdad que se está cuidando la vida de las personas. La cuarentena interminable como metodología de lucha contra la presente emergencia sanitaria no es adecuada. La violencia creciente, la falta de clases escolares con las consecuentes secuelas para la vida de millones de niños y adolescentes, la estrepitosa caída del empleo y de la actividad comercial, la soledad de los adultos mayores y ancianos, las diversas afecciones y numerosas muertes por no atender pacientes a tiempo, entre muchos otros fenómenos, constituye la mejor prueba.
Se miente sistemáticamente a los pobres, débiles y sufrientes, y a los ingenuos que todavía le creen a quienes pierden día a día credibilidad.
La mejor prueba es la vileza de proponer agendas improcedentes que encierran intereses personales o corporativos, que jamás se deberían impulsar, mucho menos en un tiempo en que las personas están seriamente limitadas para manifestarse y defenderse. Me refiero a cambios en la justicia, a la ley del aborto, a los intentos de apoderarse de empresas privadas, a la liberación de presos, a leyes relacionadas con la educación, la salud pública, o la seguridad de los ciudadanos…
Necesitamos personas con consciencia recta, libres para decir la verdad. Hoy los invito a ver y escuchar en su totalidad un video llamado Médicos por la verdad (https://youtu.be/dNldmrxHep8), que desnuda valientemente las falsedades que se están presentando sobre temas tales como: origen del virus, su funcionamiento y peligrosidad, los tests para detectarlo, la pertinencia de la cuarentena como metodología, la importancia de las autopsias, la toxicidad como elemento interviniente, el modo de inmunizarse ante infecciones, la “esperada” vacuna, etc. A la vez indican el modo de hallar soluciones a través de tratamientos y medicamentos eficaces.
Junto a la fundada esperanza en la asistencia divina, en lo que a nosotros respecta, la única y verdadera esperanza de superar el momento actual se halla en el actuar acertado, en la búsqueda sincera del bien obrar aunque con posibles errores. Es tarea de todos, empezando por los especialistas, siguiendo por quienes gobiernan, y en definitiva ejercitada por la totalidad de los ciudadanos.
Para ganar hay que luchar. No podemos acatar las medidas con sumisión obsecuente. Abdicar en la contienda es declararse derrotado de antemano. A este paso los padecimientos de la gran mayoría se incrementan día a día.
También les propongo un video (https://www.youtube.com/watch?v=SllRRljN4II) de un joven investigador argentino, que no conozco, pero cuya información valoro. Ustedes vean y analicen su contenido. No quiere decir que estemos de acuerdo con todo. Aprendamos a hacer un análisis crítico del fruto de su investigación, que mucho tiene que ver con la situación sanitaria en nuestro país.
Lo que hoy les planteo no es para inquietarlos, sino para volver una vez más sobre el criterio de que sólo la verdad edifica. Los riesgos de hipotecar el futuro de las próximas generaciones son muy grandes. Ellos nos lo reclamarán. En casa de brazos cruzados nada aportaremos a la causa.
El ejemplo de los médicos que se unen para hacer oír sus voces, debe incentivarnos a todos a unirnos para expresar la verdadde las dudas que tenemos, de los temores que nos acechan, de las injusticias que padecemos. No debemos esperar a que las cosas lleguen al límite de lo incontenible.
La metodología de las mesas de diálogo, de los paneles, de las entrevistas de prensa, etc. resulta indispensable. Pero debemos ser clarosy valientes. La verdad se explica con argumentos razonables. No es cuestión de hacer “relatos” carentes de argumentación fundada.
Todos, cada uno a su medida, debe investigar y llegar a sus propias conclusiones. Debemos despertar del hechizo en que estamos sumidos. Es ridículo seguir caminando con los rostros tapados, escuchado que los políticos se pelean entre ellos y echan la culpa de lo que pasa a la “inconducta” de los ciudadanos, muchos de los cuales no pueden siquiera llevar el pan a la mesa de sus hogares.
Se trata de sufrir por la verdad, expresándola con claridad. No queremos generar violencia. La violencia la genera sutilmente la falsedad o la falta de claridad, que produce un vacío de tal magnitud, que en la desesperación por encontrar una salida se equivoca el camino, produciendo así mucho más dolor que el que de por sí produce el problema inicial, en este caso la crisis sanitaria que nos afecta.
¡María Santísima, Casa de oro, nos marque el camino, y que Dios los bendiga!
Autor: Pbro. FERNANDO MARTIN