Y yo, ¿qué puedo hacer para la Jornada Mundial de los Pobres?
La Jornada Mundial de los Pobres debe ser un despertador para cada uno de nosotros.
Autor: ALETEIA
La Jornada Mundial de los Pobres se celebra este domingo 13 de noviembre. Una manera para que todos nos hagamos la pregunta de qué podemos hacer por cualquiera que esté aislado, desposeído o excluido de la sociedad
El domingo 13 de noviembre es la Jornada Mundial de los Pobres. En Roma, el Papa debe celebrar una misa y almorzará con 1.300 pobres. Pero el evento no se realizará solo en la capital italiana ya que cada parroquia en todo el mundo está invitada a vivir este día especial con los más pobres. Una iniciativa fuertemente impulsada por Fratello, la asociación francesa formada por laicos que ayudan a personas en situaciones precarias y excluidas.
Aquí hay varias ideas concretas para darles nuestro tiempo durante este día dedicado a ellos, y más allá durante el resto del año.
1INVITAR A PERSONAS SOLAS A ALMORZAR DESPUÉS DE MISA.
Una vez terminada la misa dominical, la plaza de la iglesia suele llenarse a toda velocidad para intercambiar lo que algunos llamarán noticias, otros más irónicamente mundanalidad.
También podrías aprovechar este momento que, en ambos casos, sigue siendo de convivencia, para invitar a personas solteras a venir y compartir una comida en casa.
2ORGANIZA UN MOMENTO FESTIVO.
Lanzar una invitación más general y abierta a todos puede ser una excelente manera de acoger a las personas que están solas y necesitadas.
Esto puede suceder, por ejemplo, organizando un picnic, un café o incluso un aperitivo después de la misa: después de todo, en algunos países el aperitivo es sagrado…
3LLAMAR A UNA PERSONA EN DIFICULTAD, AISLADA O ENFERMA.
WhatsApp, Twitter, Instagram, Facebook, Tiktok para los más pequeños… La rueda de las redes sociales suele abrirse a primera hora del día.
Mal utilizados, como suele ser el caso, estos pequeños íconos en nuestros teléfonos nos encierran y nos alejan de la realidad del contacto humano.
Eliminemos las notificaciones de nuestras aplicaciones por un día para tomarnos el tiempo de presionar el botón «llamar». Ya sea a tu abuela que vive sola, a un vecino anciano o a alguien que está enfermo, es posible tomarse unos minutos -u horas, si tu vecino es hablador- para comunicarse usando este don maravilloso que nos ha dado Dios: la palabra.
4ROGAR AL SEÑOR QUE NOS DÉ UN CORAZÓN POBRE.
«Bienaventurados los pobres de corazón», dicen las Bienaventuranzas.
Para ayudar a los pobres, ¿acaso es necesario empobrecerse un poco? No se trata de despojarse ante los hombres, sino de despojarse ante el Señor.
Es una manera de «mantener el corazón libre para Dios», como decía San Juan de la Cruz.
En este sentido, podemos tomar el ejemplo de los laicos del Carmelo. Para obtener esta pobreza de corazón, varias cosas son posibles, según esta comunidad.
Ser conscientes ante todo de las gracias que Dios ya nos ha concedido y agradecerle todo lo que ya tenemos en nuestra vida. Entonces acepta las privaciones que soportamos y que no son culpa nuestra y míralas como otra forma de hacer nuestro camino hacia Cristo.
Finalmente, practica el desapego de las cosas de este mundo, cosas materiales, «vanidades de vanidades».
Se pueden hacer pequeños esfuerzos concretos: donar a una asociación en lugar de comprar tal o cual prenda o equipo este mes, haciéndonos la pregunta de qué es lo que realmente necesitamos y distinguiéndolo de la envidia… Es empobreciéndonos un poco como lograremos ponernos al servicio de los que son más pobres que nosotros.
Autor: ALETEIA